Una noche m¨¢gica, un d¨ªa t¨¦trico
Ayer se o¨ªa m¨¢s catal¨¢n en Bruselas que en Gratallops. Un gusto, pero para nada
Al filo de la medianoche del mi¨¦rcoles, un grupo de indepes canta en la Grand Place de Bruselas. Hiela. Frente al hostal Le Roi d¡¯Espagne y al local donde habit¨® un verdadero refugiado (enemigo de himnos nacionales), Carlos Marx, entonan Els segadors, c¨¢ntico oficial pero de p¨¦sima letra y m¨²sica olvidable.
El coro entona, en esta armoniosa plaza donde Felipe II ejecut¨® a sus principescos rivales (de juergas amorosas) flamencos, otras bellas canciones de la terra, coronadas por el que debi¨® ser el himno, el Cant de la senyera (?esc¨²chenlo!). Momento de magia y emoci¨®n irresistibles. Lo bordan. Chapeau.
Pero el buen pueblo de Bruselas no se entera de qu¨¦ va la cosa. La quiosquera del Charlemagne, al comprarle anteayer este diario te anuncia: llegan sus compatriotas; ¡°les espagnols vont arriver¡±. En la estaci¨®n de metro De Brouck¨¨re, una pareja local da la bienvenida, ayer, aux espagnols, y el grupo aludido, tocado con barretines, se esfuerza in¨²tilmente en negarse: ¡°No, nosaltres som catalans¡±.
As¨ª que la masiva y aparatosa propaganda secesionista no permea a los bruselenses, quiz¨¢ solo busca triunfar en el mercado catal¨¢n. El val¨®n luce recelo. Adora a Espa?a, quiz¨¢ ignore por qu¨¦. O asocia al catal¨¢n con el rival racista flamenco.
?Y las ¨¦lites europeas? El alto funcionario de la Comisi¨®n con quien discutimos el ¨²ltimo paquete legislativo sobre el euro inquiere: ¡°?Qu¨¦ buscan tus paisanos, si tienen m¨¢s autogobierno y devolution que los escoceses?¡±. Es ingl¨¦s. Le explicas las trabas centralistas, la pasividad del Gobierno durante un lustro ante las sensatas reclamaciones econ¨®micas, culturales, de infraestructuras. Con raz¨®n no entiende la receta rupturista. Tampoco se comprende a sus paisanos del Brexit. Misma cosa.
Otro de sus colegas de nivel asegura: ¡°Aqu¨ª todos estamos con Jean-Claude Juncker, sobre todo desde que Puigdemont rompi¨® amarras con el europe¨ªsmo¡±. Un comisario centroeuropeo remata: ¡°El antieurope¨ªsmo es hoy la tumba de los populismos; al ver el resultado de las elecciones francesas, los italianos que flirteaban con salir del euro dieron marcha atr¨¢s¡±.
Ayer se o¨ªa m¨¢s catal¨¢n en Bruselas que en Gratallops. Un gusto, pero para nada, pues la dirigencia indepe no se interes¨® en elevarlo al rango de idioma oficial de Espa?a y de la Uni¨®n. La tragedia es que una clase dirigente ignara traduce la magia del Cant de la Senyera en lemas contra Europa. Cu¨¢nta emoci¨®n y esfuerzo dilapidados. Cu¨¢nta estafa y tristeza. Un d¨ªa t¨¦trico.
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