Diez veces gracias a mi primo

A veces Dios nos bendice poniendo a nuestro lado a una persona especial. En mi caso es mi primo ¡ªque, adem¨¢s, es mi m¨¢nager¡ª. Le he escrito esta carta abierta, para que sepa todo lo que le quiero.

Querido primo,

Llevamos tanto tiempo juntos¡­ desde ni?os somos inseparables. Recuerdo cuando te visitaba en el pueblo y nos ¨ªbamos a jugar al campo y en un momento dado fing¨ªas que nos hab¨ªamos perdido y hasta que no me ve¨ªas llorando como una magdalena no me dec¨ªas que hab¨ªa sido todo una broma. ?Cu¨¢ntas aventuras juntos! Y hasta ahora. Muchas veces pienso la suerte que tengo de tenerte cerca. Quiero aprovechar para darte las gracias por todo lo que haces por m¨ª. Cuando, por ejemplo, remarcas las frases que t¨² consideras importantes d¨¢ndome toquecetes con el dedito, gracias. Cuando estamos en un restaurante y antes de pedir ya te has comido el pan, gracias ¡ªpor cierto, aprovecho para decirte que el pan que te corresponde es el que est¨¢ situado a la izquierda¡ª. Cuando, despu¨¦s de haberme dado la matraca con tus bromillas de chichinabo, desconectas sin pudor al compartir mis preocupaciones contigo, gracias. Cuando te apropias de lo que acabo de decir y me lo presentas acto seguido como ideas tuyas, gracias. Cuando trufas las conversaciones con frases hechas: ¡°Cada persona es un mundo¡±, ¡°arrieritos somos y en el camino nos encontraremos¡±, ¡°nunca digas de esta agua no beber¨¦, ni este cura no es mi padre¡± o ¡°dinero llama a dinero¡±, gracias. O simplemente cuando despu¨¦s de compartir un momento de silencio contigo me das una palmada ¡ªfuerte¡ª en la espalda y me gritas: ¡°?Qu¨¦ te pasa? ?Que est¨¢s mu callao!¡±, gracias.

Por todo esto y por muchas cosas que me callo: gracias, gracias, gracias.