Espa?a no es Suiza
Varias veces al a?o los electores suizos deciden en referendos diversos cambios en la Constituci¨®n de la confederaci¨®n
Lo dice el Gobierno espa?ol y lo dice el rey Felipe VI. Que todo el mundo lo oiga: el refer¨¦ndum en Catalu?a fue ilegal. Ya en septiembre, el Tribunal Constitucional dict¨® que un plebiscito sobre la independencia de la regi¨®n vulneraba la Constituci¨®n, seg¨²n la cual Espa?a es ¡°indivisible¡±. Todos sabemos lo que pas¨® despu¨¦s. A pesar de todo, Catalu?a vot¨®, Madrid intervino, y hubo violencia. Nadie sabe c¨®mo se van a desarrollar las cosas a partir de ahora.
En Suiza, el argumento de la inconstitucionalidad causa extra?eza. Al fin y al cabo, varias veces al a?o los electores suizos deciden en referendos diversos cambios en la redacci¨®n de la Constituci¨®n de la confederaci¨®n. Este a?o, por ejemplo, han decidido sobre la reforma de las pensiones (votaron no) y sobre la simplificaci¨®n del proceso de obtenci¨®n de la nacionalidad para los extranjeros de tercera generaci¨®n (votaron s¨ª). La Constituci¨®n est¨¢ constantemente sometida a debate.
En teor¨ªa, el principio es v¨¢lido tambi¨¦n en lo que respecta al territorio del pa¨ªs. La Constituci¨®n menciona por sus nombres los 26 cantones pertenecientes a Suiza en una lista constituyente que crea una realidad. Si un cant¨®n quisiese separarse y ser independiente, podr¨ªa hacerlo si lograse convencer al resto del pa¨ªs de que lo dejase marchar y cambiase la Constituci¨®n con ese fin. El cant¨®n cansado de pertenecer al pa¨ªs podr¨ªa convocar un refer¨¦ndum nacional en el que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y de los cantones deber¨ªa darle el visto bueno. Por este procedimiento se podr¨ªa modificar la lista que forma el pa¨ªs. No obstante, hasta ahora nadie lo ha intentado.
Seguramente Suiza no sea un buen punto de comparaci¨®n. Su poblaci¨®n tiene m¨¢s competencias pol¨ªticas que las de ning¨²n otro lugar. En Alemania, hasta el pasado enero el Tribunal Constitucional no resolvi¨® que las pretensiones secesionistas de un Estado federal individual atentaban "contra el orden constitucional". Un b¨¢varo hab¨ªa protestado.
Hay razones de peso para oponerse a la secesi¨®n de Catalu?a. En la Espa?a actual no se puede hablar de opresi¨®n sistem¨¢tica de un pueblo
Una decisi¨®n as¨ª ser¨ªa imposible en Suiza. La fuente suprema del ordenamiento constitucional son el pueblo y los cantones. No hay Tribunal Constitucional. No hay jurisdicci¨®n que pueda prohibir a los suizos cambiar la Constituci¨®n como estimen conveniente. El sistema conf¨ªa como ning¨²n otro en que sus ciudadanos no har¨¢n tonter¨ªas y en que legislar¨¢n con sensatez. Existe desde 1848, a?o de fundaci¨®n del moderno Estado confederal, y se fundamenta en experiencias democr¨¢ticas a¨²n m¨¢s antiguas. No hay previstos controles sobre el ciudadano.
Se podr¨ªa argumentar que la democracia espa?ola es demasiado joven para esta clase de libertad y para refer¨¦ndums que pongan en cuesti¨®n la Constituci¨®n de 1978. El terror de la dictadura franquista todav¨ªa planea no solo sobre Barcelona, sino tambi¨¦n sobre Madrid. Ni hablar de cambiar el texto de la democracia. Nada de experimentos.
Pero con eso no basta. La Constituci¨®n no es intocable tampoco en Espa?a, sino que el Parlamento la puede modificar. En efecto, en todas partes se hacen cambios en las Constituciones, no solo en Suiza y no solo en pa¨ªses en los que la democracia peligra, como Turqu¨ªa y Polonia. Para Estados Unidos, por ejemplo, la Constituci¨®n es un texto cuasi sagrado que corresponde interpretar a los jueces. Sin embargo, incluso all¨ª existen adaptaciones en forma de enmiendas. La 26? enmienda, pongamos por caso, anticip¨® la edad para votar a los 18 a?os. Eso fue en 1971.
