Joan Oleaque, el valenciano que reivindic¨® la Ruta del Bakalao cuando era un tab¨² criminal
Se edita por primera vez en castellano su libro 'En ?xtasis', ensayo period¨ªstico clave para entender este movimiento y valorar sus consecuencias
Cuando Joan M. Oleaque (Catarroja, Valencia 1968) public¨® En ?xtasi, los protagonista de la Ruta y los periodistas fueron los ¨²nicos que lo entendieron. ¡°El libro recibi¨® mucho cari?o por parte de los colegas, pero m¨¢s all¨¢ de esos ¨¢mbitos, de quienes conoc¨ªan la historia de lo sucedido, a todo el mundo le pareci¨® que enaltecer o celebrar lo mucho que se hab¨ªa vivido en Valencia durante m¨¢s de 15 a?os era una marcianada¡±. As¨ª lo asegura ¨¦l mismo, en una de las primeras entrevistas que concede tras publicar por primera vez en castellano este ensayo period¨ªstico (Barlin Libros, 2017).
El estigma de la Ruta todav¨ªa pesaba. Y pesa. A d¨ªa de hoy, la mayor¨ªa de sus responsables no quieren ni o¨ªr hablar del t¨¦rmino (en gran medida porque el mismo no apareci¨® hasta iniciados los 90). Sin embargo, en 2004, cuando la llaga todav¨ªa palpitaba entre la sociedad valenciana, Oleaque se sumergi¨® en un proceso de investigaci¨®n que rescat¨® nombres como el de Juan Santamar¨ªa, DJ fundacional de un movimiento contracultural que vivi¨® a la sombra de La Movida (y fue posible gracias a esa sombra, precisamente).
En el genial pr¨®logo de esta reedici¨®n ya a la venta, Kiko Amat fija la relevancia de que Oleaque diera el primer paso para reivindicar la Ruta. Hace 13 a?os y en catal¨¢n, esa valent¨ªa no se entendi¨®, pero en este momento la nueva publicaci¨®n parece sumarse a una ola que vive entre la burbuja informativa y la nostalgia. Eso s¨ª, por el momento todo ese ambiente revisionista s¨®lo ha generado proyectos de tanta calidad como los libros ?Bacalao! Historia oral de la m¨²sica de baile en Val¨¨ncia(Luis Costa, 2016), Destroy: el coraz¨®n del hombre es un abismo (Carlos Aimeur, 2015) o No iba a salir y me li¨¦ (Emma Zaf¨®n y Chimo Bayo).
Oleaque, periodista durante aquellos a?os del semanario El Temps y el diario El Pa¨ªs y ahora director de un m¨¢ster en Comunicaci¨®n Social y Cient¨ªfica de la VIU, reivindica esos t¨ªtulos en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de un libro que ha revisado por completo. Un ¨²ltimo cap¨ªtulo que, adem¨¢s de la reescritura de muchos pasajes, es la principal y suculenta novedad del trabajo. En su d¨ªa, la penetraci¨®n y ¡®segunda juventud¡¯ del movimiento m¨¢kina en Barcelona le hab¨ªa llevado a conectar ambas escenas con sus etapas intermedias; ahora, la mayor preocupaci¨®n de Oleaque es la de demostrar con datos, fechas y nombres que el movimiento de clubbing en Val¨¨ncia sucedi¨® antes que Manchester, Chicago, Berl¨ªn, Londres e Ibiza. Y as¨ª fue. Con toda su ingenuidad y con una devastadora trama final, cuya justificaci¨®n multifactorial se descubre mejor que nunca en las apenas 180 p¨¢ginas de la nueva versi¨®n de En ?xtasis.
Optamos por la diurnidad para entrevistarle largo y tendido y hablar sobre el fen¨®meno, sus consecuencias y el peligro de entrar en un estado de revisionismo buenista.
?Estamos viviendo una burbuja revisionista de la Ruta??
