Despidamos al carb¨®n
El Gobierno debe apoyar con firmeza los planes de ¡®descarbonizaci¨®n¡¯
En la Cumbre del Clima en Bonn han aflorado las diferencias de intereses que provoca la descarbonizaci¨®n, una pol¨ªtica obligada si se admiten con seriedad los objetivos de la Cumbre de Par¨ªs sobre cambio clim¨¢tico y se acepta que la econom¨ªa mundial no puede sostenerse, so pena de cat¨¢strofe planetaria, sobre energ¨ªas contaminantes. Pa¨ªses como Reino Unido, Italia y Francia respaldan el objetivo de cerrar sus centrales de carb¨®n en 2030; Alemania no asumi¨® el acuerdo, porque el 40% de su electricidad procede del carb¨®n. Espa?a y Polonia tampoco apoyan los planes de cierre. La pol¨ªtica de descarbonizaci¨®n, uno de los pilares de la lucha contra el cambio clim¨¢tico, tropieza con la cruda realidad de su aplicaci¨®n pr¨¢ctica.
El inter¨¦s de Alemania en mantener el carb¨®n como fuente de generaci¨®n el¨¦ctrica responde a una racionalidad econ¨®mica inmediata. El carb¨®n alem¨¢n tiene una calidad elevada y el coste de producci¨®n es m¨¢s barato que, por ejemplo, el carb¨®n espa?ol. Aproximadamente el 40% de su electricidad procede de plantas carbon¨ªferas. Pero Berl¨ªn le hace un flaco favor a Europa si renuncia a un proyecto de electrificaci¨®n y de cambio de paradigma energ¨¦tico a cambio de una rentabilidad a corto y medio plazo que desmienta adem¨¢s la seriedad de su compromiso energ¨¦tico y ecol¨®gico.
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Espa?a tambi¨¦n est¨¢ implicada en una contradicci¨®n entre declaraciones y hechos. Los compromisos de renuncia al carb¨®n se aceptan en teor¨ªa, incluso est¨¢ en marcha una Comisi¨®n para la Transici¨®n Energ¨¦tica ¡ªque, dicho sea de paso, poco tiempo tendr¨¢ para presentar un programa cre¨ªble de cambio energ¨¦tico¡ª, pero el Gobierno quiere impedir el cierre de las plantas de carb¨®n que pide Iberdrola. Deber¨ªa explicar las razones de esta contradicci¨®n. El argumento de que la desaparici¨®n del carb¨®n elevar¨ªa el recibo de la luz es dif¨ªcil de demostrar. Tampoco pueden esgrimirse problemas de suministro para la producci¨®n el¨¦ctrica, porque en la actualidad la capacidad de los ciclos combinados est¨¢ infrautilizada y Espa?a dispone de un parque nuclear del que carece Alemania (cerr¨® sus plantas a ra¨ªz de Fukushima). Es m¨¢s probable que la resistencia a prescindir del carb¨®n est¨¢ relacionada con los problemas sociales y de empleo que provocar¨ªa la desaparici¨®n de las explotaciones espa?olas.
La pol¨ªtica de descarbonizaci¨®n tiene que tomarse en serio. Est¨¢ ¨ªntimamente conectada con las propuestas de la Cumbre de Par¨ªs para introducir energ¨ªas limpias y renovables. A efectos de los precios de la electricidad, conviene recordar que el precio del carb¨®n espa?ol no es competitivo en las condiciones actuales de mercado. El Gobierno debe comprometerse con firmeza a cerrar las minas subvencionadas antes de 2019 y a hacer lo propio con los grupos t¨¦rmicos que no rebajen sus emisiones; y a cumplir con los planes de cierre hasta 2030. El carb¨®n no es el futuro de la energ¨ªa mundial, a pesar de las reticencias de Alemania o de las pol¨ªticas regresivas de Estados Unidos y China.
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