Mi noche con Kevin Spacey
El armario es un sitio cruel al que te empujan la educaci¨®n mala y la religi¨®n
Ayer so?¨¦ que regresaba de Bruselas y me preguntaban sobre Puigdemont. Ahora que por fin ha empezado a descender la adrenalina catalana, me he propuesto agregar un poquito de verdad: no me atrae ni me conviene lo ilegal.
Una de las cosas que siempre le agradecer¨¦ a la ley de matrimonio igualitario es que de un plumazo coloc¨® dentro de la legalidad a una minor¨ªa marginada, incluso perseguida, como la comunidad LGTB. Esa condici¨®n ilegal oblig¨® a que existieran armarios donde se escond¨ªan muchas personas. Como Kevin Spacey. Se le acusa ahora de haber cometido abuso a un actor, entonces menor de edad, en 1986. Es una situaci¨®n fea. Y tambi¨¦n se le se?ala por usar su salida del armario para contrarrestar esta acusaci¨®n. Todo muy mal. El armario es un sitio atroz. Solo te ense?a a mentir. Adem¨¢s, suele ocurrir que te obligan a permanecer all¨ª dentro, empresas, familias, amigos. O una industria tan poderosa como Hollywood. A Kevin Spacey le habr¨ªa fastidiado mucho la carrera el reconocerse gay porque Hollywood es una industria tan machista como determinante: respaldaremos tu talento y te daremos una gran carrera a cambio de no quebrantar una regla, la sexualidad admitida, la visible, es la heterosexual. Tanto es as¨ª que, por ejemplo, en 2006 la Academia se neg¨® a darle el Oscar a mejor pel¨ªcula a Brokeback Mountain porque era una historia gay de vaqueros. Tard¨® 11 a?os en enmendar esa actitud al premiar a Moonlight, una pel¨ªcula sobre homosexualidad y marginalidad en el Miami de los ochenta. Hollywood se empe?a en ignorar las minor¨ªas, acallarlas o, en el caso de actores con sexualidad diferente, como Spacey, obligarles a mentir sobre su naturaleza para ver c¨®mo su ¨¦xito crece y la cadena de rumores tambi¨¦n aumenta hasta el oprobio.
Las alegaciones de acoso ya se han extendido desde los productores a los actores. Se propaga. ?Hasta d¨®nde llegar¨¢? Al caso Spacey se suma ahora la acusaci¨®n de una asistenta de producci¨®n hacia Dustin Hoffman, otro oscarizado e importante actor. M¨¢s all¨¢ de apilar acusaciones de acoso, todos los se?alados son personalidades con fuertes nexos con el Partido Dem¨®crata. Incluso Spacey interpreta a un presidente de Estados Unidos que, sin parecerse a Donald Trump, no deja de manipular y de evidenciar que el poder es algo totalmente inescrupuloso. La quinta temporada de House of Cards era casi calcada a la realidad de una manera inquietante, sobre todo en la trama rusa. No se trata de negar responsabilidades, solo me resulta curioso que los implicados se han mofado o actuado en contra del actual presidente de Estados Unidos. Quiz¨¢s por eso, mientras disfrutaba del desfile de Halloween en Lincoln Road, en Miami, un espectador latino me tom¨® del brazo: ¡°Usted no se meta con Trump, que no tiene sentido del humor¡±.
Kevin Spacey visit¨® Madrid varias veces y tras el estreno de un montaje conjunto entre el Teatro Espa?ol y el Old Vic, la venerable instituci¨®n que entonces dirig¨ªa, coincidimos en una fiesta en el Cock, el m¨ªtico bar madrile?o que ha entretenido al franquismo, la movida y todo lo que somos. Spacey buscaba no llamar la atenci¨®n, participando en peque?as conversaciones con una actitud discreta. Tambi¨¦n con discreci¨®n, un genial director de cine nos explic¨® que ese adjetivo es una etiqueta que pesa como una losa en la vida de los gais armarizados, ¡°los discretos¡±. En un momento dado, el acompa?ante de Spacey, un treinta?ero mucho menos discreto, se lanz¨® a improvisar unas buler¨ªas en una de las mesas. ¡°Se arm¨® el guirigay¡±, solt¨® alguien, y Spacey me tom¨® del brazo y me pidi¨® que bajara a su amigo. El joven continu¨® con su danza golpeando unas casta?uelas que le hab¨ªan regalado e invitando a que me uniera. Estuve a punto, pero el propio Spacey se acerc¨® mucho y dijo, con voz de Otelo: ¡°Suficiente, nos vamos¡±. Apenas se fueron todo el mundo empez¨® a cuchichear. ¡°Tanta discreci¨®n pero ?menudo novio!¡±. Confirm¨¦ que no me gustar¨ªa una vida as¨ª. Conteniendo lo evidente para que en un simple casta?eo todo se haga trizas.
El armario es un sitio cruel al que te empujan la educaci¨®n mala y la religi¨®n. No es legal pero es un sistema para poder crecer profesionalmente. Y obtener as¨ª esa forma de independencia que ahora llaman conquistar tus sue?os. Hasta que estos se vuelven pesadillas.
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