Dejen paso a un vividor llamado Olivier Martinez
En un mundo donde las apariencias nos encadenan, he aqu¨ª la excepci¨®n: bienvenidos a la vida hedonista del actor franc¨¦s
"Me encanta que hombres que no son modelos hagan campa?as de moda. Me parece mucho m¨¢s interesante¡±, dice Olivier Martinez. El actor (Par¨ªs, 1966) acaba de aterrizar en Madrid, donde le espera su primer d¨ªa de promoci¨®n como nuevo embajador de Mango Man. Protagoniza la campa?a de oto?o de la firma catalana, como ya hicieran Zinedine Zidane o Gerard Piqu¨¦ (¡°tienen buen gusto en Mango¡±, presume), pero aprovechar¨¢ la estancia para desmontar varios t¨®picos sobre su profesi¨®n o, al menos, sobre s¨ª mismo.
En su infancia parisina no jugaba a hacer funciones para sus padres. Tampoco tuvo una epifan¨ªa viendo alguna pel¨ªcula en televisi¨®n que le convenciera de que lo que deseaba en la vida era hacer lo mismo que hac¨ªan aquellos se?ores en la pantalla. Olivier Martinez nunca so?¨® con ser actor. Ni siquiera se le ocurri¨®. No fue la vocaci¨®n quien lo llam¨®. ¡°Fue el destino. Las cosas siempre pasan as¨ª en mi vida¡±, aclara con soltura. Ni siquiera en los noventa, cuando se le amontonaban los guiones, sobre todo, desde que en 1993 ganara el C¨¦sar a actor revelaci¨®n por Un, deux, trois, soleil, experiment¨® una pizca de ansiedad.
No sabe lo que es, dice, ni por exceso ni por falta de papeles. ¡°No, no tengo la angustia del actor que no trabaja. Me ha pasado varias veces en mi carrera, incluso durante varios a?os. A m¨ª me encanta vivir. La vida est¨¢ muy bien¡±, dice en un perfecto espa?ol.
¡°Vivo en el momento. Ni el pasado ni el futuro. El presente. Me tomo un caf¨¦, observo, estoy tranquilo. Soy el campe¨®n del mundo de disfrutar en terrazas, sin prisas¡±
Despu¨¦s de aquel ¨¦xito ¨Cy otros m¨¢s que le siguieron¨C podr¨ªa entenderse como un gesto ambicioso y casi l¨®gico su traslado a Hollywood. Para nada. No parti¨® en busca de m¨¢s oportunidades. ¡°Me fui porque tengo un hijo all¨ª [en 2013 naci¨® su ¨²nico hijo, que tuvo con la actriz Halle Berry, de la que se divorci¨® en 2016]. Y mi hijo es estadounidense. La familia est¨¢ por encima de todo. Nunca planifiqu¨¦ vivir en Los ?ngeles ni quedarme all¨ª. Es una ciudad muy aburrida. La gente se va a dormir a las siete y se levanta para hacer deporte a las 5:30, pero yo no. Es m¨¢s divertido volver a casa a esa hora¡±.
Si esto sigue as¨ª, es muy probable que logremos terminar esta entrevista sin un solo t¨®pico. M¨¢s que con un actor de ¨¦xito que promociona una colecci¨®n de moda parece que charlamos en un bar con un tipo que se ha ofrecido a pagarnos una cerveza a cambio de ch¨¢chara. ¡°La vida es fr¨¢gil, es un milagro¡±, se arranca cuando se le recuerda que estuvo a punto de fallecer en dos ocasiones a causa de sendos accidentes de moto y se le sugiere que, bueno, igual su exuberancia y despreocupaci¨®n tienen algo que ver. ¡°Estamos aqu¨ª para un ratito y debemos disfrutar. Vivo el momento. Ni el pasado, ni el futuro: yo vivo en el presente. Tomo un caf¨¦, observo, estoy tranquilo. Soy el campe¨®n del mundo de disfrutar en terrazas, sin prisas¡±.
