De las guitarras al bakalao: el inesperado origen de la Ruta
Antes de las discotecas, este movimiento estuvo marcado por el rock e incluso el twist. Exploramos los inicios que marcaron un camino de hedonismo sin retorno
?Desde d¨®nde empezar la ruta? Esta historia tiene muchos principios. Lo m¨¢s fiel al objetivo del viaje era pensar a las discotecas. Entender cu¨¢ndo nacieron y por qu¨¦. Para eso hab¨ªa que atravesar muchas d¨¦cadas en sentido inverso. Rebobinar hasta el origen cl¨¢sico de las salas. El que todos aceptan como el cambio fundamental. Y eso sucedi¨® en el Par¨ªs ocupado cuando el jazz pas¨® a disfrutarse en gram¨®fonos. Una soluci¨®n capaz de esfumarse en cuesti¨®n de segundos si la polic¨ªa llamaba a la puerta. La discoteca (dos platos para alternar las canciones, bolas de espejos, podiums, sillones¡) se estableci¨® tal y como la conocemos con los soldados estadounidenses de vuelta.
Ese es el origen para fijarnos tambi¨¦n en la m¨²sica que sonaba. Y de los 40 a los 80, si tuvi¨¦ramos que escoger un hilo conductor, ese ser¨ªa el sonido de las guitarras. Distintas, pero presentes siempre. No es menos importante la llegada del twist, del cual hablamos largo y tendido en el cap¨ªtulo. Primero para otorgarle un cambio decisivo: el baile individual y liberado de la idea de ligoteo; el segundo, la incursi¨®n gracias a ello de la comunidad gay. A lo largo de todo el relato, esa comunidad es crucial para la activaci¨®n cultural y se va entrelanzando con las vivencias y recuerdos desde el Pepermint Lung o el Whiskey a Go Go hasta las discotecas de la Ruta.
¡°La llegada del twist marc¨® un cambio decisivo: el baile individual y liberado de la idea de ligoteo y la incursi¨®n -gracias a ello- de la comunidad gay¡±
Nombres propios
Es posible que todos los cap¨ªtulos de la serie se puedan reducir a un par de nombres propios. Estructuralmente as¨ª se han definido: un nombre propio de personaje y otro de discoteca. En este caso, los que sobresalen son los de Juan Santamar¨ªa y Oggi. El primero es el dj fundacional de todo el movimiento. Con una vida ¨¢vida de viajes y experiencias, su paso por ciudades tur¨ªsticas como Granada, Ibiza o Sitges y sus traves¨ªas f¨ªsicas por Amsterdam, Londres o Glasgow le dieron el background suficiente como para importar toda esa modernidad hasta Valencia. S¨ª, el solo. Sin m¨¢s apoyo que el de su propia inquietud por una m¨²sica ¨Cla brit¨¢nica¨C y una forma de hacer que import¨® casi por casualidad hasta su ciudad.
?l conoci¨® de primera mano las mieles del rock y el pop en la emisora parroquial de la pedan¨ªa de Castellar. Siendo adolescente vio el crecimiento tur¨ªstico de Benidorm y de sus extranjeros con otra mentalidad. Sus trabajos en hoteles y salas de fiesta le fueron abriendo el campo laboral y, sin hab¨¦rselo planteado, descubri¨® un oficio, el de DJ, para el que se sac¨® un carn¨¦ laboral cuando Franco todav¨ªa estaba vivo. A trav¨¦s de su voz pasamos por distintas salas capitales en el relato. Es posible que sus experiencias m¨¢s relevantes sucedan en Cap-3000 (Benidorm) y Oggi (Val¨¨ncia).
En la ciudad, antes, ya se hab¨ªa experimentado en torno a locales como Capsa 13, Christopher Lee, Studio o Crac. En uno de ellos pinch¨® Javier Mariscal y hasta conoci¨® a Els Joglars. El dibujante y dise?ador valenciano m¨¢s internacional era una de las voces a las que est¨¢bamos obligados a acercarnos. Igual que a su hermano Pedr¨ªn Mariscal, uno de los popes del estilo y la moda en la Val¨¨ncia de los 80. En sus casas y estudios de ni?os pijos, en El Carmen y en el centro de la ciudad, se suceden algunas fiestas donde se explora con marihuana, costo y alg¨²n LSD extraviado.