No todos los cambios de la Constituci¨®n son inteligentes. En 1908, por motivos de salud p¨²blica, Suiza inscribi¨® en la Constituci¨®n una prohibici¨®n de la absenta que se mantuvo durante d¨¦cadas. Dentro de poco poco se votar¨¢ la "iniciativa de las vacas con cuernos", es decir, una adici¨®n al Art¨ªculo 104, P¨¢rrafo tercero, que otorgar¨ªa ayudas financieras a los criadores de vacas y ovejas con cuernos. Es discutible si asuntos como este corresponden a la Constituci¨®n.
Por otra parte, las iniciativas legislativas populares pueden contravenir el Derecho Internacional. En 2009, el pueblo suizo acord¨® prohibir en la Constituci¨®n la construcci¨®n de minaretes, y en 2004 aprob¨® una iniciativa para imponer penas de cadena perpetua sin posibilidad de revisi¨®n de condena a los ped¨®filos. Ambas decisiones vulneran el Derecho Internacional.
Si un cant¨®n quisiese separarse y ser independiente, podr¨ªa hacerlo si lograse convencer al resto del pa¨ªs de que lo dejase marchar y cambiase la Constituci¨®n con ese fin
Por eso, una y otra vez se plantea la pregunta de si no se deber¨ªa poner l¨ªmites al pueblo. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si, de repente, se presentase una iniciativa a favor de la adopci¨®n de la pena de muerte? El debate es pol¨ªtico. Las fuerzas nacionalconservadoras afirman que el pueblo siempre tiene raz¨®n, y crean un ambiente hostil a los "jueces extranjeros" de Bruselas. Los expertos en Derecho Internacional, por el contrario, sostienen que Suiza ha contribuido al desarrollo de esa legislaci¨®n y que no le ha venido impuesta desde fuera.
El catedr¨¢tico de Derecho Daniel Th¨¹rer ha tenido una idea atractiva: que un consejo vinculado al Gobierno examine las iniciativas legislativas populares antes de someterlas a refer¨¦ndum. En los casos problem¨¢ticos, el consejo podr¨ªa incluir en la papeleta una nota advirtiendo a los votantes de que la propuesta infringe el Derecho Internacional.
Hay razones de peso para oponerse a la secesi¨®n de Catalu?a. En la Espa?a actual no se puede hablar de opresi¨®n sistem¨¢tica de un pueblo, y adem¨¢s no est¨¢ nada claro si, en un refer¨¦ndum oficial, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n estar¨ªa efectivamente a favor de ella. Adem¨¢s, desde el punto de vista internacional cabe preguntarse si es deseable que las regiones m¨¢s ricas de Europa dejen atr¨¢s a las zonas econ¨®micamente m¨¢s d¨¦biles de su pa¨ªs. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si esto crease escuela? ?D¨®nde quedar¨ªa la solidaridad?
Pero, precisamente, fomentar la solidaridad es tarea del Estado central. Si cientos de miles de personas se manifiestan en las calles para pedir m¨¢s autodeterminaci¨®n, el Estado no se puede limitar a apelar a la Constituci¨®n y a mandar polic¨ªas armados con porras, sino que debe a su ciudadan¨ªa un debate y un trabajo para convencerla de por qu¨¦ es una buena decisi¨®n quedarse en el pa¨ªs. Normalmente, las concesiones en materia de autonom¨ªa y soberan¨ªa fiscal enfr¨ªan el ansia de separaci¨®n, como ha ocurrido en el Pa¨ªs Vasco.
En Suiza, las libertades federales de los cantones llegan al punto de que incluso podr¨ªan abandonar el Estado confederal si consiguen el respaldo de una mayor¨ªa. Quiz¨¢ es por esa libertad por lo que, hasta ahora, ninguno lo ha intentado.
David Hesse es analista del diario Tages Anzeiger.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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