La matraca del ¡®proc¨¦s¡¯
Quiz¨¢ el 21-D ganen los independentistas; es improbable que los que han sostenido durante a?os ideas tan insolidarias y xen¨®fobas vayan a tener ahora una s¨²bita iluminaci¨®n. Esperan ¡®cargarse de raz¨®n¡¯, sinti¨¦ndose v¨ªctimas de la estad¨ªstica
Henos aqu¨ª de Pravia¡±, se dice en La venganza de don Mendo en un juego de palabras que los m¨¢s j¨®venes probablemente ya no entiendan. ¡°Henos aqu¨ª de nuevo, donde dijimos¡±, podr¨ªamos decir nosotros en la astracanada que han urdido el Govern y su mojiganga. Pero aunque comprende uno que cuesta no tomarse a broma todo esto, es preciso dejar que las chirigotas y murgas de C¨¢diz hagan su trabajo, que en los pr¨®ximos carnavales promete ser glorioso.
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Tratemos el asunto con seriedad. No hubo choque de trenes, como anunciaban los agoreros, sino un solo tren embistiendo ciego contra los topes de la Constituci¨®n. No hubo algaradas sangrientas, no hubo multitudes impidiendo a la Guardia Civil desalojar al President y a sus consellers, no ardi¨® Catalu?a por encarcelar a nadie ni aplicar el 155, ni siquiera los tractoristas han metido la reja del arado en el asfalto de las autopistas, como deseaban. No ha pasado nada de esto, nada de todo aquello con lo que amenazaban si se hac¨ªa cumplir la ley. S¨®lo hemos visto un rosario de actos grotescos, churroreferendos, recuento de votos en las iglesias mientras la feligres¨ªa cantaba meliflua el himno de la Moreneta, votaciones secretas en el Parlament, alcaldes levantando sus varas como en un musical del Paralelo, ¡°butifarradas por la dignidad¡± y, como final de traca, la huida de Puigdemont y parte de su gobierno a B¨¦lgica con el prop¨®sito de fundar all¨ª no se sabe si la Rep¨²blica de Sal¨® o la corte de Carlos VII.
Les han dejado solos incluso quienes los empujaron a este formidable rid¨ªculo (bancos, grandes empresas y medios de comunicaci¨®n afines y mediopensionistas) y a estas horas buscan desesperadamente c¨®mo olvidarse y hacer olvidar su responsabilidad y su propio rid¨ªculo. ?C¨®mo? Con frases de repertorio: ¡°El poble de Catalunya¡±, ¡°Todas las ideas son leg¨ªtimas¡± y ¡°La culpa de todo es de Puigdemont y Mariano Rajoy¡±. Ni hay ¡°poble de Catalunya¡± (a d¨ªa de hoy contamos al menos con dos ¡°pobles¡±), ni todas las ideas son leg¨ªtimas ni la misma responsabilidad tiene el que incumple la ley que el que la hace cumplir.
Los secesionistas saben que han perdido, pero acaso s¨®lo piensen en una pol¨ªtica de tierra quemada
Pero volver a enzarzarse en las respuestas nos har¨ªa perder el tiempo, y de tiempo es precisamente de lo que ahora no andamos sobrados. Dentro de cuarenta d¨ªas los catalanes est¨¢n llamados a votar en unas elecciones auton¨®micas. Estas elecciones son cruciales, tanto que los golpistas han decidido concurrir a ellas, dejando en papel mojado su ¡°matraca¡± (el presidiario que aplic¨® esta palabra al ¡°proc¨¦s¡± merecer¨ªa el indulto por ello).