S¨ª. [Piensa varios segundos en silencio]. Lo peligroso es que se acabe desinflando y que esto parezca una moda y que se pase. Lo que hay que analizar, de lo que hay que hablar es que lo l¨®gico es que todo lo que sucedi¨® hubiera derivado en otra cosa. Que el esp¨ªritu de la noche valenciana se hubiera ido adaptando como sucedi¨® de manera creciente en Ibiza. El hecho de que no sucediera, de que hayamos esperado 20 a?os para poder hablar de ello, es el peligro al que t¨² est¨¢s apuntando.
?Cu¨¢l es tu objetivo reescribiendo ¨Cahora en castellano¨C En ?xtasis?
Entender su importancia. Colocar el movimiento en su lugar, con toda humildad por mi parte. Y valorar sus consecuencias, claro. Tiene que servir para colocar a Valencia en el mapa de la contemporaneidad. Me interesa tambi¨¦n mucho que se conecte todo aquello con la historia de las discotecas y la m¨²sica electr¨®nica para entender mejor el momento actual.
Un movimiento surgido de la nada que convoc¨® en su apogeo noventero hasta a 30.00 personas cada fin de semana. Semana tras semana, mes tras mes. ?No crees que la abrupta desaparici¨®n abunda en la consolidaci¨®n del t¨®pico fallero??
Totalmente. Creamos algo enorme, impensable en otro sitio y se esfuma. [Piensa unos segundos en silencio de nuevo]. Pero esto acab¨® siendo una falla ¡®gracias¡¯ a la gente que no era de aqu¨ª. Si decenas de miles de personas no hubieran venido constantemente, esto hubiera fluido de otra forma. Anteriormente a eso, la gente no estaba pensando en hacer dinero y en capitalizar semejante flujo de personal. Esto hubiera evolucionado de una manera m¨¢s org¨¢nica. Podr¨ªa haber perdurado. Tenemos el ejemplo muy cerca, en Ibiza, que se ha sabido adaptar a las circunstancias en muy distintas ¨¦pocas.
"La mayor preocupaci¨®n de Oleaque es la de demostrar con datos, fechas y nombres que el movimiento de clubbing en Val¨¨ncia sucedi¨® antes que Manchester, Chicago, Berl¨ªn, Londres e Ibiza"
Rectifico el adjetivo de mi pregunta anterior: tampoco fue un final tan abrupto en lo que se refiere al tiempo.?
Se tiene esa idea, pero no fue un final tan abrupto, efectivamente. No fue tan fallero en ese sentido. Nuestra imagen generada a trav¨¦s de los medios y del relato sensacionalista, que es uno de los temas m¨¢s interesantes del fen¨®meno, nos da como resultado un final abrupto. Fue m¨¢s bien un ir dej¨¢ndose. La sensaci¨®n de esclafit [estallido] pertenece a factores externos. Si en algo se pareci¨® todo aquello a una falla es en que pod¨ªa participar cualquiera de la fiesta y que fue un gran acto de generosidad¡ durante mucho tiempo.
Como has comentado alguna vez, t¨² llegas a la Ruta siendo un adolescente y la sigues posteriormente. Incluso, cuando en Valencia se apaga la llama, t¨² sigues trabajando como periodista en torno a este tipo de temas en Ibiza y a nivel estatal. Con esa visi¨®n privilegiada, ?se percibi¨® muy pronto que lo que suced¨ªa en Valencia ten¨ªa trascendencia o relevancia internacional?
Muy pronto, muy pronto. A mitad de los a?os 80 ya estaba eso ah¨ª. La primera vez que yo recuerdo verme en este ambiente ten¨ªa 16 a?os. Recuerdo ver a las relaciones p¨²blicas de Chocolate y pensar que aquello era como ver a Ana Curra, pero multiplicado por tres. Eran mucho m¨¢s excesivas y piensa que Curra era como un icono de transgresi¨®n total en la televisi¨®n espa?ola. Aqu¨ª, en Valencia, de repente aparec¨ªa gente internacional muy underground. Pod¨ªas ver a Johnny Thunders [New York Dolls, The Heartbreakers] y esa semana no ten¨ªa ning¨²n bolo en Espa?a. Notabas que la repercusi¨®n estaba tocando fuera, pero siempre siempre siempre a un estrato muy underground.
