Por mis hijos, por mis nietos
Dentro del Partido Republicano se ha abierto una corriente ¡®antitrumpista¡¯

La carta abierta que Jeff Flake, el senador republicano por Arizona que pronto dejar¨¢ de serlo porque no se presentar¨¢ a las pr¨®ximas elecciones intermedias de Estados Unidos, escribi¨® al presidente Donald Trump en nombre de sus hijos, de sus nietos, del mundo por el que se convirti¨® en senador y de su partido, fue un basta ya, una alerta del peligro que corremos todos. Trump es un brujo, un aprendiz de presidente y claramente ha fracasado. Y hasta que alguien lo destituya, si es que eso sucede antes de las pr¨®ximas presidenciales, hay que ser consciente de los costos que habr¨¢ que asumir.
Cuando Trump se dedica a dar patadas y a mostrar la profunda crisis por la que se desliza el mundo actual, lo ¨²nico que hace es poner sobre la mesa los l¨ªmites de la realidad frente a la ficci¨®n, dejando de manifiesto el conflicto entre la explosi¨®n de las emociones y la formulaci¨®n de las pol¨ªticas. Dentro del Partido Republicano se ha abierto una corriente antitrumpista de candidatos que buscan ser reelegidos en 2018, moderados y descontentos con el actual estado de cosas, aunque no todos se han atrevido al suicidio pol¨ªtico como el actual presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, que ya no competir¨¢, y el propio Flake.
Desde los tiempos del general Ulysses S. Grant, que trabaj¨® estrechamente con Abraham Lincoln para ganar la Guerra de Secesi¨®n, o desde Eisenhower y sus relaciones con Franklin Delano Roosevelt, no ha habido inversi¨®n del papel determinante de los militares que siguen a su comandante en jefe elegido por las urnas, un hecho que ha conducido hacia una situaci¨®n catastr¨®fica en materia de defensa, de pol¨ªtica y de todo orden en el imperio del Norte.
Ese fen¨®meno no solo ha precipitado la crisis en Europa, la p¨¦rdida de valores y de referentes morales, la salida del escenario internacional de Am¨¦rica Latina y el reposicionamiento, cada vez m¨¢s fuerte, del otro l¨ªder ex aequo llamado China, sino que, adem¨¢s, Trump con sus inconsistencias y con su juego ha puesto y sigue poniendo en peligro la estabilidad del mundo. El problema es saber por qu¨¦ raz¨®n se lo permiten y qu¨¦ es lo que se puede hacer.
Para empezar, desde el campo pol¨ªtico deber¨ªan se?alarse cu¨¢les son los riesgos asociados a andar peleando con unos y otros o descalificando al adversario como si fuera una guerra de Pandillas de Nueva York y al hecho de ignorar las pol¨ªticas que pueden mantener al planeta en mejores condiciones ambientales. Resulta suicida, peligroso y podr¨ªa terminar siendo irresoluble.
Se ha llegado a un punto en el que ya es imposible seguir esperando. La frivolidad, la groser¨ªa, la mediocridad y la incapacidad son los rasgos que marcan este casi primer a?o de Gobierno del magnate. Los pueblos nunca se equivocan, aunque se equivoquen, y, en este caso, es m¨¢s importante saber c¨®mo es el juego del resto de las instituciones que conforman lo que hasta ahora hab¨ªa sido la mejor democracia del mundo, la estadounidense.
Pero a¨²n hay muchas preguntas en el aire: ?C¨®mo van las investigaciones sobre la injerencia rusa en la ¨²ltima campa?a electoral? ?C¨®mo van las investigaciones sobre el delgado muro entre los intereses particulares de la familia presidencial y el servicio p¨²blico? ?C¨®mo est¨¢n los referentes ¨¦ticos ahora tan arrumbados por una manera de gobernar que se caracteriza por la pelea, la disputa y, en el caso de los mexicanos, por el insulto permanente sin formular pol¨ªticas alternativas?
Trump propone planes y hace ofertas que, en el fondo, tampoco sirven a la base de su electorado. El enojo y el hartazgo de sus electores fue lo que le llev¨® a la Casa Blanca, pero ahora ese enojo puede ser mayor si, m¨¢s all¨¢ del mercado de trabajo, les propone volver a un mundo que ya no existe y que, adem¨¢s, hasta el m¨¢s torpe sabe que si seguimos, por ejemplo, extrayendo y quemando carb¨®n en la misma medida que lo hicimos antes, lo ¨²nico que conseguiremos ser¨¢ precipitar la cat¨¢strofe universal.
El reality show se ha comido la realidad y ahora estamos sentados esperando a que pase un milagro, aunque a estas alturas es dif¨ªcil que eso suceda. Pero en cualquier caso ¨¦l, el aprendiz de presidente, ha fracasado.
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