Cocina ciudadana
Varios cocineros de la Ciudad de M¨¦xico se organizan para llevar comida a las zonas m¨¢s afectadas por el terremoto
¡°Me acaban de confirma que han sacado 400 personas de esta direcci¨®n y necesitan 400 comidas, a entregar cuando se pueda en el Centro de Salud¡ si alguien puede dar algo, me avisa¡¡±, ¡°Me acaban de avisar que llegaron ocho rescatistas m¨¢s ?podr¨¢n salir 20?¡±, ¡°?Tendr¨¢s hora aproximada para ir avisando?¡±, ¡°aunque sea cena¡±. ¡°En ?lvaro Obreg¨®n solicitan cena para 100 personas. Me especifican que no pan, no tortas, no s¨¢ndwiches, que si pudieran frijoles negros caldosos ser¨ªa lo m¨¢ximo¡±, ¡°podemos tacos, arroz, frijol y c¨¢rnicos, dame dos y confirmo¡±, ¡°yo tengo tamales de frijol¡±¡ ¡°me dicen que tanto tamales de¡ como tortas de¡ son muy bien recibidos. Si de favor se puede a las ocho de la tarde van directo al equipo de rescate. Mando contacto directo y audio con indicaciones¡¡±. Son algunos fragmentos sueltos extra¨ªdos del chat que comparte un grupo de cocineros de Ciudad de M¨¦xico desde el mismo d¨ªa del terremoto. Y s¨®lo es uno de los muchos grupos que se formaron en la ciudad para coordinar y concentrar las aportaciones de los profesionales y los restaurantes locales. Me llegan retazos de algunos y todos se manejan en t¨¦rminos parecidos. Cambian los nombres de las calles, los detalles sobre el contenido del men¨² y los nombres de los restaurantes o los profesionales que los preparan, los financian y los canalizan, pero la idea es la misma: cuando la ciudad se estremece hay que respirar hondo y empujar con lo que se pueda.
No encontrar¨¢ noticias de estos di¨¢logos en las redes sociales o en los reportajes publicados en los diarios. Lo m¨¢ximo un comentario suelto o una petici¨®n de apoyo lanzados en Twitter, o un simple cartel colgado ante alg¨²n restaurante, como el instalado en la puerta de Lorea, un establecimiento recientemente abierto en la maltrecha colonia Roma, que invita a rescatistas y voluntarios a pasar al local para descansar y comer algo. O la birria ¡ªcaldo caliente de res¡ª y la sopa azteca ¡ªtortillas, pollo y jitomate¡ª que ha estado repartiendo El Puntal del Norte a los rescatistas que trabajaban junto a la Torre de Castilla, o los exitosos Biko y Quintonil, ambos en Polanco, transformados en centros de acopio de v¨ªveres y otros productos ¡ªdesde el Facebook de Quintonil se ped¨ªan lonas, cobijas, ropa calentita y despensa¡ª que se canalizaban hacia Morelos, o Mao Montiel, el chocolatero que perdi¨® su taller principal en un edificio derrumbado en la calle Laredo y se sum¨® a los c¨ªrculos de apoyo desde sus otras instalaciones... Las historias se repiten y son interminables. Ah¨ª est¨¢ Amaya, organizando colectas y enviando comidas en respuesta a las peticiones que canalizaban los chats de ayuda, mientras Merotoro, su restaurante hermano, uno de los locales m¨¢s emblem¨¢ticos de la devastada calle ?msterdam, permanece cerrado. Fonda Fina, otro vecino de la colonia Roma, ha proporcionado comida a rescatistas desde el mismo momento que se recuperaron del quiebre del terremoto.
La cocina mexicana est¨¢ demostrando su cara m¨¢s saludable sin distingos entre alta cocina y negocios populares; pocos han quedado al margen. Muchos los hacen en silencio, sin buscar el reconocimiento p¨²blico, mientras otros aprovechan el nombre y la proyecci¨®n de sus restaurantes para recaudar y canalizar fondos a trav¨¦s de comidas y actos solidarios. Sucede tanto en Ciudad de M¨¦xico como lejos de all¨ª. Puede ser en Copenhague, donde el restaurante Noma Under de Bridge organiz¨® el pasado martes una cena recaudatoria, compartida con otros restaurantes locales, a favor de la Cruz Roja Mexicana. O la que se celebr¨® el ¨²ltimo lunes en Nueva York, con el comedor de Cosme como escenario y el equipo de Enrique Olvera en el papel protagonista. Los actos y las comidas recaudatorias se multiplican. Agrupaciones de cocineros como el Colectivo Pipope, en Puebla, grupos profesionales de Quer¨¦taro o restaurantes aislados de la propia Ciudad de M¨¦xico, como Kaye, organizan y convocan comidas y actos recaudatorios.
Tampoco faltaron quienes convirtieron la solidaridad en un arma de doble filo ¡ªayuda econ¨®mica o material a cambio de publicidad¡ª que est¨¢ siendo muy cuestionada. Pusieron agentes de prensa, relaciones p¨²blicas o especialistas en manejo de redes sociales a cargo de la caja registradora o el caj¨®n de las donaciones y todo quedaba convenientemente anunciado.
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