Una singularidad muy poco conocida y que se visualiza en En ?xtasis es que, a diferencia del underground madrile?o, londinense o berlin¨¦s, este undeground era de pueblo.
No era un underground de barrio y no eran cuatro en un garitucho oyendo lo m¨¢s vanguardista de la m¨²sica, que eso s¨ª pasaba en Madrid o en cualquier otra ciudad europea. Era progresivamente masivo y con mucha conexi¨®n internacional. Por eso vienen Happy Mondays o The Stone Roses a Val¨¨ncia. Porque no vienen a tocar como a cualquier otro sitio, sino a pasar un fin de semana de fiesta, a buscar sustancias, a tener otro tipo de experiencias [Stone Roses actuar¨ªan sin cobrar en Barraca en septiembre de 1989, siendo n¨²mero 1 de listas en Reino Unido].
Mucha gente considera que la gran pregunta es: ?qu¨¦ sucedi¨® para que se perdiera??
No tiene una sola respuesta. Pero yo siempre recuerdo que aqu¨ª pasamos de tener viajeros de la Ruta a turistas de la Ruta. ?Ojo!, el cambio es muy importante. Aqu¨ª ven¨ªa gente que aparec¨ªa, que viv¨ªa aqu¨ª cosas, las disfrutaba, incluidas las drogas, y se iba. Ven¨ªan a vivir una experiencia ¨²nica en un ambiente que me cuesta mucho creer que en Amsterdam o Manchester pudiera existir, porque ya sabemos por climatolog¨ªa y nuestra forma de ser que no pod¨ªa ser as¨ª. Y de repente eso cambia: ya no son viajeros, son turistas. Vienen en busca de una experiencia. Y ya no es gente del underground: es gente que acude a una llamada comercial del pack tur¨ªstico. Que viene aqu¨ª a comerse la paella, beberse la sangr¨ªa, pasar unas horas de resaca en la playa y a pegarse la gran fiesta. Estos ya no son los de antes, ojo.
Haces tambi¨¦n una distinci¨®n que creo que es capital: cuando el movimiento se inicia, a las asociaciones de hosteleros no se les ocurre integrarlos ni tenerles en cuenta¡ [interrumpe y sigue].?
?Ni se les hubiera imaginado! Es que era otro negocio. Nada que ver. Y ahora, ?qu¨¦? Bueno, desde los 90 ya pasan a formar parte de las asociaciones de hosteler¨ªa. Es que no es cualquier cosa, ?eh? Esto no ten¨ªa nada que ver. Esto era un movimiento en torno a la m¨²sica con much¨ªsimo color por su relaci¨®n con la moda, el c¨®mic y el dise?o.
La otra gran pregunta para muchos sigue siendo: ?Cu¨¢l fue el verdadero impacto de Valencia en el clubbing??
La revisi¨®n de la que habl¨¢bamos al principio, este ambiente de escribir lo que sucedi¨®, tiene sentido si se sit¨²a a Valencia en un mapa real l¨®gico del clubbing: en la contemporaneidad musical desde los 80 hasta la actualidad. Desde principios de los 80 y antes que casi todo: se anticipa al concepto moderno del dj, crea la idea de ocio nocturno actual y horarios, interpreta con normalidad y libertad el uso de sustancias en la noche, posiciona al baile como una idea de ocio y hedonismo m¨¢s all¨¢ que la necesidad exclusiva de ligar¡ ?aunque se ligaba, eh? [r¨ªe].
"De repente eso cambia: ya no es gente del underground: es gente que acude a una llamada comercial del pack tur¨ªstico. Que viene aqu¨ª a comerse la paella, beberse la sangr¨ªa, pasar unas horas de resaca en la playa y a pegarse la gran fiesta"
?Por qu¨¦ nos desacompasamos de la vanguardia??
