Las cuatro fases del ¡®proc¨¦s¡¯

Como en el fragor de la batalla a menudo se pierde la perspectiva, vale la pena trazar un esquema de las cuatro fases (ilusi¨®n, expectaci¨®n, desconcierto e insurrecci¨®n) que ha seguido hasta ahora el proc¨¦s.

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La ilusi¨®n (1) eclosion¨® en la Diada de 2012 tras una gran manifestaci¨®n netamente independentista. Artur Mas vio en ese cl¨ªmax, alimentado desde los medios p¨²blicos, una ocasi¨®n de oro para adelantar las elecciones bajo la bandera del derecho a decidir, no sin antes escenificar el portazo de Mariano Rajoy a su exigencia de pacto fiscal. Fracas¨® estrepitosamente, pero resucit¨® a una ERC liderada ahora por Oriol Junqueras. Este impuso a Mas la condici¨®n de celebrar una consulta en 2014, coincidiendo con el refer¨¦ndum escoc¨¦s y el tricentenario de 1714. Entre tanto, la pulsi¨®n soberanista fractur¨® el PSC y penetr¨® en muchos sectores sociales, incluidos unos sindicatos que acabaron de comparsas de la agitaci¨®n nacionalista. La ilusi¨®n alcanz¨® su cenit el 9-N en el que Mas ¡°enga?¨®¡± al Estado.

La expectaci¨®n (2) se instal¨® de pronto ante la lucha abierta por el liderazgo entre Mas y Junqueras. Carme Forcadell, al frente de la poderosa Asamblea Nacional Catalana (ANC), exigi¨® al president que convocara inmediatamente elecciones para aprovechar el golpe psicol¨®gico de la consulta y proclamar la independencia. Pero escaldado por su fracaso electoral anterior, el l¨ªder de CiU no se atrevi¨® sin antes obligar a ERC a sumarse a una lista unitaria. La expectaci¨®n prosigui¨® hasta las elecciones del 27 de septiembre de 2015, convocadas con car¨¢cter plebiscitario para reemplazar el refer¨¦ndum vinculante imposible de celebrar.

El desconcierto (3) se apoder¨® del movimiento separatista porque, pese a disponer de mayor¨ªa absoluta en el Parlament, Junts pel S¨ª qued¨® en manos de la CUP, que exigi¨® el sacrificio de Mas, denostado por su pujolismo. Tras la elecci¨®n in extremis de Carles Puigdemont, pronto se hizo evidente que el 47,7% de los votos no permitir¨ªa declarar la independencia al final de los 18 meses previstos. En septiembre de 2016, Puigdemont se vio obligado, para renovar el apoyo de los anticapitalistas, a recuperar la idea de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n y evitar as¨ª el naufragio del proc¨¦s en unas nuevas elecciones.

La insurrecci¨®n (4) frente al Estado galvaniz¨® en 2017 al separatismo con la excusa del refer¨¦ndum, convertido en la quintaesencia de la democracia y en bandera de enganche para la izquierda podemita y colauista. El autogolpe que entre el 6 y el 8 de septiembre liquid¨® la Constituci¨®n y el Estatut se maquill¨® con una sucesi¨®n de jornadas revolucionarias en la calle, cuyo epicentro fue el 1-O. A principios de octubre la insurrecci¨®n se dio de bruces con la huida empresarial y financiera, el riesgo de un conflicto civil con los otros catalanes y la negativa a mediar de los Estados europeos.