El noroeste en llamas
El cambio clim¨¢tico aconseja un cambio de estrategia contra los incendios forestales
Este ha sido un puente negro para los montes del noroeste de la pen¨ªnsula ib¨¦rica. El centro y norte de Portugal, Galicia, Asturias y Le¨®n han sufrido una oleada de incendios que no solo ha devastado cientos de hect¨¢reas de superficie forestal, sino que se ha cobrado decenas de muertos y heridos. La sequ¨ªa, las altas temperaturas (inusuales a mediados de octubre) y el fuerte viento con el hurac¨¢n Ophelia bordeando las costas atl¨¢nticas (fen¨®meno ins¨®lito) han facilitado la propagaci¨®n del fuego. El origen de las llamas, sin embargo, como bien saben los medioambientalistas y han se?alado las autoridades ¡ªel presidente de la Xunta ha hablado de ¡°terrorismo incendiario¡±¡ª, est¨¢ en la actividad humana y no en causas naturales. Se impone un cambio de estrategia.
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Espa?a ha alcanzado un alto nivel de eficacia en la detecci¨®n y extinci¨®n de los incendios con gran despliegue de medios que logran sofocar el fuego en un 65% en fase de conato. Las reformas legales han funcionado, adem¨¢s, como una importante palanca para disuadir a los pir¨®manos. Estos pueden ser condenados con hasta veinte a?os de prisi¨®n si ponen en riesgo vidas humanas y no hay recompensa inmobiliaria posible salvo que est¨¦n dispuestos a esperar 30 a?os para lograr la recalificaci¨®n de un terreno.
Las costumbres agr¨ªcolas y ganaderas (para generar pasto, por ejemplo) se abren, por tanto, como causa principal de focos que, sospechosamente, se encienden casi simult¨¢neamente; 60 en la tarde-noche del domingo al mismo tiempo en zonas separadas por kil¨®metros, seg¨²n el delegado del Gobierno en Galicia Santiago Villanueva. Es necesario, por tanto, intentar cambiar estas costumbres y convencer a los recalcitrantes del riesgo que comporta el uso del fuego como herramienta agraria; adem¨¢s, claro est¨¢, de perseguir comportamientos irresponsables ya penados por la ley.
Todos los expertos coinciden en se?alar, paralelamente, la importancia de la prevenci¨®n. En Espa?a hay un enorme desequilibrio entre lo que se gasta en extinci¨®n (el 80% de los presupuestos en la lucha contra el fuego seg¨²n la organizaci¨®n medioambiental WWF) y en prevenci¨®n (20%), siendo esta, sin embargo, m¨¢s barata y rentable. El desbroce de los montes, la siembra de especies menos pir¨®filas, la vigilancia con c¨¢maras y sensores de temperatura o el mantenimiento de cortafuegos son algunas de las herramientas m¨¢s aconsejables y de mejor resultado.
Con el cambio clim¨¢tico como una realidad ya ineludible pierde sentido que este pa¨ªs siga apostando por campa?as contra los incendios circunscritos al verano. Los incendios de estos d¨ªas en un clima seco y caluroso impropio de la estaci¨®n oto?al indican que estamos obligados a mantener la guardia durante mucho m¨¢s tiempo. Este a?o, Andaluc¨ªa, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Galicia ya hab¨ªan prolongado la campa?a para este mes de octubre. No ha sido suficiente. A m¨¢s largo plazo, se necesita una estrategia m¨¢s decidida contra el cambio clim¨¢tico. A medio plazo hay que seguir luchando contra los incendios reforzando los aspectos m¨¢s olvidados.
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