Atacar a Europa desde dentro
Si Catalu?a sentara un precedente de secesi¨®n, estimulando a otras regiones a imitarla, la Uni¨®n Europea entrar¨ªa en una profunda crisis existencial. De hecho, se puede decir que en el caso catal¨¢n hoy se juega nada menos que su futuro
Finalmente, Europa da se?ales de estar saliendo de su prolongada crisis econ¨®mica, pero el continente sigue agitado. Por cada motivo de optimismo siempre parece haber una nueva causa de preocupaci¨®n.
En junio de 2016 una escasa mayor¨ªa de votantes brit¨¢nicos eligi¨® la nostalgia por el siglo XIX sobre lo que les pudiera prometer el siglo XXI. Decidieron saltar al precipicio en nombre de su ¡°soberan¨ªa¡± y bastantes evidencias sugieren que les espera un aterrizaje forzoso. Los c¨ªnicos podr¨ªan hacer la observaci¨®n de que ser¨¢ necesaria una ¡°soberan¨ªa¡± en buenas condiciones para amortiguar el golpe.
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En Espa?a, el Gobierno de la comunidad aut¨®noma de Catalu?a ahora pide soberan¨ªa tambi¨¦n, aunque el actual Ejecutivo nacional no est¨¢ enjuiciando, encarcelando, torturando ni ejecutando al pueblo catal¨¢n, como lo hiciera la dictadura del general¨ªsimo Francisco Franco. Espa?a es una democracia estable y miembro de la Uni¨®n Europea, la eurozona y la OTAN. Durante d¨¦cadas ha mantenido el Estado de derecho de acuerdo con una Constituci¨®n democr¨¢tica negociada por todas las partes y regiones, incluida Catalu?a.
El 1 de octubre, el Gobierno catal¨¢n celebr¨® un refer¨¦ndum de independencia en el que particip¨® menos de la mitad (algunas estimaciones se?alan que un tercio) de la poblaci¨®n de esta comunidad. Seg¨²n los est¨¢ndares de la UE y la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, la votaci¨®n jam¨¢s habr¨ªa podido aceptarse como ¡°justa y libre¡±. Adem¨¢s de ser ilegal seg¨²n la Constituci¨®n espa?ola, el refer¨¦ndum ni siquiera cont¨® con un padr¨®n de votantes para determinar qui¨¦n ten¨ªa derecho a votar.
El refer¨¦ndum ¡°alternativo¡± catal¨¢n caus¨® medidas dr¨¢sticas del Gobierno del primer ministro espa?ol Mariano Rajoy, que intervino para cerrar mesas electorales y evitar que la gente votara. Fue una tonter¨ªa pol¨ªtica may¨²scula, porque las im¨¢genes de la polic¨ªa reprimiendo con porras a manifestantes catalanes desarmados otorg¨® una enga?osa legitimidad a los secesionistas. Ninguna democracia puede ganar en este tipo de conflicto. Y en el caso de Espa?a la represi¨®n conjur¨® im¨¢genes de la Guerra Civil de 1936-1939, su m¨¢s profundo trauma hist¨®rico hasta la fecha.
La UE no puede permitir la desintegraci¨®n de sus Estados miembros porque son su cimiento
Si Catalu?a lograra la independencia, tendr¨ªa que encontrar un camino hacia adelante sin Espa?a ni la UE. Con el apoyo de muchos otros Estados miembros preocupados por sus propios movimientos secesionistas, Espa?a bloquear¨ªa cualquier apuesta catalana por ser miembro de la eurozona o la UE. Y sin ser parte del mercado ¨²nico europeo, Catalu?a se enfrentar¨ªa a la oscura perspectiva de pasar r¨¢pidamente de ser un motor econ¨®mico a un pa¨ªs pobre y aislado.
Adem¨¢s, la independencia de Catalu?a plantear¨ªa un problema fundamental para Europa. Para comenzar, nadie quiere repetir una ruptura como la de Yugoslavia, por obvias razones. Pero, m¨¢s concretamente, la UE no puede permitir la desintegraci¨®n de sus Estados miembros, porque estos componen los cimientos mismos sobre los que est¨¢ formada.
La UE es una asociaci¨®n de naciones-Estado, no de regiones. Si bien estas pueden desempe?ar un papel importante no pueden participar como alternativa a los Estados. Si Catalu?a sentara un precedente de secesi¨®n, estimulando a otras regiones a imitarla, la UE entrar¨ªa en una profunda crisis existencial. De hecho, se puede decir que en el caso de Catalu?a hoy se juega nada menos que el futuro de la Uni¨®n Europea.
M¨¢s a¨²n, el prop¨®sito original de la UE fue superar las deficiencias de las naciones-Estado mediante la integraci¨®n, lo opuesto a la secesi¨®n. Se dise?¨® para trascender el sistema de Estados que tan desastroso demostr¨® ser en la primera mitad del siglo XX.
Pi¨¦nsese en Irlanda del Norte, que ha acabado por ser un ejemplo perfecto de c¨®mo la integraci¨®n dentro de la UE puede superar las fronteras nacionales, salvar divisiones hist¨®ricas y asegurar la paz y la estabilidad. Por cierto, lo mismo se puede decir de Catalu?a, que despu¨¦s de todo debe la mayor parte de su ¨¦xito econ¨®mico a la entrada de Espa?a a la UE en 1986.
Cabe la esperanza de que la raz¨®n prevalezca en Barcelona, pero tambi¨¦n en Madrid
Ser¨ªa absurdo desde el punto de vista hist¨®rico entrar en una fase de secesi¨®n y desintegraci¨®n en el siglo XXI. El gran tama?o de otros actores globales (como China, India y Estados Unidos) ha convertido en urgentes una mayor integraci¨®n europea y relaciones intracomunitarias m¨¢s s¨®lidas.
Solo cabe esperar que la raz¨®n prevalezca, en particular en Barcelona, pero tambi¨¦n en Madrid. Una Espa?a democr¨¢tica e intacta es demasiado importante como para quedar en riesgo por disputas sobre la asignaci¨®n de ingresos fiscales entre las regiones del pa¨ªs. No existen alternativas a que ambos bandos abandonen las trincheras que se han cavado, salgan a negociar y encuentren una soluci¨®n mutuamente satisfactoria que est¨¦ en l¨ªnea con la Constituci¨®n, los principios democr¨¢ticos y el Estado de derecho espa?oles.
Las experiencias de los amigos y aliados de Espa?a podr¨ªan servir de ayuda. Alemania, a diferencia de Espa?a, se organiza como una federaci¨®n. Pero incluso all¨ª nada es tan engorroso y complicado como las inacabables negociaciones sobre las transferencias fiscales entre el Gobierno federal y los Estados, es decir, entre las regiones m¨¢s ricas y las m¨¢s pobres. En todo caso, siempre se llega a un acuerdo que se mantiene hasta que surge otra disputa y se reinician las negociaciones.
No hay duda de que el dinero es importante, pero no tanto como el compromiso com¨²n de los europeos con la libertad, la democracia y el Estado de derecho. La prosperidad de Europa depende de la paz y la estabilidad, y la paz y la estabilidad dependen, primero de todo, de si los europeos est¨¢n dispuestos a luchar por ellas.
Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, fue l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen.
? Project Syndicate, 2017.
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