Estuve de fiesta con Peter Bagge, el dibujante m¨¢s m¨ªtico de la generaci¨®n 'grunge'
El autor de 'Odio', protagonizado por el inolvidable Buddy Bradley, pas¨® por Madrid como parte de las actividades del Graf, la feria del c¨®mic independiente y de autor
Camino al encuentro con Peter Bagge deprisa, con cierta urgencia, como si no fuera con media hora de antelaci¨®n por los nervios. Hac¨ªa mucho tiempo que no sent¨ªa un arrebato as¨ª de mitoman¨ªa casi adolescente, me cre¨ªa inmunizado a ella con los a?os, pero en el caso del dibujante de Seattle es diferente. No puedo evitar sentirme un poco groupie, porque en alg¨²n momento de mi vida su trabajo fue como una biblia ¨¦tica para m¨ª. Imagino a mi yo de diecisiete a?os con todo el percal: vaqueros rotos, camisa de franela, el pelo hecho un barullo ininteligible y un cigarro en la boca. Los noventa, amigos.
Esas ediciones de Odio de La C¨²pula en peque?os tomos eran los primeros tebeos con los que algunos freaks como yo nos pod¨ªamos identificar de verdad. Era mi primer contacto con un c¨®mic que no fuera en color, o que no estuviera protagonizado por superh¨¦roes o Mortadelo. Imagino que, como yo, otros muchos accedieron a Robert Crumb, Daniel Clowes o Charles Burns por su culpa.
Pero independientemente de descubrirnos el underground, sus historias parec¨ªan escritas para m¨ª. Describ¨ªan las andanzas de un tal Buddy Bradley, un mis¨¢ntropo en medio de la explosi¨®n del grunge, incapaz de conectar con las corrientes de su generaci¨®n, a la que miraba desde la barrera, desde el odio, como dejaba claro el t¨ªtulo del c¨®mic. Ahora un personaje como ¨¦l, o mi yo de 1997, ser¨ªamos considerados unos 'haters' sin m¨¢s. Pero Bagge es un 'hater' con estilo. Durante el resto de su carrera no ha vuelto a tener el mismo impacto que esos primeros a?os, y ha sido superado en popularidad por Clowes, Tomine y otros cuantos que tienden a ponerse intensitos, con lo que cuadran mejor con la d¨¦cada intensita que vivimos. Pero al principio, todo giraba alrededor de Odio y Mundo Idiota. A m¨ª, en particular, me hizo crear un fanzine de mierda en su momento y crear mi propia versi¨®n de sus c¨®mics en forma de m¨²sica, montando un grupo de punk rock llamado Psycho Loosers.
En alguna canci¨®n del grupo habl¨¢bamos de las mismas cosas que sus c¨®mics, en incluso mencion¨¢bamos al propio Peter Bagge en las letras. Un d¨ªa, planeando la edici¨®n de nuestra ¨²ltima referencia, Generaci¨®n Deprimente, se me ocurri¨® la loca idea de utilizar un dibujo suyo para la portada. De borrachera, le hice una apuesta a un amigo de que iba a ser capaz de conseguirlo de alguna manera. Esa misma semana ech¨¦ un ojo por su p¨¢gina web. Vend¨ªa originales a un precio razonable, pero yo quer¨ªa algo espec¨ªficamente dise?ado para el disco. Sin m¨¢s, utilic¨¦ el mail que ven¨ªa en su p¨¢gina web y le pregunt¨¦ directamente. Le expliqu¨¦ que en el anterior disco del grupo tambi¨¦n ten¨ªa una portada de un ilustrador que hab¨ªa sido compa?ero suyo en El V¨ªbora, el ilustre terrorista del lapicero Miguel ?ngel Mart¨ªn. ¡°S¨ª, claro que lo conozco, me gusta mucho su trabajo¡± me contest¨® antes de explicarme que le hab¨ªan hecho gracia la propuesta y la m¨²sica.
En poco tiempo ya est¨¢bamos discutiendo el concepto del disco y Bagge me enviaba los primeros bocetos. De la noche a la ma?ana, estaba debatiendo por mail con uno de mis ¨ªdolos. Me sorprendi¨® su amabilidad y apertura, fue tan simp¨¢tico que adem¨¢s del trabajo de la portada me regal¨® el original. Y hasta ahora. Cuando llego a Generaci¨®n X, al encuentro con Bagge, a¨²n no hay mucha gente. Veo a un se?or con pinta de guiri, con chaqueta gris, gafas, y el pelo canoso, deambulando por la tienda, echando un vistazo a algunos c¨®mics.
Tardo en reconocerlo, pero no hay duda, es el creador de mis c¨®mics favoritos. Le asalto con la intenci¨®n de regalarle algunos discos, las ¨²nicas copias impresas de su propio trabajo. ¡°?Qui¨¦n dices que eres?¡±, me pregunta con cara esc¨¦ptica, bastante serio. Le explico. Parece que hace memoria, pero hasta que no le pongo en las manos la edici¨®n f¨ªsica de su trabajo para la portada no reacciona. Se sorprende y cambia totalmente su tono de voz. Me sonr¨ªe y se alegra de verme en persona.
