Un cient¨ªfico vocacional y aventurero polar
A Antonio Quesada le gustan los retos y no se rinde ante las dificultades, sus campa?as polares le han curtido en muchas batallas de las que ha salido victorioso y reforzado
Si bien la vocaci¨®n cient¨ªfica y el esp¨ªritu aventurero son dos cualidades que definen a nuestros investigadores ant¨¢rticos, en el caso del bi¨®logo Antonio Quesada, ambas cosas marcan fuertemente su personalidad y son el principal motor de su actividad cient¨ªfica y peripecia vital. Desde siempre le han atra¨ªdo los temas polares y la ciencia, hasta el punto de que cuando ten¨ªa 16 a?os construy¨® un microscopio con el que comenz¨® a hacer experimentos caseros.
Antonio es Doctor en Ciencias Biol¨®gicas por la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM), donde ejerce como Profesor Titular ¨Cacreditado como catedr¨¢tico¨C en la Facultad de Ciencias. All¨ª tambi¨¦n desarrolla su labor investigadora, centrada en la ecolog¨ªa y la fisiolog¨ªa de cianobacterias; unas algas verde azuladas que logran sobrevivir en ambientes extremos, donde a nuestro cient¨ªfico polar le gusta tambi¨¦n estar, para conocer sobre el terreno el h¨¢bitat de esos peque?os organismos y vivir no pocas aventuras.
Con muchas campa?as cient¨ªficas polares a sus espaldas ¨Ctanto en la Ant¨¢rtida como el ?rtico¨C, desde la pasada primavera este cient¨ªfico entusiasta es tambi¨¦n el actual Secretario T¨¦cnico del Comit¨¦ Polar Espa?ol (CPE), dando el relevo al almirante Manuel Catal¨¢n, que durante muchos a?os ocup¨® ese puesto de responsabilidad. El CPE depende del Ministerio de Industria, Econom¨ªa y Competitividad (MINECO) y una de sus principales misiones es la de coordinar las actividades log¨ªsticas y cient¨ªficas de las campa?as ant¨¢rticas, velando por el cumplimiento de las obligaciones contra¨ªdas por Espa?a al firmar el Tratado Ant¨¢rtico.
El primer contacto de Antonio Quesada con las regiones polares no fue en la Ant¨¢rtida sino en el ?rtico y no faltaron las emociones fuertes. Fue en 1993 cuando llev¨® a cabo su primera expedici¨®n polar, en el ?rtico extremo canadiense, a 82?N. Junto a otros dos j¨®venes cient¨ªficos, estuvo varias semanas en una zona de hielos remota. All¨ª vivi¨® una situaci¨®n cr¨ªtica de la que extrajo muchas ense?anzas para las expediciones futuras. Obligados a refugiarse en las tiendas de campa?a que llevaban cada uno, para protegerse de una terrible ventisca, uno de sus compa?eros qued¨® dentro de la suya casi aletargado, sin voluntad de salir ni de alimentarse, con su capacidad de tomar decisiones bloqueada. Es lo que se conoce con el nombre de ¡°s¨ªndrome de la tienda¡± y estuvo a punto de convertirse en una tragedia. Antonio y el otro cient¨ªfico tardaron algunos d¨ªas en conseguir que su compa?ero reaccionara, cuando su estado f¨ªsico empezaba a deteriorarse peligrosamente.
En a?os posteriores, ya en la Ant¨¢rtida, tampoco han faltado sustos en el largo historial de expediciones de Antonio Quesada. Uno de los grandes tuvo lugar cerca de la base estadounidense McMurdo, cuando, durante una caminata sobre el hielo, se encontr¨® de bruces con una profunda grieta que milagrosamente esquiv¨®, al conseguir, in extremis, impulsarse de un salto que le evit¨® caer al vac¨ªo un centenar de metros.
En el a?o 2001, Antonio particip¨® en su primera Campa?a Ant¨¢rtica Espa?ola, como Investigador Principal de un proyecto que ten¨ªa entre sus misiones la instalaci¨®n del primer campamento remoto en Pen¨ªnsula Byers, en isla Livingston, donde, desde entonces, ha desarrollado el grueso de sus investigaciones biol¨®gicas en territorio ant¨¢rtico. Aunque tanto ¨¦l como sus compa?eros de expedici¨®n ten¨ªan referencias del tiempo desapacible que habitualmente hace en Byers, sufrieron unas condiciones meteorol¨®gicas dur¨ªsimas, que superaron todas sus expectativas. Estuvieron a punto de pedir ser rescatados. El fuerte viento no les dio tregua durante muchas semanas seguidas, haciendo jirones las dos tiendas grandes de campa?a que instalaron los primeros d¨ªas, cuyos trozos de tela y varillas aprovecharon para reforzar y asegurar las otras tiendas que llevaban para guarecerse. En los registros meteorol¨®gicos de aquella campa?a, s¨®lo aparecen 15 minutos de calma total, sin viento, en un per¨ªodo de tres meses seguidos (90 d¨ªas).
A Antonio Quesada le gustan los retos y no se rinde ante las dificultades. Sus campa?as polares le han curtido en muchas batallas de las que ha salido victorioso y reforzado. La ciencia polar es tambi¨¦n aventura, y qui¨¦n mejor que un experimentado cient¨ªfico y aventurero para seguir avanzando en el conocimiento cient¨ªfico. El CPE no puede estar en mejores manos.
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