Estar ¡®depre¡¯

Estar depre es el estado de ¨¢nimo los lunes o tras las vacaciones. O cuando no te cabe un pantal¨®n un lunes tras las vacaciones. Es invocar a que llegue ya el viernes por la tarde, por dios. Una frivolidad del lenguaje cotidiano, sin maldad, para cacarear que ser¨ªa mejor andar con la cabeza en otros follones y no, pongamos, un lunes de vuelta a la oficina con el pantal¨®n que aprieta. Una pijada.

Tener un trastorno de depresi¨®n, en cambio, es una putada. Altera no los lunes, las vacaciones o los pantalones, sino la vida entera. Incluso se come las ganas de vivir y, en casos extremos, puede llevar a la muerte.

La depresi¨®n se asocia con ganas de nada y fronteras que empiezan y acaban en la cama. Puede ser o no ser el caso porque tiene mil caras. Por eso la viuda de Chester Bennington ¡ªel cantante de Linkin Park se quit¨® la vida hace tres meses¡ª ha difundido un v¨ªdeo en el que se le ve riendo con la familia 36 horas antes de su muerte.

La depresi¨®n se trata, pero hay que pedir ayuda y visibilizarla. La lista de personajes p¨²blicos que dan la cara no deja de crecer. Falta a¨²n despojarla de estigmas, como JK Rowling callando la boca a alguien que repet¨ªa aquello de "si est¨¢s deprimido, te animas". Y hay que demandar m¨¢s recursos para su diagn¨®stico y atenci¨®n en la Sanidad P¨²blica.

Por eso tambi¨¦n hay que hablar de la depresi¨®n as¨ª, con todas sus letras.