La memoria
Nada muere del todo mientras no se olvida.
La mayor sequ¨ªa desde hace a?os ha vuelto a vaciar los pantanos espa?oles devolviendo a la luz los paisajes sumergidos y con ellos las ruinas de los pueblos que sucumbieron al agua, en teor¨ªa para siempre. Sus im¨¢genes pueblan desde hace semanas peri¨®dicos y televisiones, que repiten los t¨®picos de siempre: paisajes lunares, fantasmas de piedra, im¨¢genes de vecinos que regresan a sus lugares de origen para reconocer sus casas y recordar su pasado mientras que de fondo suenan las quejas de una sociedad ajena a sus emociones que lo que reclama es agua al precio que sea. La memoria de aqu¨¦llos le importa poco, como no sea como pintoresquismo.
Y, sin embargo, para quienes la tenemos en parte debajo de los pantanos esa memoria es la principal ya que es la m¨¢s persistente, sin duda por estar perdida. Y cuando la recuperamos nos duele todav¨ªa m¨¢s. Nada muere del todo mientras no se olvida y el regreso a la luz de las cosas perdidas, como el de las personas, hace que la memoria se agrande y escueza como estos d¨ªas a todas esas personas que los peri¨®dicos y las televisiones nos muestran vagando por los pantanos resecos o contempl¨¢ndolos desde las carreteras como supervivientes de una batalla cuyos despojos siguen ah¨ª, si bien que carcomidos por la erosi¨®n. Dicen que la memoria es el ¨²nico lugar del que no podemos ser expulsados, pero para las personas que lo fueron de sus lugares de residencia por un pantano no hay diferencia entre unos y otra. En eso les pasa como a los r¨ªos, que, como tambi¨¦n puede verse estos d¨ªas, despu¨¦s de d¨¦cadas embalsados artificialmente vuelven a discurrir por donde siempre lo hicieron, fieles al cauce que conformaron durante siglos y a los puentes que contin¨²an en pie despu¨¦s de a?os sumergidos.
Recordar es f¨¢cil si se tiene memoria, olvidar es dif¨ªcil si se tiene coraz¨®n, escribi¨® el novelista Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, y eso es lo que les sucede a todas esas personas cuyas vidas quedaron truncadas de golpe por un pantano como les pas¨® a los r¨ªos: que tienen coraz¨®n y no pueden olvidar. A algunos parece que eso les molesta, quiz¨¢ porque su ambici¨®n les hace sentir culpables. Otros asisten a su regreso al pasado con indiferencia, como si el espect¨¢culo de la destrucci¨®n no fuera con ellos. Unos y otros, en cualquier caso, comparten con los primeros la atracci¨®n por ese inframundo que aflora de cuando en cuando para nuestra sorpresa y que les hace mirarlo con curiosidad morbosa, sabedores de que su memoria es tambi¨¦n un pantano lleno de lodo y ruinas, un campo de batalla erosionado por el correr del tiempo y la desolaci¨®n.
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