Me acuerdo bien de los a?os del acid house [1987] y de la sensaci¨®n que se ten¨ªa aqu¨ª durante las siguientes temporadas de todo aquello: se dec¨ªa que era una chorrada. El acid es la gran revoluci¨®n de la m¨²sica electr¨®nica. Y lo es, como en Valencia, por la regeneraci¨®n social que hace: transmuta a los hinchas futboleros en gente enrollada y con un objetivo cultural. El acid se conecta con el verano del amor y sus ideas y cuando eso sucede, aqu¨ª, se ve como algo chungo. Se ve como, ¡®?estos de qu¨¦ van?¡¯. ?Por qu¨¦? Pues porque aqu¨ª ya hab¨ªamos pasado por esa transmutaci¨®n social, porque aqu¨ª nos cre¨ªamos que est¨¢bamos marcando el ritmo¡ y nos quedamos fuera, porque del acid surgen una cantidad enorme de subg¨¦neros y movimientos. Pero Valencia est¨¢ antes en el eje cronol¨®gico de toda esa novedad, del clubbing. Est¨¢ muy al principio.
?Por qu¨¦ en Ibiza el fen¨®meno arraiga y crece??
Es complejo, pero tiene que ver con la identidad de la isla. En Ibiza, desde los 80, desde Alfredo Fiorito, lo que pervive en sus discotecas y en todo el espacio es la idea de ¡®El sue?o de Ibiza¡¯. Si all¨ª no perviviera desde entonces esa idea de que la isla es mucho m¨¢s que playas y chicas, porque eso tambi¨¦n lo podr¨ªa decir Mallorca o Benidorm, si all¨ª no existiera la idea hedonista y personal de ¡®El sue?o eterno¡¯, no hubiera sucedido. Lo que la hace interesante como destino es que es un espacio diferente a cualquier otro sitio y que busca ofrecer algo que ning¨²n otro sitio, precisamente, tenga. Se intenta en los 80 y es lo que provoca que esa f¨®rmula de ofrecer algo ¨²nico, en un lugar as¨ª y donde la gente convive con grandes estrellas, desde Steve Strange a Kate Moss o Naomi Campbell en los 90, va creciendo.
?Y por qu¨¦ en Valencia no se mantiene o se atrae a ese star system??
En Valencia eso se mat¨®. Las discotecas, esa idea global de lugar ¨²nico desapareci¨®. Y se redujo todo a la m¨²sica. Mientras que en Ibiza crece ese lado de artes esc¨¦nicas y performativas, esas discotecas ofreciendo mucho m¨¢s que m¨²sica, aqu¨ª eso, que se ten¨ªa, se va diluyendo. La gente que acude cada vez tiene menos idea cr¨ªtica: si lo pincha el DJ, si venimos aqu¨ª 5.000 personas, pues ¡®este¡¯ tendr¨¢ raz¨®n. Y se reduce todo a la m¨²sica. Esa idea nos separa de Ibiza r¨¢pidamente y se pierde la esencia original de Valencia.
Ya que hablas del p¨²blico, en el libro y tambi¨¦n en tu aportaci¨®n para la serie radiof¨®nica Val¨¨ncia Destroy das otra clave que es la f¨®rmula en la que esos ¡®modernos de pueblo¡¯ se conectan con la vanguardia: teniendo vidas de lo m¨¢s ordinarias, all¨ª son ¡®alguien¡¯.
Las discotecas se convierten en el lugar donde sus vidas son mucho mejores. Es su manera de acercarse a una vanguardia que, en la mayor¨ªa de los casos, muy dif¨ªcilmente podr¨¢n hacerlo. Y tiene sentido para esa juventud posfranquista de la que se habla en la serie. Se tienen esas inquietudes. M¨¢s tarde, en los 90, el mismo grupo social y juvenil, no tendr¨¢ esas inquietudes. Tendr¨¢ otras. La gente de all¨ª no iba a tener una vida deslumbrante, pero all¨ª, entonces, el fin de semana, la pod¨ªa tener. Ese era el momento en el que pose¨ªa una experiencia vital al m¨¢s alto nivel. No hab¨ªa dinero para irse a vivirlo a Miami, pero no hac¨ªa falta¡ por as¨ª decirlo. ?Lo ten¨ªas all¨ª!
