Esta es la firma que ha vuelto a poner a Espa?a en el mapa de la moda
Pocos han ofrecido una lectura tan original de lo espa?ol como Jonathan Anderson. Para el director creativo de Loewe, la moda es un arma cargada de (nuestra) cultura
Lo llamaba rascainfiernos porque, en lugar de querer alcanzar el cielo, descend¨ªa tierra adentro hacia dominios demoniacos. Excavada en el jard¨ªn de la propia residencia familiar, a siete metros bajo el c¨¦sped, la casa-estudio del arquitecto Fernando Higueras (Madrid, 1930-2008) fue uno de aquellos proyectos de la distop¨ªa arquitect¨®nica de principios de los setenta que imaginaba viviendas de plexigl¨¢s sumergidas y cuevas-burbuja de hormig¨®n armado.
?l mismo, visionario lib¨¦rrimo que se salt¨® a la torera los fundamentos del racionalismo de la ¨¦poca para exaltar la geometr¨ªa del pliegue y la monumentalidad brutalista (v¨¦ase el edificio del Instituto del Patrimonio Cultural, levantado entre 1967 y 1970 en la Ciudad Universitaria de Madrid), le hizo hueco tirando ¨²nicamente de pico y pala; un refugio a su medida, particular alegor¨ªa de la caverna plat¨®nica en un lenguaje tan moderno como org¨¢nico, hoy sede de la fundaci¨®n que lleva su nombre. De visita pr¨¢cticamente reservada a profesionales, no es f¨¢cil conocerla, apenas durante unas contadas jornadas de puertas abiertas en septiembre y en la Semana de la Arquitectura en octubre. Hasta que entra en escena Jonathan Anderson, director creativo de Loewe, y revela el secreto a los profanos.
La casa-estudio de Higueras es el nuevo escenario espa?ol ¨Cjunto a una nave de motores, tambi¨¦n localizada en la capital¨C elegido por el actual director creativo de la venerable firma de origen madrile?o para presentar su colecci¨®n oto?o/invierno 2017-18 a trav¨¦s de una publicaci¨®n de calado art¨ªstico. Un cat¨¢logo en edici¨®n limitada de 1.200 ejemplares (el decimocuarto ya) y cuya descarga gratuita en iTunes incluye un v¨ªdeo sobre el arquitecto y su guarida secreta. La ¨²ltima vuelta de tuerca a la singular operaci¨®n de redescubrimiento de la cultura espa?ola en la que el dise?ador norirland¨¦s (Derry, 1984) se ha implicado desde su sonado aterrizaje en la casa, a finales de 2013. De momento, y por distintas temporadas, ha pasado por las playas de C¨¢diz, el acueducto de Segovia, la plaza de toros de Aranjuez, la Ciudad Encantada de Cuenca y las aguas de Ibiza. Ni las mentes preclaras del ministerio de ?lvaro Nadal podr¨ªan haber orquestado una campa?a mejor: la moda, el turismo y la cultura se entienden a la perfecci¨®n.
¡°Cuando vienes a Espa?a, te enamoras de la marca [Loewe], pero tambi¨¦n del pa¨ªs. Para m¨ª este proyecto supone un gran compromiso con ambos, por eso quise emprenderlo de la manera correcta, haciendo lo mejor para los dos. De ah¨ª mi intenci¨®n de construir una marca cultural, porque Loewe tiene que ver con la cultura, con el trabajo manual, y es muy importante para Espa?a y su industria del lujo artesano¡±, nos dec¨ªa Anderson al poco de su nombramiento. Tan concienzudo ha querido ser el dise?ador en su misi¨®n de rescate que pas¨® un a?o antes de presentar su debut rumiando primero c¨®mo transformar en visible lo invisible. ¡°Quiero hacer de Loewe cultura, que sus tiendas sean puntos de relevancia p¨²blicos, donde ver los mismos objetos que puedes encontrar en un museo. Quiero esa credibilidad¡±, proclamaba en la presentaci¨®n de su segunda colecci¨®n para la firma en su cuartel general de Par¨ªs. En la era de la producci¨®n de contenidos a mansalva, Anderson demostraba un sentido del zeitgeist envidiable en el negocio de la moda.
Cierto que su primera medida, la modernizaci¨®n del emblem¨¢tico monograma de las eles contrapuestas ideado por Vicente Vela en 1970, trajo cola, quiz¨¢, precisamente, porque tocaba el mismo coraz¨®n espa?ol de Loewe. Al fin y al cabo, Vela (pintor, grafista, ceramista y escen¨®grafo) no solo cre¨® la se?a de identidad definitiva de la marca, sino que tambi¨¦n fue una pieza clave durante cuatro d¨¦cadas, dejando su art¨ªstica impronta en todo tipo de productos, de pa?uelos a maletas, pasando por perfumes. ¡°La conciencia est¨¦tica de Loewe¡±, lo llamaba don Enrique Loewe Lynch, expresidente de la ense?a y patr¨®n honor¨ªfico de la fundaci¨®n hom¨®nima. El nuevo y esquem¨¢tico logo ¨Cy el ejercicio de redise?o de la imagen corporativa al completo emprendido por el creador¨C result¨® sin embargo un acertado reposicionamiento de marca a los ojos de esa generaci¨®n de compradores que busca experiencia antes que mero consumo. A instancias de Anderson, Vela tendr¨ªa su merecida retrospectiva en la tienda de la firma en el 26 de la calle Serrano de la capital (hoy ya cerrada), a principios de 2016.
