El ocaso de Ginebra llega con la transparencia bancaria
La que fuera vibrante ciudad suiza acusa en su calidad de vida la retirada masiva de entidades
El pasado mi¨¦rcoles Tribune de Gen¨¨ve presentaba en portada una noticia inquietante: 500 empleados del sector bancario hab¨ªan sido despedidos. Acto seguido, informaba de que en los ¨²ltimos 18 meses m¨¢s de 1.800 puestos hab¨ªan desaparecido en la banca. Una cifra significativa para una ciudad peque?a y dependiente del sector financiero y el de los seguros.
Estos despidos son consecuencia obvia de las nuevas regulaciones internacionales sobre el secreto bancario, que hacen que Suiza haya perdido parte de su atractivo para las grandes fortunas del mundo. ¡°En estos ¨²ltimos a?os hemos pasado de 240 bancos en Ginebra a 120¡±, explica Oscar Bartolomei. Este banquero especialista en gesti¨®n de fortuna y cronista financiero agrega: ¡°Esta situaci¨®n afecta tambi¨¦n al sector de los alquileres comerciales. Hoy las superficies disponibles han visto su valor en ca¨ªda libre, entre un 30% y un 50%. Tampoco las condiciones laborales para los expats [expatriados] son ya lo que eran. Nadie goza ya de los privilegios de hace 20 a?os¡±.
Un ex alto cargo del Credit Suisse profundiza: ¡°Ginebra se ha convertido en una ciudad insegura, y los robos y trapicheos est¨¢n a la orden del d¨ªa. Barrios como el P?quis (cercano a la estaci¨®n) recuerdan a las peores zonas de Bruselas o Par¨ªs. Incluso hay embajadas que advierten a sus nacionales del peligro de moverse en ciertas ¨¢reas. Lo que hace 10 a?os hubiera sido impensable¡±.
De hecho, la criminalidad es un problema creciente, alimentado por su vecindad con Francia. Delincuentes de poca monta y bandas organizadas llegan con facilidad desde los suburbios franceses. Si a ello sumamos que el Cant¨®n de Ginebra sufre el mayor ¨ªndice de paro de Suiza (5,3%) la situaci¨®n no est¨¢ para celebraciones. Pero las autoridades intentan cambiar el panorama con iniciativas que van desde facilitar una vida nocturna asequible para los m¨¢s j¨®venes, crear barrios con alquileres razonables y hasta la inauguraci¨®n de la nueva ?pera de Ginebra, en el barrio de las organizaciones internacionales. Queda por ver si estos esfuerzos compensar¨¢n de la partida de tantos bancos.
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