Un rasgo fundamental, que cambia radicalmente en los 90, es la ausencia de VIPS. ?Es importante esa ausencia de ¨¦lites para entender el fen¨®meno de la noche en Valencia??
Para ser justos, s¨ª hab¨ªa una ¨¦lite. Ahora bien, no ten¨ªa nada que ver con el dinero. Era una ¨¦lite de los que eran m¨¢s extravagantes, los m¨¢s modernos y los que conoc¨ªan a m¨¢s gente. Tambi¨¦n estaba la ¨¦lite de los m¨¢s veteranos. En todo eso, la sala VIP no entraba en ning¨²n concepto de las discotecas valencianas¡ de los 80. El espect¨¢culo era la gente, digamos. Claro, esas necesidades de los VIPS llegan cuando se masifica. Se crean discotecas enormes y preciosas, donde ya va tanta gente que ¡®hay que separar¡¯, dicen. Pero la esencia del fen¨®meno se va. Ya da igual si son feas las discotecas o bonitas, que lo eran y mucho; llega un momento en que lo importante ya es otra cosa.
Otra cosa que no sea la m¨²sica y otras artes.?
Correcto.
?C¨®mo es posible que se pasara de una cosa a otra??
Es fascinante que podamos hablar de esto ahora, habi¨¦ndonos tomado tanto tiempo para poder entenderlo. Yo todav¨ªa me lo pregunto y he dedicado una buena parte de mi vida a pensar en ello. C¨®mo es posible que pas¨¢ramos del ying al yang. Es lo que te dec¨ªa antes, que nadie entender¨ªa en los 80 que Barraca era un negocio hostelero. Incorporan casi todas muchos elementos culturales: ves carteles de de Sento [Llolbell] como si cualquier cosa, entre muchos otros, exposiciones fotogr¨¢ficas dentro de las salas muy potentes, ideas en la carteler¨ªa de la Rep¨²blica, del Mayo Franc¨¦s, del Imperio Destroy¡ todo eso es porque todas estas discotecas est¨¢n hechas para romper con el concepto de las discotecas. Lo que quieren es romper con todo eso. La paradoja, la gran paradoja, es que llegado un momento hay una bajada de nivel y s¨®lo se apuesta por la m¨²sica. Y se empieza a separar a toda la gente por salas, por VIPS¡ ves como todos esos mimbres de calidad, de autenticidad si quieres llamarlo as¨ª, se pierden en pro de hacer dinero y empresas.
Hay toda una reconversi¨®n musical: de la preeminencia de la m¨²sica en directo, el rock y el pop, bailable y con lados m¨¢s techno, etc¨¦tera, a la m¨²sica m¨¢kina. En torno a ese cambio, se genera una autarqu¨ªa musical en la que las discotecas crean los ¡®himnos¡¯ de la noche, las radios FM los repiten hasta la extenuaci¨®n y las tiendas de discos lo vende. Y los capitales se conectan¡ [interrumpe].?
Toda esa realidad, que fue as¨ª, no est¨¢ exenta de mucho misterio. O sea, por ejemplo, que aqu¨ª en todo ese cambio de una m¨²sica por otra nos conectemos con el Eurodance¡ es un misterio, m¨¢s all¨¢ de que existiera una enorme cantidad de emisoras de FM y nuevas tiendas de discos que todo el d¨ªa emit¨ªan bakalao. ?Pero todo el d¨ªa, todo el d¨ªa!
