Los retos maquiav¨¦licos del 155

Yo digo que se asciende al principado o con el favor del pueblo o con el favor de los grandes (Maquiavelo, El pr¨ªncipe).

Puigdemont deber¨ªa haber le¨ªdo a Nicol¨° Machiavelli con m¨¢s atenci¨®n, hasta llegar a entender el significado de sus consejos en el siglo XXI. Cierto que ha tenido el fervor de una parte del pueblo, pero en una democracia el favor del pueblo se gana dentro de la legalidad de las normas y no jugando en falso, donde el fervor acaba por minar la democracia y deja de ser favor. Tambi¨¦n es cierto que ha intentado ganarse el favor de los grandes, pero los grandes ya no son los nobles catalanes sino los miembros del Consejo Europeo y estos de forma clara le han negado cualquier forma de apoyo. As¨ª, como muchos hab¨ªamos pronosticado desde el inicio del proc¨¦s, sin el apoyo efectivo del pueblo y ni siquiera verbal de los grandes, Puigdemont no acabar¨¢ ascendiendo al principado de la llamada rep¨²blica catalana.

Aunque tampoco parece que Rajoy lo haya le¨ªdo con atenci¨®n, par¨¢ndose en frases como: ¡°Porque las ofensas deben inferirse de una sola vez para que, durando menos, hieran menos; mientras que los beneficios deben proporcionarse poco a poco, a fin de que se saboreen mejor¡± (cap¨ªtulo VIII). O quiz¨¢s lo haya hecho muy recientemente y que el art¨ªculo 155 sea esa sola vez que encuentra su justificaci¨®n en: ¡°Trate, pues, un pr¨ªncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre ser¨¢n honorables y loados por todos¡± (cap¨ªtulo XVIII). Frase que a menudo err¨®neamente se ha sacado de contexto para decir que para Maquiavelo, ¡°el fin justifica los medios¡±, cuando el mismo es tajante en decir: ¡°Lo peor que un pr¨ªncipe puede esperar de un pueblo hostil es el ser abandonado por ¨¦l¡± (cap¨ªtulo IX). ¡°Y concluyo que un pr¨ªncipe debe apreciar a los grandes, pero no hacerse odiar por el pueblo¡± (cap¨ªtulo XIX).

Hay que romper la din¨¢mica de que la ¨²nica soluci¨®n es la independencia

Esto lo dec¨ªa hace 500 a?os, cuando se trataba de ascender al principado y no de ganar elecciones o defender una monarqu¨ªa democr¨¢tica. Hoy solo se deber¨ªa cambiar el tono, pero no el contenido, de su comentario: ¡°Todo pr¨ªncipe debe desear ser considerado clemente y no cruel; no obstante, debe cuidarse de no emplear mal esta clemencia¡± (cap¨ªtulo XVII). Este es el primer reto maquiav¨¦lico que tiene la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155: vencer y conservar el Estado pasa por restablecer el orden constitucional, la estabilidad econ¨®mica y abrir puertas y ventanas del Palau de la Generalitat, cerradas a los que, de una forma u otra, no apoyan la causa independentista; pero cualquier acto del Gobierno central ¡ªal amparo del 155¡ª va a ser presentado como una agresi¨®n a los derechos de Catalu?a, como una prueba m¨¢s de que la ¨²nica soluci¨®n es la independencia, generando de entrada m¨¢s hostilidad.

