Podemos: debacle territorial

Que la izquierda en Espa?a se part¨ªa por las fronteras era algo que ya sab¨ªamos todos. Menos Pablo Iglesias, por lo visto. En el ¨²ltimo mes, Unidos Podemos ha visto descender su estimaci¨®n de voto al entorno del 17%, desde el 21% que obtuvo el 26J. M¨¢s grave que eso es la crisis que se ha abierto en su organizaci¨®n. Solo el pasado domingo una corriente (Anticapitalistas) reconoci¨® impl¨ªcitamente la Rep¨²blica catalana, para despu¨¦s tener que retractarse pero sin atreverse a dejar de reconocerla; mientras, dos de los referentes de dicha corriente (andaluces: Teresa Rodr¨ªguez y Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez ¡®Kichi¡¯) se desmarcaban del ambiguo reconocimiento. Al mismo tiempo emerg¨ªan voces dentro de Podemos que invitaban a marcharse a quienes no compartiesen la l¨ªnea oficial del partido, contra la independencia. Y para rematar la direcci¨®n de Podemos intervino su secci¨®n catalana, que en manos de Albano Dante-Fach¨ªn hab¨ªa tomado una deriva muy cercana al independentismo.

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Iglesias sit¨²a a Anticapitalistas ¡°pol¨ªticamente fuera de Podemos¡±

Opini¨®n | La explosi¨®n ¡®dantesca¡¯ de Podemos

?No supo anticipar Iglesias que todo esto iba a suceder, o la debacle era inevitable? Es cierto que en situaciones de polarizaci¨®n como la actual sale perdiendo quien toma una posici¨®n intermedia. Adem¨¢s, el PSOE, experimentado navegante de tensiones internas causadas por diferencias territoriales, deja poco espacio en la izquierda netamente antiindependentista, como tambi¨¦n lo hace el PSC en Catalu?a. As¨ª que no quedaba mucho espacio. Para Iglesias, convertirse en una especie de nueva IU en t¨¦rminos nacionales habr¨ªa tenido un coste importante en aquellos lugares que son parte imprescindible de su base de votos: las autonom¨ªas con mayor pulsi¨®n descentralizadora.

Todo ello no exime a la direcci¨®n del partido morado de responsabilidades. Por ejemplo, no cabe ignorar la dimensi¨®n organizativa: cuando pudo escoger, Iglesias se decidi¨® por verticalidad en Madrid y asociaciones horizontales mezcladas con presencia propia en Galicia, Pa¨ªs Vasco, Catalu?a y la Comunidad Valenciana. El PSOE, por el contrario, mantiene una estructura federal.

Es cierto que ambas organizaciones est¨¢n sometidas a tensiones similares, y en cierta medida la existencia de Podemos ha reducido los problemas internos del PSOE al absorber para s¨ª los m¨¢s descentralizadores de sus votantes. Pero la combinaci¨®n entre verticalidad y horizontalidad en Podemos convierte a Iglesias en una especie de dictador en una confederaci¨®n de taifas que no controla por completo, donde las negociaciones entre las distintas sensibilidades se vuelve mucho m¨¢s desordenada y las probabilidades de rupturas severas se incrementan. El federalismo del PSOE, por el contrario, establece canales claros y conocidos por todos para canalizar dichas tensiones. Dicho de otra manera: si incluso en una estructura probada y preparada como la socialista el temporal territorial estuvo a punto de partir al partido en dos, imaginemos lo que puede hacer con una nave nueva e inexperta como Podemos.