Grandes poderes tecnol¨®gicos que preocupan
Los gigantes tecnol¨®gicos deben adoptar medidas contundentes para dejar de ser el caballo de Troya de intoxicaciones y noticias falsas
Lo dec¨ªa la semana pasada en este peri¨®dico la vicepresidenta del Grupo Popular Europeo Sandra Kalniete, inmersa en la investigaci¨®n sobre las intoxicaciones rusas en las redes sociales. ¡°Estamos indefensos frente a estas nuevas tecnolog¨ªas¡±, afirmaba la eurodiputada. ¡°Se supon¨ªa que ayudar¨ªan a la humanidad, pero, si est¨¢n en manos de fuerzas negativas, pueden hacer da?o¡±. ?Tanto como para favorecer a un candidato determinado a la Casa Blanca, desprestigiar a la democracia espa?ola por la crisis catalana o lograr que la extrema derecha entre en el Bundestag? Los datos apuntan en ese sentido y el Parlamento Europeo y los congresistas y senadores de Estados Unidos ya han abierto una investigaci¨®n. Fue en ese contexto en el que el senador por Luisiana John Kennedy confes¨® a los representantes de las tecnol¨®gicas: ¡°El poder que tienen ustedes me da miedo¡±.
Ese poder es doble. Por un lado est¨¢ su potencia econ¨®mica. Las llamadas Gafam (Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft), suman en capitalizaci¨®n burs¨¢til 3 billones de d¨®lares, o sea, un poco m¨¢s que el PIB del Reino Unido. Facebook y Google captan pr¨¢cticamente el 100% del crecimiento del mercado publicitario y todas estas firmas utilizan toda la estrategia fiscal posible para cotizar en para¨ªsos fiscales o, al menos, eludir impuestos all¨¢ donde operan. Por otro lado, est¨¢ su posici¨®n dominante en el mercado y su gigantesca penetraci¨®n. Entre 2015 y 2017 hasta 126 millones de usuarios de Facebook accedieron a mensajes interesados rusos. Una penetraci¨®n peligrosa si se tiene en cuenta que estas redes sirven de autopista a cuentas falsas manejadas con bots, bulos, mentiras, intoxicaciones y medias verdades que se difunden y multiplican en segundos por millones.
La l¨ªnea de defensa de las tecnol¨®gicas es que no son responsables de los contenidos, si bien s¨ª censuran mensajes en funci¨®n de sus criterios o los destacan de acuerdo con algoritmos secretos. Lejos, muy lejos, estamos de la pol¨ªtica de los medios de comunicaci¨®n capaces de despedir a una periodista por publicar un reportaje falso o de abrir una profunda investigaci¨®n interna, ofrecer todos los datos y pedir disculpas a los lectores por publicar una foto falsa de Hugo Ch¨¢vez agonizante. No hay filtros ni disculpas en las redes en las que circulan en pie de igualdad las cr¨®nicas m¨¢s contrastadas con las fotos falsas de tanques en las calles de Barcelona.
Las empresas rechazan toda regulaci¨®n que las asimile a los medios de comunicaci¨®n, pero la presi¨®n pol¨ªtica las est¨¢ obligando a modificar sus modos. Facebook ha prometido a los congresistas americanos fichar este mismo mes a mil ¡°moderadores¡± suplementarios para detectar noticias falsas o mensajes inapropiados. Pero de momento, estas tecnol¨®gicas siguen siendo el caballo de Troya de informaci¨®n manipulada que amenaza a las democracias de todo el mundo y es urgente que tomen medidas antes de que otros las tomen por ellas y terminen con el sue?o de ¨¢gora global de libre acceso.
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