?Quiere unos Manolos m¨¢s asequibles? Aqu¨ª est¨¢ el Wallapop del lujo
S¨¦bastien Fabre fue banquero hasta que vio que aquello no era para ¨¦l. Ahora dirige Vestiaire Collective, la plataforma de reventa de art¨ªculos de alta gama que reescribe las reglas del juego
AHORA EST? divorciado, pero hace ocho a?os, quien era su esposa ten¨ªa un ¡°problemilla¡±con los bolsos de marca. Especialmente los de C¨¦line. Se pirraba por ellos, ¡°aunque al final siempre llevaba uno de Gap¡±, se r¨ªe S¨¦bastien Fabre. ¡°Le encantaba comprarlos y luego se le acumulaban¡±. Por entonces,? este franc¨¦s de 47 a?os y sonrisa agazapada bajo la barba se dedicaba a las finanzas en? Washington. Casi nada que ver con su actual ocupaci¨®n como CEO de la plataforma online Vestiaire Collective, radicada en Par¨ªs. ¡°Era un mal banquero¡±, admite: ¡°Aquello no era para m¨ª¡±.
Cuando aparc¨® su carrera para ¡°crear su propia historia¡±, esos conocimientos no cayeron en saco? roto. Con ellos y un pu?ado de amigos mont¨® su portal de venta de art¨ªculos de lujo usados, que se ha convertido en una de las mayores empresas de sus caracter¨ªsticas, con m¨¢s de 6.000 art¨ªculos recibidos al mes que despachan a 52 pa¨ªses. Entre ellos Espa?a, que se ha revelado como un inesperado caso de ¨¦xito: ¡°Hay m¨¢s gente pudiente de lo que pensar¨ªas¡±, asegura.
Con el tiempo, cada vez m¨¢s clientes han ido abrazando la idea ¡ªen principio desconcertante, como reconoce Fabre¡ª de un mercado de productos de lujo de segunda mano y, por ello, m¨¢s asequibles. Tambi¨¦n se ha dado un cambio de mentalidad entre los vendedores, especialmente los m¨¢s selectos, para quienes en 2013 se cre¨® un servicio vip. ¡°Quer¨ªamos responder a las necesidades de gente que posee muchas cosas pero no tiene tiempo para venderlas¡±, explica el responsable del departamento, Henrique Fernandes. En general, quien desee dar una nueva vida a ¡ªpongamos¡ª su chaqueta de Dior o a su reloj de Cartier, env¨ªa una foto a la oficina de VC, estos le sugieren un precio ajustado a las caracter¨ªsticas y estado del producto y a partir de ah¨ª se pone a la venta en la web. Para los famosos ofrecen este servicio vip a domicilio y an¨®nimo con una comisi¨®n del 35%, frente al habitual 25%.
Situado en una zona semiindustrial, el edificio de VC se parece a cualquiera de los alrededores. Dentro se despliega la magia: bailarinas de Chanel, collares de Van Cleef & Arpels o mitos como el Birkin de Herm¨¨s pueblan los espacios de trabajo. Victoire Boyer, una joven de ojos inteligentes y taza de caf¨¦ en mano, se encarga de comprobar con su equipo que, antes de enviarlos al comprador final, los productos que les llegan no son imitaciones. En esos ojos y esas manos, entrenados para detectar detalles casi imperceptibles, reside el ¨¦xito de la compa?¨ªa: ellos certifican que lo que se adquiere es sin duda aut¨¦ntico. ¡°Los compradores repiten el 70% de las veces¡±, presume Fabre, que ya imagina tiendas f¨ªsicas como el siguiente paso en su carrera por democratizar el lujo. ¡°Me encanta este ecosistema¡±, zanja. ¡°Aqu¨ª a¨²n hay hueco para la creatividad¡±.
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