Diversidad
Todas las cadenas son la Cadena y todos los programas son el Programa

La estandarizaci¨®n, en algunos sectores, se produce cuando todos se quieren parecer al que tiene ¨¦xito. La mayor¨ªa de los programas de televisi¨®n, por ejemplo, se podr¨ªan emitir, indistintamente, en cualquier cadena. No son marca de la casa, sino mera repetici¨®n ag¨®nica de lo preexistente. Significa que las emisoras se reconocen ¨²nicamente por su logo, que viene a ser como si las novelas solo se diferenciaran por su t¨ªtulo. En la lucha por imitar el producto de ¨¦xito de la competencia, la programaci¨®n deviene en una masa informe entre cuyos pliegues resulta dif¨ªcil encontrar algo ins¨®lito. A mayor cantidad de canales, menos diversidad. De ah¨ª la experiencia, conocida por todos, de esa tarde de s¨¢bado en la que se recurre a la tele para evitar el suicidio y, tras recorrer todas las emisoras sin hallar nada de inter¨¦s, ni siquiera le quedan a uno fuerzas para volarse la cabeza. De hecho ya se la ha volado al dispararse en la sien con el mando a distancia.
El apelmazamiento. Todo se apelmaza. La globalizaci¨®n, que homologa cuanto toca, hace imposible el alumbramiento de una idea extraordinaria. La originalidad produce miedo econ¨®mico. ?Y si no funciona? El apelmazamiento proporciona beneficios innumerables al sistema, pues crea gente apelmazada. Los espa?oles consumimos cuatro horas diarias de tele, lo que supone un lavado de cerebro colectivo que ni en Corea del Norte, aunque con vaselina. No importa la cadena que veas ni el programa que selecciones. Todas las cadenas son la Cadena y todos los programas son el Programa. Monote¨ªsmo en vena. No hay escapatoria, no hay marcha atr¨¢s. Hemos ca¨ªdo en una red tejida con los hilos de acero del pensamiento est¨¢ndar, donde ya no se concibe otro gusto que el establecido.
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