El c¨¢lculo pol¨ªtico de la econom¨ªa independentista

Uno de los grandes misterios del proc¨¦s ¡ªy tiene muchos¡ª es c¨®mo un grupo de intelectuales independentistas, entre ellos la crema de los economistas catalanes, crey¨® en la hip¨®tesis de una secesi¨®n de Catalu?a. No se trata tan solo de la viabilidad econ¨®mica de la nueva naci¨®n, porque muchas regiones europeas podr¨ªan manejarse bien como rep¨²blicas independientes, sino de calcular y pagar los costes econ¨®micos de transici¨®n hacia la independencia y determinar si, como resultado de la separaci¨®n, la renta nacional del nuevo pa¨ªs iba a ser superior a la de la Catalu?a integrada en Espa?a. Nadie hizo estos c¨¢lculos al margen de declaraciones ret¨®ricas de agobiante mediocridad (los 17.000 millones agitados por Oriol Junqueras como renta vitalicia de Catalu?a una vez liberada del peso muerto de Espa?a) o de enso?aciones de ingenier¨ªa social aproximativa sobre c¨®mo ser¨ªa posible reconstruir el sistema judicial y el aparato administrativo de la nueva rep¨²blica lejos de la contaminada burocracia espa?ola.

En fin, la ignorancia es la ignorancia y, como advirti¨® Freud, ¡°no es posible derivar de ella el derecho a creer en algo¡±. La direcci¨®n independentista (sostenida, hay que insistir, por economistas de supuesto gran fuste) ha enhebrado un largo hilv¨¢n de errores desde la puntada inicial que descartan la existencia de un Doctor Mabuse inteligente, individual o colectivo, en la trastienda. Una auditor¨ªa externa mencionar¨ªa al menos los siguientes: 1. Suponer que una presi¨®n combinada de movilizaciones en la calle con mayor¨ªas sociales abrumadoras (a la postre, irreales) incitar¨ªa al Estado a negociar una secesi¨®n pactada para reducir los costes de transici¨®n a la independencia que, como bien sab¨ªan los eminentes economistas afines, iban a ser elevados y as¨ª se ha confirmado (cambio de sede de empresas, ca¨ªda del turismo, aumento del paro).

2. Comprobado que la mezcla de agitaci¨®n m¨¢s mayor¨ªas escurridas no produc¨ªa las concesiones esperadas en Madrid, se pas¨® a una segunda fase: aumentar la presi¨®n en las calles, dise?ar una confrontaci¨®n pol¨ªtica en el Parlamento e ignorar el da?o econ¨®mico del endurecimiento pol¨ªtico. El beneficio esperado a cambio de los da?os econ¨®micos potenciales y reales (ante los cuales Mas, Puigdemont, Junqueras, Gabriel y dem¨¢s querubines, tronos y potestades del independentismo apenas han mostrado inter¨¦s) o de la balcanizaci¨®n del conflicto era la intervenci¨®n de la Uni¨®n Europea forzada por una inestabilidad insoportable.

3. Ambas enso?aciones se han disuelto en el tiempo (?por qu¨¦ iba a renunciar el Estado al 18% del PIB si le asisten la fuerza y la ley?). La siguiente fase consiste en apelar a la compasi¨®n mundial, como el Gato con Botas en Shrek 2. El episodio no ha concluido. A efectos econ¨®micos, la esquizofrenia independentista (unos aqu¨ª, Puigdemont all¨¢, huido como dicen que se fug¨® Antonio P¨¦rez, ¡°a sombra de tejado¡±) prolonga la reticencia inversora. La incertidumbre econ¨®mica no concluir¨¢ hasta que se conozca el resultado electoral y arranque una negociaci¨®n que comprometa la estabilidad en Catalu?a durante dos generaciones.