"Hab¨ªa una ¨¦lite, pero no ten¨ªa nada que ver con el dinero. Era una ¨¦lite de los que eran m¨¢s extravagantes, los m¨¢s modernos y los que conoc¨ªan a m¨¢s gente"
?Y puede que tenga relaci¨®n con la idea rom¨¢ntica de que en Valencia siempre se buscan las canciones y no se asimila la idea de que un ritmo prolongado y variado sea el protagonista de la noche??
Es muy interesante lo que apuntas. Es un fil¨®n. Son canciones, en efecto. Estribillos, puentes, una duraci¨®n determinada¡ puede que s¨ª. La gente lo entiende, s¨ª.
?Te resulta curioso que todo este revisionismo tenga mucho que ver con la potencia del fen¨®meno en internet, con la cantidad de contenido nuevo y recuperado de la ¨¦poca??
Es de las cosas m¨¢s interesantes que est¨¢n pasando. Demuestra que la gente, el mundo, va a su marcha y los medios y los intereses nunca lo ven con suficiente antelaci¨®n. Internet ha ayudado much¨ªsimo en todo esto. No s¨¦ hasta qu¨¦ punto la gente es consciente de c¨®mo se ha movido todo gracias a internet. Incluso los fen¨®menos de los libros de Aimeur o Zaf¨®n-Bayo y Costa tienen otro cuerpo gracias a esto. Cosas que han llegado cuando en la prensa generalista nadie hubiera esperado contar nada de aquello que fue.
Una de las aportaciones de esta revisi¨®n de tu ensayo period¨ªstico es tu voluntad por conectar lo sucedido con el momento actual. ?Qu¨¦ hay de todo ello??
Veo muchas conexiones. Los grandes festivales, el momento del remember e incluso el estilo de la m¨²sica. Veo tambi¨¦n esa idea del DJ moderno y su m¨²sica, acelerada, aguda y algo agresiva para grandes masas. De verdad que est¨¢ muy conectado. Al final, s¨ª que quiero que se quede una idea de final abierto porque lo que sucedi¨® contin¨²a. Creo que tiene mucha importancia lo que pas¨® en Valencia como origen y veo consecuencias en la situaci¨®n actual y el movimiento en torno a la m¨²sica electr¨®nica.
En mayo de este a?o Jeff Mills recib¨ªa la Orden de las Artes y las Letras de la Rep¨²blica de Francia. Ese hito sirvi¨® para que muchos de los protagonistas de esta historia mostraran su celo ante unas autoridades que se?alaron y persiguieron el fen¨®meno a partir de su masificaci¨®n. Sin embargo, como demuestra En ?xtasis y saben todos ellos, el valor y peso de seg¨²n qu¨¦ DJ¡¯s y de seg¨²n qu¨¦ discotecas, fue muy distinto. ?Sirvi¨® ese momento de persecuci¨®n y masificaci¨®n para igualar a personajes y clubes cuya trascendencia era muy distinta??
La Ruta arras¨® con todo como concepto. Lleg¨® la criminalizaci¨®n a partir de cosas que suced¨ªan, ojo, y las discotecas se aliaron para defenderse. En el relato general, en el relato derivado de las p¨¢ginas de sucesos que fue el ¨²nico que lleg¨® al p¨²blico general, todos eran lo mismo. Daba igual el nivel, lo que se hiciera o lo que se hubiera hecho. Fue contraproducente en este sentido. Se meti¨® a todo en el mismo saco. Honestamente, creo que en los ¨²ltimos tiempos y con los trabajos a los que hemos hecho alusi¨®n, ya se puede ir separando qui¨¦n tuvo un papel fundamental, qui¨¦n lo continu¨® de manera brillante y qui¨¦n no tuvo mucho papel. Es muy distinto el tipo de m¨¦ritos y entonces se igual¨® todo como dices, pero ahora, a quien le interese, ya se puede rastrear qui¨¦nes han sido los nombres propios para los que ha sido muy injusto todo ese relato.
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Autor:?Joan Manuel Oleaque.
Editorial:?Barlin (2017).
Formato:?tapa blanda (192 p¨¢ginas).
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