Hay que saber romper esta din¨¢mica perversa y lo primero es evitar la crueldad innecesaria ¡ªpor ejemplo, congelar las cuentas de los grupos de investigaci¨®n¡ª o la incompetencia administrativa y de gesti¨®n que a menudo conlleva la centralizaci¨®n: la apuesta de la Generalitat por la digitalizaci¨®n ten¨ªa un fuerte componente de deslealtad con la Administraci¨®n central pero tambi¨¦n otro, no despreciable, de eficiencia. Lo segundo, tener empat¨ªa ¡ªque no es lo mismo que clemencia¡ª con la amplia mayor¨ªa de catalanes que quieren vivir en paz, aman, quieren y saben mejorar lo propio, pero entre quienes reina la confusi¨®n y la preocupaci¨®n: el mantra independentista cada d¨ªa es m¨¢s mantra que realidad, pero hay desconfianza en que esto se vaya a arreglar desde Madrid y, eso s¨ª, hay dignidad, que a menudo ni unos ni otros parecen respetar, unos por sus acciones ¡ªpoliciales y jur¨ªdicas¡ª, los otros por sus promesas que, ahora se ve, eran falsas. Pero empat¨ªa no necesariamente quiere decir contentar: en la larga lista de agravios de los catalanes se mezclan problemas reales con mentiras o, simplemente, falta de solidaridad o co-rresponsabilidad.

Lo que nos lleva al segundo reto maquiav¨¦lico. Maquiavelo era florentino, es decir, de la Toscana interior, y quiz¨¢s por esto hay un tema recurrente en sus escritos que nunca expres¨® tan claro como lo har¨ªa un navegante: ¡°La mejor forma de abordar los problemas inmediatos es tener claro a d¨®nde se quiere ir¡±. La aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 ¡ªpensada como medida excepcional y temporal para afrontar la quiebra institucional¡ª no es excepci¨®n y de entrada se da de bruces con la realidad: en Catalu?a la Administraci¨®n central es marginal ¡ªel 9% de los funcionarios¡ª y su relaci¨®n con la mayor¨ªa de los catalanes es espor¨¢dica, aunque importante y no necesariamente bienvenida: cumplir normas, pagar impuestos, etc¨¦tera; adem¨¢s, el discurso de la Generalitat¡ª y de los medios que controla o subvenciona¡ª ha tendido a autoasignarse ¨¦xitos y culpabilizar a la Administraci¨®n central por carencias, recortes o fracasos. No es por casualidad que el proc¨¦s se ha nutrido del descontento de la crisis econ¨®mica; como si la burbuja inmobiliaria, la crisis bancaria, la deuda p¨²blica y la corrupci¨®n no hubiesen tenido apellidos catalanes. La tentaci¨®n es reaccionar haciendo justo lo contrario, ?para ir a d¨®nde?

No es por casualidad que el proc¨¦s se ha nutrido del descontento de la crisis econ¨®mica

PP, PSOE y Ciudadanos apoyan la aplicaci¨®n del 155, est¨¢n de acuerdo en que hay que preservar la unidad del Estado espa?ol, participar activamente en la Uni¨®n Europea y la eurozona y, ahora tambi¨¦n, en que el modelo de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas y la Constituci¨®n deben reformarse. Pero esto no es suficiente para afrontar la quiebra social que afecta a todos los espa?oles y responder a la pregunta que estar¨¢ en la calle en las pr¨®ximas elecciones al Parlament: ?qu¨¦ modelo de descentralizaci¨®n territorial se quiere para Espa?a?

Es l¨®gico que haya diferencias al respecto y que los catalanes voten sobre ellas y otras, pero para que haya una alternativa cre¨ªble al independentismo ¡ªy al populismo¡ª har¨¢ falta un acuerdo de m¨ªnimos sobre lo que se quiere que vaya a ser el autogobierno de Catalu?a, y de las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas, despu¨¦s del art¨ªculo 155. En mi opini¨®n, no puede ser ni dejar las cosas como estaban ¡ªsecesi¨®n excluida¡ª ni la recentralizaci¨®n. Un acuerdo de futuro, abierto incluso a aquellas fuerzas que hoy no apoyan el art¨ªculo 155, ser¨ªa la mejor gu¨ªa para que la implementaci¨®n del 155 acabe siendo ¡°honorable y loada por todos¡±, o al menos por una amplia mayor¨ªa de espa?oles y catalanes.

Ramon Marimon es profesor de Econom¨ªa del European University Institute (Florencia) y de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona).