Permanecer unidos en la era de la posverdad
No hace falta llegar hasta Kiev para encontrar mentiras que pretenden decantar la opini¨®n p¨²blica hacia una determinada intencionalidad pol¨ªtica
La seguridad europea est¨¢ hoy amenazada por tres factores: el terrorismo, la presi¨®n migratoria y las t¨¦cnicas de guerra h¨ªbrida que Rusia practica en Ucrania y con las que tambi¨¦n intenta desestabilizar nuestra democracia comunitaria.
Por haberles golpeado con dureza, acabar con el terrorismo es prioridad para pa¨ªses como Francia, Reino Unido, B¨¦lgica y Alemania. Para los pa¨ªses fronterizos, por su parte, la prioridad es defender las l¨ªneas donde comienza nuestro espacio de libertad. Hablamos de Letonia, Lituania o Estonia. Espa?a, al ser tanto objetivo yihadista como frontera comunitaria, comparte ambas prioridades. Digno de menci¨®n es el trabajo de nuestras fuerzas de seguridad y autoridades locales en Ceuta y Melilla, como tambi¨¦n lo es el que realizan los espa?oles responsables de coordinar la lucha antiterrorista a nivel europeo o los destacamentos militares que protegen la integridad territorial de nuestros hermanos b¨¢lticos.
Porque la Uni¨®n Europea es m¨¢s que un conglomerado de pa¨ªses alineados siguiendo los ejes Sur y Norte -tan acentuado por la crisis econ¨®mica- o Este y Oeste -de nuevo visible por el repliegue de pa¨ªses como Polonia-. La Uni¨®n Europea, como dijo el presidente Juncker en su discurso del 13 de septiembre, siempre fue una cuesti¨®n de valores. Y hoy, m¨¢s que nunca, aspira a ser una verdadera Uni¨®n de Libertad.
Libertad que, en los tiempos que corren, necesita de la seguridad para ser real. De una seguridad que ha de estar garantizada en toda la Uni¨®n, desde Vilnius hasta Barcelona. No en vano cinco de nuestros F-18 y 128 militares del Ej¨¦rcito del Aire han estado monitorizando, desde los cielos del B¨¢ltico, las maniobras de (?m¨¢s de?) 13.000 soldados rusos y bielorrusos.
As¨ª, el compromiso para forjar una verdadera Uni¨®n Europea de Defensa que proteja a 500 millones de ciudadanos va tomando forma. Pero somos conscientes de que el envite militar que soporta estos d¨ªas nuestro flanco septentrional no solo se compone de piezas de artiller¨ªa. Siguiendo la doctrina Guer¨¢simov, Rusia ha construido su amenaza sobre una red de elementos h¨ªbridos que ha adquirido una potencia asombrosa gracias a las nuevas tecnolog¨ªas. Asombrosa hasta el punto de que la desinformaci¨®n, como t¨¢ctica de injerencia pol¨ªtica, es el arma no militar que mejor sirve a los ¨¢nimos expansionistas de Vladimir Putin. As¨ª llevamos m¨¢s de tres a?os vi¨¦ndolo, por desgracia, en Ucrania. Y lo hemos visto tambi¨¦n en sus intentos de influir en el resultado de las elecciones de Holanda y Francia.
El enfoque h¨ªbrido que emplea Rusia, a caballo entre la propaganda y los tanques que ensayan a las puertas de la Uni¨®n, consiste en intentar explotar nuestras vulnerabilidades por todas las v¨ªas posibles. Primero, librando una guerra informativa en la que la falsedad es su mejor arma. Cuando el Secretario General de la OTAN dijo que no quer¨ªamos una confrontaci¨®n, la televisi¨®n estatal rusa tradujo, literalmente, que la OTAN estaba preparando una guerra contra Rusia. Y este es solo uno de los 1.517 casos de desinformaci¨®n que el equipo East Stratcom, dependiente del Servicio de Acci¨®n Exterior de la Comisi¨®n Europea, identific¨® el pasado a?o.