El chico de diecisiete a?os que quer¨ªa ser Buddy Bradley da una patadita desde el asilo de la memoria. La lagrimita va por dentro, no me apetece ser caricaturizado en alguna de sus pr¨®ximas vi?etas. Le ense?o el arte del libreto hecho por la dise?adora Sara Strummer con cierta ilusi¨®n. ¡°Buen trabajo, me gusta c¨®mo quedan los bocetos interiores¡± comenta. Le pregunto que si a¨²n sigue escuchando punk. ¡°Cada vez menos, no escucho nada de lo que se hace estos d¨ªas. Sigo enganchado a la m¨²sica con la que crec¨ª en adolescencia y juventud, pero tiendo a tirar hacia los sesenta y los cincuenta, a veces incluso de m¨¢s atr¨¢s¡±.
No me sorprende por su habitual relaci¨®n con la m¨²sica pop, pero al fin y al cabo, el g¨¦nesis de su generaci¨®n de c¨®mic underground est¨¢ muy ligada al punk. ¡°Estaba toda aquella actitud en marcha, muchos de los dibujantes underground nacieron en aquella cultura; por ejemplo, yo colaboraba con John Holmstrom, dibujante y fundador de la revista Punk, que b¨¢sicamente es la culpable de que el estilo de m¨²sica lleve ese nombre, y la revista estaba totalmente ligada al c¨®mic¡±.
Bagge estuvo a punto de colaborar en aquel fanzine, pero dej¨® de existir. Con todo, hizo junto a Holmstrom una serie de tiras llamadas Comical Funnies, uno de sus primeros trabajos. Es raro estar hablando con alguien que tuvo un papel tan activo en la creaci¨®n de algo tan grande, pero a m¨ª lo que me parece verdaderamente alucinante es estar hablando con el mism¨ªsimo Buddy Bradley. Mayor, formal, pero Bradley al fin y al cabo. ¡°La gente me lo pregunta constantemente, y la verdad es que nunca lo he ocultado, Buddy est¨¢ basado en un 33 % en mi vida y otro 33 % en la de mis amigos, el resto es totalmente inventado. Val y Lisa est¨¢n basadas en algunas experiencias con muchas chicas pero hay gran parte de ellas de mi mujer¡±. Me se?ala a su esposa, Joanne, y me la presenta. Una mujer bajita y afable, con una expresi¨®n que parece salida de alguna de sus caricaturas.
Cuando le pregunto d¨®nde estar¨ªan ahora Studs Kirby, un presentador radiof¨®nico de derechas de sus primeros c¨®mics, o el mismo Buddy Bradley en la Am¨¦rica de Trump, Bagge se encoge de hombros. ¡°Mis personajes son la manera en la que hago una parodia de las opiniones pol¨ªticas extremas, pero llevamos unos cuantos a?os en los que, literalmente, la realidad supera todo lo que yo pueda aportar como dibujante o humorista. Es todo tan absurdo y grotesco que no hay manera de hacer una caricatura de un d¨ªa normal de Donad Trump¡±. En los ¨²ltimos tiempos Bagge ha recuperado cierta entidad en el mundo de la novela gr¨¢fica con una serie de biograf¨ªas de personajes feministas con vidas m¨¢s grandes que la propia vida, como Margaret Sanger y Zora Neale Hurston. Lo que le ha hecho atraer a un nuevo sector de p¨²blico en estos a?os.
¡°La gente me lo pregunta constantemente, y la verdad es que nunca lo he ocultado, Buddy est¨¢ basado en un 33 % en mi vida y otro 33 % en la de mis amigos, el resto es totalmente inventado"
Me cuenta que su pr¨®xima entrega ser¨¢ sobre "Wilder Lane (hija de Laura Ingalls Wilder), a la que llegu¨¦ a trav¨¦s de Isabel Paterson. Adem¨¢s de ser escritoras de gran talento, tambi¨¦n ayudaron a definir una filosof¨ªa pol¨ªtica que celebra la libertad y la autonom¨ªa, que comparto mucho, y vivieron sus vidas en consecuencia¡±. Durante la charla que precede a la firma de ejemplares, Bagge admite que ser¨¢, por el momento, su ¨²ltima biograf¨ªa. ¡°Lleva tres a?os hacer cada uno de esos libros, y uno solo de investigaci¨®n. Los editores se vuelven locos¡±.
Tambi¨¦n nos cuenta algunas an¨¦cdotas de oro sobre Harvey Pekar y tiene la amabilidad de firmarnos algunos ejemplares. Aunque yo ya tengo un dibujo suyo tambi¨¦n quiero mi dedicatoria. El d¨ªa siguiente se celebra una fiesta en su honor en la que tocan Aviador Dro y Wicked Wanda. Le vuelvo a saludar all¨ª y es bastante m¨¢s efusivo que la primera vez. Est¨¢ con su mujer, en la zona media del Wurli (sala Wurlitzer de Madrid), bebiendo un par de copas de vino. Todo es bastante surrealista. En alg¨²n momento sale a saludar y agradecer la respuesta a un bar de bote en bote. Durante el concierto de Aviador Dro le pregunto qu¨¦ le parecen. Creo que le han hecho bastante gracia. Sigue mirando el escenario impert¨¦rrito, con una media sonrisa que me hace preguntarme en qu¨¦ estar¨¢ pensando su parte Bradley de la situaci¨®n. En ese momento puedo visualizar al joven que ha vivido el nacimiento del punk y el grunge, ri¨¦ndose un poco por dentro de todo lo que le rodea.
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