Izquierda, burgues¨ªa, naci¨®n
Es improbable que en solo una semana la izquierda logre resolver algo que no ha podido congeniar en a?os
Cuenta Shlomo Ben-Ami en su Cirujano de hierro c¨®mo la burgues¨ªa regionalista catalana no tuvo problema en apoyar el golpe de Miguel Primo de Rivera, precisamente por su promesa de recuperar el orden ante el auge del sindicalismo revolucionario en la Catalu?a de principios de siglo. Sin irnos a tal extremo, hace solo seis a?os los diputados de la entonces Converg¨¨ncia estaban llegando al Parlament en helic¨®ptero, escoltados por en las mismas fuerzas del orden de las que ahora abjuran.
Hoy, sin embargo, es el partido nacionalista burgu¨¦s por excelencia el que exige a la izquierda lealtad: le exige, de hecho, que escoja entre ellos y el centro y la derecha espa?ola. Un juego al que tambi¨¦n saben jugar estos ¨²ltimos, por supuesto.
El proceso independentista no es una insurrecci¨®n, ni un espacio de construcci¨®n contra el poder. Es, de hecho, una de las mayores expresiones de imposici¨®n de una mayor¨ªa institucional que se han conocido en Espa?a. Hecha desde el poder, y destinada a mantenerse en ¨¦l. Pero en el otro lado, la defensa del Estado de derecho por parte del PP y de Ciudadanos tampoco es pura e inocente, por m¨¢s que pueda considerarse necesaria o inevitable.
La izquierda espa?ola queda as¨ª atrapada en dos im¨¢genes: la de la Guardia Civil alzando urnas, y la de medio pueblo apoyando a su ¨¦lite contra el otro medio, y contra su propia ley. Quienes las agitan pretenden que sean una versi¨®n extrema y gr¨¢fica del dilema al que lleva d¨¦cadas enfrent¨¢ndose: la imposibilidad de conjugar bandera y revoluci¨®n, naci¨®n y redistribuci¨®n, derechos culturales y derechos de clase.
Es improbable que en solo una semana la izquierda logre resolver algo que no ha podido congeniar en a?os. Pero quiz¨¢s intentarlo es caer precisamente en la trampa que le tiende la derecha. Entonces, puede examinar ambas im¨¢genes, estimar en qu¨¦ medida suponen un espejismo de lo que pretenden representar (ambas, o una de ellas), y al menos tratar de no caer. Recordando que, al final, el objetivo no es escoger entre derechas, sino decidir qu¨¦ camino asegura m¨¢s y mejor la redistribuci¨®n, la libertad y los derechos de todas las minor¨ªas. @jorgegalindo
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