De lo que no cabe duda es de que el dise?ador sabe el terreno que pisa. No bien hab¨ªa entrado por la puerta de su nueva casa y ya se entusiasmaba con la exposici¨®n que la Fundaci¨®n Loewe (primigenio m¨²sculo cultural de la marca, creada en 1988 con el objetivo de promover la creatividad y los programas educativos en fotograf¨ªa, poes¨ªa, danza, dise?o y artesan¨ªa, actualmente presidida por Sheila Loewe, quinta generaci¨®n de la familia fundadora) le dedic¨® en 2014 a Javier Carvajal. Tanto que no dud¨® en reinterpretar ¨¦l mismo la silla que el arquitecto barcelon¨¦s creara en 1959, como guinda de la tienda insignia de Serrano que tambi¨¦n hab¨ªa proyectado como parte del exhaustivo proceso de modernizaci¨®n de la firma en el siglo pasado. Una genuina adaptaci¨®n a la cultura de su tiempo. La misma cruzada en la que anda embarcado ahora el actual director creativo. ¡°Si hasta no hace mucho Loewe pod¨ªa resultar poco o nada excitante, hoy despierta pasi¨®n, ofrece un aspecto fresco e irradia una energ¨ªa que invita a probar cosas nuevas¡±, concede Luis Venegas, el editor independiente elegido expresamente por Anderson para articular Loewe Book, el volumen que repasa visualmente la memoria de los 170 a?os que la ense?a cumpli¨® en 2016.
De la profunda inmersi¨®n en el archivo hist¨®rico de la casa, fundada en Madrid en 1846 y adquirida por el gigante del lujo franc¨¦s LVMH en 1996, Venegas (art¨ªfice de revistas de culto como Fanzine 137 y Candy, am¨¦n de ide¨®logo de aquel v¨ªdeo viral que convirti¨® la colecci¨®n Oro de Loewe en un best seller, en 2012) volvi¨® con una revelaci¨®n: ¡°Descubr¨ª que esta no es solo una marca con un gran acervo cultural, sino que, adem¨¢s, siempre ha estado ligada a la vanguardia de su ¨¦poca. En los sesenta y los setenta era incluso sin¨®nimo de intelectualidad y progres¨ªa, sin perder su car¨¢cter hedonista y divertido¡±.
As¨ª, se ha abierto la nueva senda para una serie de colaboraciones art¨ªsticas con las que Anderson desea destapar a esos artistas espa?oles cuya obra, dice, merece un mayor reconocimiento p¨²blico: el maestro joyero catal¨¢n Ramon Puig Cuy¨¤s y sus piezas abstractas, motivo ilustrado en varias camisetas de la colecci¨®n masculina de oto?o/invierno 2015-16 (27 de ellas fueron adquiridas por la marca para ser objeto de exposici¨®n itinerante); la fot¨®grafa Ouka Leele, referente visual de la Movida madrile?a que puso sus surrealistas composiciones al servicio de una colecci¨®n c¨¢psula de accesorios a principios de a?o, y el dise?ador Armin Heinemann, fundador de la legendaria boutique pitiusa Paula¡¯s Ibiza, cuyos c¨¦lebres estampados protagonizaron otra colecci¨®n c¨¢psula este verano (Ibiza es lo m¨¢s emocionalmente cercano de nuestro pa¨ªs para el dise?ador, que sol¨ªa pasar all¨ª sus vacaciones juveniles).
Inaugurada en noviembre del a?o pasado en la esquina de Serrano con Goya, la madrile?a Casa Loewe ¨Ccuyo interior est¨¢ planteado como ¡°el piso de un coleccionista¡± y contiene un mural de la artista Gloria Garc¨ªa Lorca¨C se alza, por fin, como el epicentro desde el que Anderson quiere proyectar al mundo su idea de la cultura Loewe. ¡°Aunque no se trata de la culminaci¨®n de nada, porque estamos siempre abriendo nuevos cap¨ªtulos¡±, dice. Como si en su cabeza resonara el mejor consejo que un d¨ªa le diera la gran Manuela Pavesi, su mentora: ¡°Nunca dejes de aprender. Sobre la historia de la moda, sobre la cultura. Sigue aprendiendo para conservar la agudeza, quiz¨¢ nunca llegar¨¢s a entenderlo todo, pero disfrutar¨¢s las vistas seg¨²n vayas creciendo¡±.
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