Fugados, sin privilegios

La retirada de la orden europea de detenci¨®n contra el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, y sus exconsejeros fugados en B¨¦lgica no es una muestra de debilidad, ni de temor, ni de resignaci¨®n de la Justicia, sino exactamente de lo contrario. La medida adoptada en el auto de retirada de la euroorden por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena obedece al designio de evitar que los fugados sorteen la persecuci¨®n de alguno de los delitos por los que est¨¢n encausados (como el de rebeli¨®n) y que ciertos actos se evaporasen del proceso, lo que romper¨ªa el principio de universalidad de la ley y el de que ning¨²n delito debe quedar sin castigo.

Si as¨ª fuese, los fugitivos llegar¨ªan a gozar de un trato asim¨¦trico privilegiado respecto de los parlamentarios y los exconsejeros que se quedaron en Espa?a. Y que tuvieron la dignidad de arrostrar las responsabilidades de sus actos de rebeld¨ªa contra el ordenamiento constitucional y estatutario: estos s¨ª responder¨¢n por todas sus presuntas actuaciones ilegales.

As¨ª que la decisi¨®n del Supremo busca asegurar la igualdad de trato, la equidad de resultado y el principio de que a igual delito igual pena, nociones jur¨ªdicas dotadas tambi¨¦n de una gran proyecci¨®n como imperativo c¨ªvico: evitar siempre y en todo caso las discriminaciones negativas. Y corrige para bien la quiz¨¢ precipitada orden internacional dictada por la juez de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, de cuya jurisdicci¨®n absorbi¨® el caso.

La base de la decisi¨®n apela a que la rebeli¨®n es un delito tan individual como de ejecuci¨®n colectiva, producto de una estrategia compartida por varios, en la que cada uno juega su rol conectado al resto. Fragmentar el caso, o dispersar las figuras delictivas ¡ªcomo permitir¨ªa la normativa de la euroorden, si unos tipos penales rigen en un pa¨ªs pero no en el que debe decidir la entrega¡ª conducir¨ªa a un juicio injusto para todos. Algunos pagar¨ªan mayor factura que otros.

El hecho de que pueda bajar transitoriamente la presi¨®n policial sobre los fugitivos en Bruselas resulta, sin embargo, un caramelo envenenado para ellos. Porque ya han comprobado que con una m¨®dica fianza gozar¨ªan en su inmensa mayor¨ªa de la libertad de la que disfrutan los dem¨¢s.

Si se presentaron honestamente a las elecciones, deber¨ªan volver para hacer campa?a y si les eligen, tomar posesi¨®n de sus esca?os. Si no lo hacen, quedar¨¢ patente ante sus electores que el voto que se les solicita es un enga?o: no servir¨¢ para lo que te¨®ricamente se pretende. Y si no vuelven por temor a pasar unos d¨ªas de prisi¨®n, quedar¨¢ claro que al incorporarse a la contienda del 21-D solo buscaban un escudo pol¨ªtico. Y una patente de corso para seguir con su ruidosa propaganda que tanto perjudica a los catalanes, como se ha comprobado con la p¨¦rdida de la Agencia Europea del Medicamento: sus trifulcas fueron decisivas para descartar a Barcelona.

Vuelvan en buena hora los encausados. Afronten sus responsabilidades. Defiendan su causa sin espect¨¢culos. Y no abandonen a quienes de buena fe confiaron ¡ªequivocadamente¡ª en ellos.