En esas terrazas si hay una cosa que jam¨¢s se le va a ocurrir pedir es la clave del wifi. ¡°No contesto ni siquiera un e-mail. Al principio todos se re¨ªan. Ahora es una reivindicaci¨®n. No tengo ordenador ni quiero. Tengo m¨®vil, pero solo para llamar y enviar mensajes de texto. Las redes sociales no me interesan nada. No s¨¦ ni c¨®mo funcionan. Eso se lo dejo a las Kardashian. Estamos en un mundo de telerrealidad un poquito raro. Yo quiero taparme, escapar. Ser actor es el arte de escapar¡±.
A los 51 a?os, como ya se ha visto, Martinez no sacraliza su oficio. ¡°Para m¨ª es muy sencillo. Simplemente soy un contador de historias¡±. Nunca se ha planteado escribir o dirigir: ¡°Eso me aburre mucho¡±. Aunque ¨²ltimamente ha participado en series como Mars y Texas rising, la televisi¨®n, ese santo grial de la ficci¨®n contempor¨¢nea, se la toma con mucha moderaci¨®n. ¡°Me gusta hacer pocos episodios. Una serie con 13 cap¨ªtulos me aburrir¨ªa. Prefiero hacer un trabajo de tres meses m¨¢ximo, olvidarme y regresar a la vida¡±, informa.
El Martinez actual va poco al cine. ¡°La verdad es que no veo muchas pel¨ªculas modernas. Las m¨ªas las veo una o dos veces como mucho, para la promoci¨®n, as¨ª s¨¦ de qu¨¦ hablo. No me gusta verme en pantalla. No tengo DVD ni fotos m¨ªas. Si vienes a mi casa, no sabes que soy actor. No tengo ning¨²n recuerdo de mi carrera¡±.
¡°No contesto ni siquiera un e-mail. Al principio todos se re¨ªan. Ahora es una reivindicaci¨®n. No tengo ni ordenador"
Lo dice un int¨¦rprete al que llevan toda la vida comparando con Alain Delon, un tipo que hasta que cumpli¨® los 73 a?os estren¨®, al menos, una pel¨ªcula por a?o. ¡°Delon conoc¨ªa mucho a mi padre, que era boxeador. Le vi tres veces en mi vida y fue muy buena gente conmigo. A m¨ª siempre me pareci¨® un icono. Es una parte de la historia del cine que me fascina. Crec¨ª vi¨¦ndole con Visconti¡±.
Igual la comparaci¨®n con su compatriota tiene m¨¢s que ver con su atractivo y su agitada vida sentimental que con su estajanovismo en lo profesional. As¨ª, las relaciones de Martinez con Kylie Minogue, Juliette Binoche o Halle Berry fueron ampliamente seguidas por los paparazzi. Todo este desbarajuste emocional y una presencia mucho m¨¢s continuada en los medios del coraz¨®n que en las pantallas de los cines tal vez podr¨ªan inquietar a otro actor. ¡°No me importa la idea que tenga el p¨²blico de m¨ª¡±, zanja ¨¦l sin miramientos. ¡°Se dicen much¨ªsimas tonter¨ªas, pero no puedo hacer nada. A m¨ª me parece que un actor debe tener un poco de misterio. Si la gente conoce tu d¨ªa a d¨ªa en las revistas del coraz¨®n, parece que eres un vecino¡±.
Martinez, ha quedado claro, es un hedonista. Pero, sobre todo, un tipo sorprendente.?Cuando le preguntamos sobre cu¨¢l es su placer definitivo, en vez de hablarnos de champ¨¢n y caviar, responde: ¡°Leer mucho. Es una cosa subversiva en este mundo. Mi abuelo era pastor. No sab¨ªa leer ni escribir. Cada generaci¨®n en mi familia tiene m¨¢s cultura. Mi hijo ir¨¢ a la universidad. Por fin tendremos un burgu¨¦s en la familia ?Viva!¡±.
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