Terror solar
El buen tiempo inmutable ser¨¢ una maldici¨®n que acabar¨¢ creando p¨¢nico
Una eterna primavera puede convertirse en una forma de terror. Si uno consulta en Internet la temperatura del valle de Josafat, donde se va a celebrar el Juicio Final, resulta que all¨ª siempre brilla un sol radiante, de 27 grados, con ligera brisa y noches estrelladas, un clima ideal para acoger la ingente masa de una humanidad culpable. Esa gente feliz que a estas alturas del a?o, camino ya de la Navidad, llena las playas del Mediterr¨¢neo y chapotea con toda inocencia en el agua, no sabe que en cierto modo est¨¢ viviendo un ensayo del Apocalipsis. Hasta ahora se nos ha hecho creer que el fin del mundo se producir¨¢ con una lluvia de fuego bajo un sonido de trompetas que los ¨¢ngeles fieros tocar¨¢n para despertar a los muertos. Pero tambi¨¦n podr¨ªa suceder que este espect¨¢culo escatol¨®gico en medio de las tinieblas fuera sustituido por un perenne cielo azul, producto de un anticicl¨®n ferozmente anclado en las Azores, de forma que la caricia de un sol azucarado en la piel se convierta en un placer insoportable. La eterna primavera producir¨¢ la locura en las semillas y la gente sabr¨¢ que el fin del mundo est¨¢ cerca cuando haya que segar el trigo en enero y se vuelvan carn¨ªvoras todas las flores de mayo. El buen tiempo inmutable ser¨¢ una maldici¨®n que acabar¨¢ creando p¨¢nico, pero lejos de flagelarse como los penitentes en las procesiones medievales, la gente seguir¨¢ chapoteando en aguas del Mediterr¨¢neo y sobre esa convulsa masa carnal extendida en las playas, extenuada en la propia felicidad, se abrir¨¢ el S¨¦ptimo Sello y el veredicto fatal de la historia ser¨¢ emitido. El siniestro oficio de los antiguos profetas que se relam¨ªan anunciando toda suerte de calamidades en las postrimer¨ªas lo ejercer¨¢n ahora los hombres del tiempo y sus pron¨®sticos de un Sol primaveral, deslumbrante e interminable ser¨¢n nuestra condena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.