En el cap¨ªtulo tratamos de rastrear el origen de la Ruta a trav¨¦s del rock. Para ello tambi¨¦n entendemos que ¡°la modernidad no se puede entender sin los caf¨¦s y sin los bares¡±, como cita Carmen Alborch a Rudolf Steiner. Ella misma o Francis Montesinos son agitadores de la Val¨¨ncia que ¡°se despierta tras la capsa del franquismo¡±, que apunta el primer alcalde democr¨¢tico de la ciudad en 40 a?os, Ricard P¨¦rez Casado. Con ¨¦l en el Gobierno local empieza a relajarse el miedo a expresarse. La mayor¨ªa de los actores se sienten c¨®modos hablando del tema, aunque no siempre ligan este origen a la llamada Ruta del Bakalao. S¨ª lo hacen los dj¡¯s, porque todo lo que suceder¨¢ a lo largo de los 80 es una evoluci¨®n progresiva de estilos.
La m¨²sica, en el centro
¡°El punk se expandir¨¢ muy poco despu¨¦s por Espa?a. Todo lo que sucedi¨® despu¨¦s de las primeras elecciones democr¨¢ticas fue una contestaci¨®n hedonista¡±
Como apunta Julio And¨²jar, interiorista y propietario a la vez de locales tan importantes como Crac, Casablanca, Tropical y ACTV, la m¨²sica siempre estaba en el centro de la historia. O como tambi¨¦n comentaba en su entrevista Rafa Cervera, la m¨²sica se convirti¨® ¡°en un melting pot¡±. En torno a ese agente dinamizador empezaron a confluir otras disciplinas. Si hubiera que elegir tres, sin duda, ser¨ªan la moda, el mundo del c¨®mic y el dise?o. En gran medida porque la moda era la primera herramienta de expresi¨®n. La segunda porque los fanzines hab¨ªan empezado a realizarse como arma subversiva ante lo establecido. La ¨²ltima porque los locales y nuevos productos se quer¨ªan exhibir y quer¨ªan ser parte de la modernidad que iba apareciendo.
En el cap¨ªtulo quer¨ªamos afrontar la m¨²sica desde el origen del movimiento. Y entender el movimiento en su sentido m¨¢s amplio. El twist liber¨® el cuerpo y la mente y, progresivamente, el rock y el pop acabar¨ªan siendo determinantes. En los 70 dos variables se hab¨ªan separado lo suficiente como para generar grandes p¨²blicos. La primera es el funky. El a?o 1977 cuenta con un par de efem¨¦rides cruciales para el mundo de las discotecas y su m¨²sica: la publicaci¨®n de Radioactivity (Kraftwerk) y del maxisingle ¡®I Feel Love¡¯ de Donna Summer, compuesto por el t¨®tem de la disco Giorgio Moroder. La llegada de pel¨ªculas como Fiebre del s¨¢bado noche (John Badham, 1977) y Grease (Randal Kleiser, 1978) gener¨® una dilatada presencia mundial del estilo en todo el mundo hasta bien entrados los 80.
Un camino hedonista sin retorno
Al un¨ªsono, pero en total disonancia, el punk marc¨® los ¨²ltimos a?os de los 70. Ese germen londinense se expandir¨¢ muy poco despu¨¦s por Espa?a, en unos a?os donde la can?¨° tuvo una presencia que no hemos querido pasar por alto. Precisamente como reacci¨®n generacional, todo lo que sucedi¨® despu¨¦s de las primeras elecciones democr¨¢ticas fue una contestaci¨®n. Una contestaci¨®n hedonista. As¨ª lo han ido describiendo durante los ¨²ltimos meses las decenas de voces que ha recogido la serie. Un caldo de cultivo para la libertad que, sin embargo, no es nada tranquilo en el ¨¢mbito pol¨ªtico. Los j¨®venes han iniciado un camino de no retorno hacia una d¨¦cada que les pertenece. Pero justo antes de iniciarse 1981 el ambiente en el Congreso est¨¢ enrarecido y la crisis econ¨®mica va a servir de excusa para que los estamentos que no han hecho la menor transici¨®n (poder judicial, fuerzas del Estado¡) quieran tener una ¨²ltima palabra.
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