A la sangre
Por fortuna el himno espa?ol no tiene letra. Nada hay m¨¢s elegante que permanecer con la boca cerrada ante versos que llaman a degollar al enemigo
Todos los himnos nacionales est¨¢n cargados con la p¨®lvora de unas letras fatuas, violentas e incluso sanguinarias. Cuando suenan en los estadios al iniciarse un encuentro deportivo internacional los jugadores de cada equipo abrazados por los hombros en la cancha las entonan, unos con ardor, otros con desgana, y entre ellos siempre hay uno que oficia de gran patriota, al que solo le falta aporrearse el pecho como un gorila en celo mirando hacia lo alto. En La Marsellesa se pide que la sangre impura inunde nuestros surcos; los germanos gritan: ¡°Alemania sobre todo el mundo¡±; los brit¨¢nicos exclaman: ¡°Oh, se?or, nuestro Dios, lev¨¢ntate y dispersa a los enemigos¡±; ¡°Listos para morir, Italia llama a sus hijos¡±, cantan los italianos; los norteamericanos con la mano en el coraz¨®n invocan la tenebrosa lucha, el rojo fulgor de los cohetes, las bombas estallando en el aire; y en Els segadors, para no ser menos, se anima a defender a la patria catalana con golpes de hoz. Por fortuna el himno espa?ol no tiene letra. Nada hay m¨¢s elegante que permanecer con la boca cerrada ante esta clase de versos crueles elaborados por poetas mediocres, que llaman a degollar al enemigo. Mas cuando ya parec¨ªa que ese himno, hasta ahora en poder de la derecha, empezaba a ser emocionalmente aceptado por la izquierda a trav¨¦s de los ¨¦xitos deportivos, la reacci¨®n contra el independentismo catal¨¢n lo ha puesto de nuevo al servicio de un espa?olismo en algunos casos rancio y muy burdo, servido por una testosterona de muy baja calidad. Ahora la letra del himno espa?ol la constituyen, por un lado los infames abucheos de los independentistas en los estadios y por otro los mazazos de Manolo el del bomboy los gritos de ?a por ellos!, bajo el amparo del toro de Osborne, una marca de co?ac, estampado en la bandera nacional. Los dioses ciegan a los que quieren destruir.
?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.