Podr¨ªa suceder, desde luego, que en estas elecciones vuelva a ganar el independentismo. Entra dentro de lo posible, porque los que han sostenido durante a?os ideas tan insolidarias, xen¨®fobas, jactanciosas, t¨®xicas y narcisistas, blindados en instituciones y dinero p¨²blico, no es probable que vayan a tener ahora una iluminaci¨®n subit¨¢nea. En unos d¨ªas no acabar¨¢ lo que ha sido obra empe?ada y tenaz de a?os. Al contrario. Es posible que algunos independentistas, al menos los m¨¢s c¨ªnicos (o encanallados), reconozcan el desastre social y econ¨®mico de sus pol¨ªticas; es posible que otros, la facci¨®n de agrarios cejijuntos, alcancen al menos a avergonzarse del papel¨®n que han hecho sus gobernantes capitalinos; y es posible que la mayor¨ªa haya respirado aliviada por salir del bucle. Al fin y al cabo, a falta de uno o dos muertos el 1-O, el 155 y media docena de presos son una salida esperanzadora. Por todo ello, seguir¨¢n votando lo que han venido votando hasta hoy. Saben, desde luego, como Tejero, Armada o Milans, que han perdido, pero acaso s¨®lo piensen en una pol¨ªtica de tierra quemada. Parecen estar diciendo: ¡°De acuerdo: no ha sido posible nuestra Rep¨²blica, pero ah¨ª os dejamos una Catalu?a sin empresas, las familias rotas, la sociedad dividida y dos generaciones de escolares emponzo?adas¡±. M¨¢s o menos como Gim¨¦nez Caballero al entrar en Barcelona con las tropas de Franco en 1939: ¡°?Catalu?a? La mat¨¦ porque era m¨ªa¡±. Porque lo que hoy por hoy han demostrado los independentistas, m¨¢s que su amor a Catalu?a, es su aborrecimiento a Espa?a y todo lo espa?ol (siempre les quedar¨¢ el Camp Nou).
O¨ªmos, no obstante, arg¨¹ir por todas partes: ¡°Si se encarcela a los golpistas (o no se libera a los encarcelados), ser¨¢ un error¡±. Una vez m¨¢s ¡°la estrategia del apaciguamiento¡± (A. Espada), llevada al absurdo: si no favorecemos al nacionalismo, este se har¨¢ m¨¢s fuerte. Lo cierto es, por el contrario, que hasta hoy el ¨²nico di¨¢logo que ha dado sus frutos ha sido el mantenido entre el juez Llarena y la se?ora Forcadell. Nunca la palabra c¨¢rcel ha sido tan persuasiva.
No tiene la misma responsabilidad el que incumple la ley que el que la hace cumplir
A ra¨ªz de las c¨¦lebres cargas policiales del 1 de octubre en Barcelona, algunas personas ¡°que no pensaban votar¡±, bajaron a hacerlo al ver las im¨¢genes por televisi¨®n, como si se hubieran cargado de raz¨®n al verlas. ?De raz¨®n? Alguien est¨¢ viendo en televisi¨®n, en directo, el saqueo del s¨²per de su barrio. Eso exactamente estaba sucediendo en Catalu?a el 1 de octubre, un n¨²mero elevado de ciudadanos estaba saqueando la democracia espa?ola, a manos llenas, felices con el bot¨ªn. Nada ni nadie se les opon¨ªa: ¡°?Esto es una fiesta! ?Lo estamos haciendo pac¨ªficamente!¡±. Era cierto. Robar sal¨ªa barato y pod¨ªa hacerse sin riesgo. Al rato aparecieron, pocos para tanta turba, quienes trataron de impedir, con ¨®rdenes judiciales en la mano, los saqueos. Indignados, los saqueadores, se enfrentaron a ellos. Se negaban a interrumpirlos. Una anciana recibi¨® un porrazo en la cabeza, un padre puso entre ¨¦l y un polic¨ªa a su hijo de dos a?os. Y la persona que miraba la televisi¨®n, horrorizada por ese ni?o (no por el padre), por la anciana (no por el delito que ella ayudaba a cometer), decidi¨® bajar a la calle en ese instante y ponerse no del lado de los que pasaban apuros defendiendo la ley, sino de los saqueadores, saqueando ¨¦l un poquito tambi¨¦n, nada, una micra, como recuerdo.
S¨ª, los resultados de estas elecciones son inciertos. Josep Borrell ha afirmado que si alguna vez en Catalu?a el independentismo llega al 75%, tendremos un problema que habr¨¢ que resolver con un refer¨¦ndum pactado. Admitamos que votamos todos los espa?oles. No lo duden: como en ese referendum el resultado ser¨ªa irrelevante para los independentistas (Catalu?a es y ser¨¢ de por vida el 8% de los votantes de Espa?a), estos y cuantos esperan ¡°cargarse de raz¨®n¡±, sinti¨¦ndose v¨ªctimas de la estad¨ªstica, votar¨ªan en masa por la independencia. Aunque la sepan xen¨®foba, t¨®xica y por suerte inviable. Una vez m¨¢s. Como acaso ocurra en las pr¨®ximas elecciones.
Y henos de nuevo aqu¨ª, con la matraca.
Andr¨¦s Trapiello es escritor.
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