El error de Podemos con el nacionalismo

Soy votante de Podemos y fui preso pol¨ªtico durante el franquismo. He transitado por la decepci¨®n ante la posici¨®n de los principales dirigentes que han facilitado al nacionalismo catal¨¢n argumentos fundamentales para su expansi¨®n publicitaria y victimizaci¨®n, en su peripecia de ruptura antidemocr¨¢tica. Como dijo Nicol¨¢s Sartorius, a qui¨¦n conoc¨ª en la prisi¨®n madrile?a de Carabanchel, el derecho de autodeterminaci¨®n es reaccionario y no sirve a los valores de la izquierda. Con esa identificaci¨®n y trayectoria me dirijo a Pablo Iglesias para que se replantee una pol¨ªtica err¨®nea, y deje de ser compa?ero de viaje del nacionalismo.

Podemos, pese a declarar que no es independentista, ha sacrificado su importancia en Espa?a a favor de la marca en Catalu?a. Pierde transversalidad en el conjunto del pa¨ªs e incluso dilapida parte del capital heredado del 15M. Quiebra el apoyo generacional de los que vivieron la Transici¨®n desde la izquierda. Aparece como un partido de agitaci¨®n y no de profundizaci¨®n de la democracia y menos de Gobierno. Para colmo divide al conjunto de la izquierda. El resultado puede ser parad¨®jicamente el fortalecimiento de la derecha, que el PP y Ciudadanos hegemonicen pol¨ªticamente la salida de la crisis catalana.

En el desider¨¢tum de errores de Podemos, empiezo por lo que no hizo, defender la democracia (ante su conculcaci¨®n en el Parlament de Catalu?a) y despu¨¦s, lo que imprimi¨® en su hoja de ruta confluyente con el nacionalismo que deb¨ªa haber combatido. As¨ª nos encontramos con que?Podemos empez¨® a utilizar ya antes de la fecha del refer¨¦ndum del 1 de octubre ideas fuerza como la de que no quer¨ªan ¡°presos pol¨ªticos¡±. Tambi¨¦n avanzar¨ªan el argumento de la represi¨®n pol¨ªtica y el de las dos legalidades. Un esc¨¢ndalo ¨¦tico y moral utilizar estos t¨¦rminos para muchos de los que luchamos contra el franquismo y sufrimos c¨¢rcel.

El problema de aceptar la autodeterminaci¨®n-derecho a decidir y no luchar frente a la violencia contra la democracia que supone que se aprueben las leyes de desconexi¨®n en el Parlament Catal¨¢n y se impida que la sociedad atacada se defienda judicialmente, significa que se desarma a la sociedad. Ni siquiera?Podemos es equidistante o ambigua, como dicen algunos cr¨ªticos, objetivamente ha favorecido al nacionalismo, tal vez sin ser del todo conscientes del calado de sus decisiones.

El derecho a decidir bajo el formato de refer¨¦ndum pactado, aunque muchos bienintencionados puedan considerarlo una soluci¨®n de sentido com¨²n, no es sino el trasunto del derecho de autodeterminaci¨®n. Algo que por definici¨®n de los organismos internacionales no es aplicable a Catalu?a. Se ve claramente como excluye de sus prioridades el nacionalismo la agenda social, la solidaridad interterritorial y no digamos el tan querido por la izquierda como es el argumento del internacionalismo. Una izquierda que propugna abolir las fronteras y defender a los inmigrantes no puede facilitar m¨¢s fronteras interiores. Porque adem¨¢s el protagonismo de la ¡°revoluci¨®n nacionalista¡± es de una ¨¦lite burocr¨¢tica instalada en las m¨¢s altas instancias del estado auton¨®mico, al que quiere destruir desde dentro. Posiblemente sea tambi¨¦n una lucha interna entre capas de la burgues¨ªa. Protagonismo que se visualiza grotescamente cuando sustenta econ¨®micamente las protestas y paros ¡°de pa¨ªs¡±.

Y ha fagocitado esa derecha nacionalista catalana para sus intereses, logrando que suspenda su lucha contra la corrupci¨®n aut¨®ctona catalana y los recortes todav¨ªa mayores y m¨¢s tempranos que en el resto de Espa?a, a un anarquismo posmoderno que no tiene mala conciencia como la tuvo en otra ¨¦poca a la hora de concurrir a las elecciones. Anarquismo que en este siglo no est¨¢ perseguido por los pistoleros de la patronal, sino que por el contrario ellos mismos son la fuerza de choque callejera, que ¡°pac¨ªficamente intimidatoria¡± quiere colapsar el Estado democr¨¢tico, defendiendo a esas ¨¦lites burocr¨¢ticas. Aventura esta de la insurgencia en el estado del bienestar atractiva para sectores que quieren un sistema pol¨ªtico de corte xen¨®fobo. Pues bien a ese anarquismo de la CUP parece acercarse Podemos, influenciado por su corriente anticapitalista.

Querido Pablo, en un hipot¨¦tico Ministerio del Tiempo, yo no compartir¨ªa celda con los nacionalistas catalanes, porque ellos se sit¨²an contra la democracia y yo luch¨¦ y lo quiero seguir haciendo por las libertades.

Luis Santos Serra es periodista y escritor.

Twitter:@luissantosserra