Sucesiones, una especie fiscal en riesgo de extinci¨®n

PP y Ciudadanos act¨²an como plaga de langosta para la estructura fiscal del Estado. All¨¢ por donde pasan destruyen vegetaci¨®n tributaria con la eficacia de un defoliante qu¨ªmico; donde encuentran un impuesto directo, lo apalean hasta dejarlo en coma. El PP se ha manejado siempre con el ideograma Donde mejor est¨¢ el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos, una simpleza precocinada por los desvar¨ªos de Reagan y Thatcher con la curva de Laffer y el delirante recuelo aguirrista. Ciudadanos rabia de liberalismo preindustrial: cuantos menos impuestos, menos Estado y pena porque ¡°los espa?oles han sufrido mucho con la crisis¡±. Hay que bajar los impuestos con independencia de cuales sean las necesidades del Estado (seguridad, protecci¨®n social, costes de la crisis, situaci¨®n relativa con la imposici¨®n europea) y de la absoluta indefensi¨®n del Estado para responder a los da?os de la recesi¨®n. Como sucedi¨® en 2008.

Como muestra, esto es lo que acaba de suceder en Andaluc¨ªa. Ciudadanos, entrando al bulto con la obsesi¨®n antifiscal, utiliz¨® su acuerdo parlamentario para forzar un cambio en el impuesto de sucesiones. Si hasta ahora la reducci¨®n para no pagar el impuesto era de 250.000 (limitando la tributaci¨®n hasta 350.000), el texto salido de la extrusi¨®n de Ciudadanos eleva la reducci¨®n a un mill¨®n por cada heredero directo. En adelante, sucesiones figurar¨¢ en la lista de especies fiscales en extinci¨®n en Andaluc¨ªa; porque si se tiene en cuenta que en ese ¨¢mbito auton¨®mico apenas un 0,4% de los declarantes admite disponer de patrimonio, ser¨¢ una aut¨¦ntica rareza encontrar legados que superen el mill¨®n de euros por heredero. Como toda reducci¨®n fiscal, la nueva norma favorecer¨¢ a las rentas m¨¢s altas sin beneficiar a las m¨¢s bajas (ya suficientemente atendidas con un l¨ªmite exento de 250.000 euros por heredero).

La Comisi¨®n de Expertos para la Reforma de la Financiaci¨®n Auton¨®mica desaconsej¨® acendradamente que se suprimiera (estamos ante una supresi¨®n de facto) el impuesto de sucesiones; y advirti¨®, muy sensatamente, de que, en caso de suprimir alguno de los tributos, se planeara con detalle c¨®mo iban a sustituirse los impuestos suprimidos. ?O es que acaso Andaluc¨ªa no echar¨¢ en falta el dinero que deja de recaudar (casi 100 millones)? Pero las exigencias paranoicas de la aniquilaci¨®n tributaria, tanto m¨¢s firmes cuanto m¨¢s cerriles y delirantes son, operan siempre en el vac¨ªo. Ni tienen en cuenta las necesidades del Estado (o del Gobierno aut¨®nomo) ni atienden a razones elementales, como la de que lo que se deja de percibir hay que ingresarlo por otras v¨ªas.

A la insistente reclamaci¨®n de que la sociedad espa?ola necesita una reforma fiscal (y no recortes arbitrarios pensados para ganar votos o colgarse medallas de liberalismo redentor), habr¨ªa que a?adir un cambio legal urgente: que no se apruebe un solo recorte impositivo sin adjuntar un informe de c¨®mo se sustituir¨¢ lo que pierde mediante nuevos ingresos. Si PP y Ciudadanos quieren bajar impuestos, que nos informen de qu¨¦ servicios o protecci¨®n social dejaremos de pagar a cambio.