Combatir la desinformaci¨®n

Finalmente, y ante la avalancha de evidencias, el Gobierno de Mariano Rajoy ha confirmado el bombardeo de noticias falsas lanzado desde portales de Internet ubicados en territorio ruso y venezolano. El objeto de esta actividad hostil en la Red no ha sido otro que tratar de erosionar los valores y las instituciones espa?olas y europeas. Un hecho que, desgraciadamente, no es nuevo de un tiempo a esta parte.

Despu¨¦s de suceder en otros pa¨ªses occidentales, desde el pasado 1 de octubre, nuestro pa¨ªs ha sido puesto en el punto de mira del ciberactivismo dirigido. Es f¨¢cil de comprobar. La proliferaci¨®n de noticias tergiversadas sobre Catalu?a ha experimentado un incremento tan elevado como sospechoso, tal y como han puesto reiteradamente de manifiesto las informaciones publicadas por EL PA?S. Ante estos hechos, los ministerios de Exteriores y Defensa de Espa?a han recabado datos que avalan la injerencia informativa de redes sociales relacionadas con Rusia para azuzar la llama de la crisis catalana y contribuir as¨ª a una peligrosa desestabilizaci¨®n de Europa.

Asistimos a un nuevo e incierto escenario de las relaciones internacionales, en las que Internet est¨¢ desempe?ando un papel cada vez m¨¢s decisivo y donde reina la confusi¨®n sobre los l¨ªmites en los que empiezan y terminan las responsabilidades de los ciudadanos y de los Gobiernos. Las reglas de juego vigentes durante d¨¦cadas han cambiado con la irrupci¨®n de los medios digitales.

La pasividad simplemente no es una opci¨®n. Urge adoptar medidas de protecci¨®n que impidan, en primer lugar, que este tipo de acciones hostiles sigan sucediendo y, en segundo t¨¦rmino, prevenir nuevas estrategias en un futuro pr¨®ximo. Por eso es particularmente importante que, consciente del impacto de esta estrategia comunicativa rusa, la Uni¨®n Europea haya acordado ampliar los recursos econ¨®micos para combatir la propaganda difundida por agentes de la zona de influencia del Kremlin.

En paralelo, y dentro de nuestras fronteras, resulta perentorio que ¡ªuna vez reconocida la existencia de la campa?a de noticias falsas sobre Catalu?a¡ª el Parlamento investigue debidamente lo sucedido. Se trata de una agresi¨®n a la que no puede darse carpetazo sin m¨¢s.