Pero el problema no son solo los medios directamente vinculados al Kremlin, como Sputnik o RT. El fen¨®meno a¨²n m¨¢s dif¨ªcil de desactivar es la red de cibernautas que se ocupa de que el mensaje oficial llegue a un p¨²blico mucho mayor que el ruso... y que, haci¨¦ndose pasar por fuentes independientes, busca legitimar lo que es mero infundio.
Ante el grado de especializaci¨®n que han alcanzado los propagandistas, modulando el mensaje seg¨²n la fortaleza institucional y la exposici¨®n a Rusia que tiene cada uno de sus blancos, de poco sirve afanarse en dise?ar una respuesta ¨²nica. Sin embargo, s¨ª existe una meta com¨²n que todos los europeos podemos abrazar para minar la amenaza rusa: aumentar la resiliencia de nuestra Uni¨®n.
El concepto de resiliencia alude a la capacidad de hacer frente a las dificultades. Y en sociedades expuestas a bombardeos propagand¨ªsticos, es un activo clave. Por ejemplo, a la hora de poner coto a las llamadas noticias falsas. En este sentido, nuestra meta en el medio y largo plazo bien podr¨ªa ser mejorar los niveles ciudadanos de alfabetizaci¨®n medi¨¢tica, capacidad que permite a una persona identificar qu¨¦ informaci¨®n es veraz y cu¨¢l, por el contrario, solo intenta manipular. Apostar por este tipo de capacitaci¨®n social ayudar¨ªa a desposeer de toda legitimidad a la propaganda y, por tanto, ser¨ªa invertir en calidad democr¨¢tica.
Pero no hace falta llevar la lupa hasta Kiev para encontrar mentiras que, revestidas de verdad, pretenden decantar la opini¨®n p¨²blica hacia una determinada intencionalidad pol¨ªtica. Lo estamos experimentando, por desgracia, en Catalu?a, donde los l¨ªderes del proc¨¦s se valen de las m¨¢s deshonrosas t¨¦cnicas de la tradici¨®n postfactual para legitimar su desventura. La manipulaci¨®n de la narrativa es, sin duda, su mayor aliado fuera de nuestras fronteras. Y el peor enemigo de las garant¨ªas democr¨¢ticas dentro de ellas.
De la misma manera que los objetivos de la propaganda rusa pasan por debilitar a la Uni¨®n Europea y a la OTAN, as¨ª como por distanciar a Europa y Estados Unidos, la propaganda secesionista pretende debilitar a las instituciones espa?olas -empezando por el propio Parlament catal¨¢n- y, adem¨¢s, distanciar a Espa?a del resto de Europa.
Revistiendo de antidemocr¨¢tico lo que es leg¨ªtimo (el cumplimiento de la Constituci¨®n) y presentando como leg¨ªtimo lo que es antidemocr¨¢tico (una consulta que no quiere conocer la opini¨®n de la ciudadan¨ªa, sino reafirmar el pensamiento ¨²nico del separatismo), las estrategias propagand¨ªsticas abrazan, de la misma manera que lo hace el Kremlin, un juego de vulnerabilidades que solo busca dividirnos.
Y es precisamente por esta raz¨®n que, ya hablemos de la seguridad de Europa o de la integridad territorial de Espa?a, en la era de la posverdad el gran reto es permanecer unidos. Unidos como lo estamos cuando protegemos las fronteras del B¨¢ltico o cuando pinchamos en el bot¨®n de ¡°denunciar¡± al detectar noticias falsas en la red.
Unidos, como debemos estar tambi¨¦n en Espa?a. Ciudadan¨ªa, Gobierno y clase pol¨ªtica, forjando un frente com¨²n contra la mentira de la antidemocracia secesionista y en defensa de nuestra democracia constitucional, que es la ¨²nica verdad que garantiza nuestras libertades y protege los derechos de todos. Los derechos, incluso, de los independentistas a tergiversar esta realidad.
Ram¨®n Luis Valc¨¢rcel es vicepresidente del Parlamento Europeo y eurodiputado del PP.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.