Incierto futuro
El independentismo resiste pero necesitar¨¢ a la CUP para poder gobernar
Editoriales anteriores sobre el 21-D
Los 70 esca?os logrados por JxC, ERC y la CUP en las elecciones auton¨®micas celebradas ayer en Catalu?a no despejan el horizonte. Despu¨¦s de las tensiones vividas en los ¨²ltimos dos a?os, una sociedad tan agotada y fracturada como la catalana se merec¨ªa un respiro desde el que insuflar normalidad c¨ªvica e institucional y restaurar el prestigio e imagen de Catalu?a ante el resto de los conciudadanos espa?oles. El resultado augura un incierto comienzo de la pr¨®xima legislatura, tras un escrutinio que arroja elementos muy esperanzadores, otros menos estimulantes y que en conjunto no parece asegurar de entrada una autom¨¢tica estabilizaci¨®n de su vida pol¨ªtica.
La eventual mayor¨ªa absoluta independentista ¡ªeventual porque no ser¨¢ f¨¢cil formalizarla¡ª dificultar¨ªa esa tan necesaria normalizaci¨®n, abocando a los defensores del autogobierno y la constituci¨®n, en Catalu?a y en el resto de Espa?a, a mantenerse firmes en la oposici¨®n y, desde ah¨ª, seguir intentando construir una alternativa.
El aspecto m¨¢s positivo del 21-D es la importante victoria cosechada por el constitucionalismo en la persona de la candidata de Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, en votos (casi 1.100.000) y esca?os (37). En otras circunstancias ese fulgurante ascenso la har¨ªa acreedora de una primogenitura en el intento de investidura como presidenta. Pero en las actuales circunstancias su victoria no abre la puerta al cambio de ciclo.
Arrimadas se convierte en la l¨ªder m¨¢s votada con un resultado hist¨®rico para su partido
Otro dato igualmente positivo es la p¨¦rdida de posiciones del conjunto de los independentistas, tanto en esca?os (pasan de 72 a 70) como en voto popular, porque reducen su porcentaje, aunque sea en unas d¨¦cimas. Como en las elecciones auton¨®micas de 2015, el independentismo ha fracasado a la hora de lograr una mayor¨ªa clara de votos. Esa mayor¨ªa es hoy m¨¢s d¨¦bil, tanto debido a los graves errores cometidos por los secesionistas como al despertar de una parte de la sociedad catalana, movilizada de forma clara e irreversible en defensa de sus derechos y dignidad.
El PSC ¡ªestable¡ª y los Comunes ¡ªmuy a la baja¡ª pagan el precio de sus moderantismos y/o ambig¨¹edades. Y el PP de Mariano Rajoy cosecha el peor resultado: algo que sin duda traer¨¢ consecuencias en la pol¨ªtica nacional.
Los independentistas carecen de una mayor¨ªa social desde la que legitimar la ruptura, candidatos cre¨ªbles, programas de gobierno claros o coherentes entre s¨ª y, sobre todo, de la unidad estrat¨¦gica necesaria para funcionar articuladamente. Una vez m¨¢s, la CUP, una de las fuerzas antisistema m¨¢s radicales de la Europa democr¨¢tica, tiene la llave de la mayor¨ªa absoluta. Vista la experiencia de la legislatura anterior, Puigdemont y Junqueras deben calibrar hasta qu¨¦ punto merece la pena arrojarse en sus brazos sabiendo, como se sabe, que se trata de un camino ya experimentado, sin retorno.
El PP se hunde y limita seriamente la capacidad de maniobra de Rajoy
Por otro, la peculiar situaci¨®n judicial de sus principales dirigentes ¡ªy en concreto, la dificultad de maniobra de los cinco fugados y los tres encarcelados¡ª auguran pol¨¦mica (sobre el corrimiento de nombres y otros detalles) e incertidumbre a la hora de convertir los esca?os obtenidos en esca?os efectivos. Y por tanto en la probabilidad de investir un presidente de esa orientaci¨®n tambi¨¦n real y no solo simb¨®lico.
Todo ello implica que de ninguna manera el proyecto independentista ha adquirido v¨ªa libre para retornar a la v¨ªa unilateral. Junts per Catalunya y ERC deben decidir cu¨¢nto quieren complicarse la vida, a ellos y a los catalanes, y cu¨¢nto facilitar el retorno del autogobierno, la convivencia y las empresas. Porque la independencia, entendida como proyecto de ruptura unilateral, ha fracasado, y volver¨¢ a fracasar, puesto que el Estado ya ha demostrado que sabe impedirlo, Europa lo rechaza y la econom¨ªa catalana no lo aguanta.
El Estado ha demostrado disponer de los instrumentos necesarios para impedir un desaf¨ªo de ese calibre y, no menos importante, de la legitimidad democr¨¢tica y la confianza en s¨ª mismo para aplicarlos. La comunidad internacional, en especial los socios europeos, han cerrado el paso a un proyecto como el secesionista, que adem¨¢s se ha revelado como profundamente antieuropeo. La econom¨ªa catalana no est¨¢ preparada para digerir ese shock sin hacer sufrir a los ciudadanos graves consecuencias. Y por ¨²ltimo, pero no menos importante, una vez m¨¢s el proyecto secesionista ha demostrado que aunque sea capaz de lograr mayor¨ªas de esca?os, resta y no suma desde el punto de vista ciudadano y social.
La tentaci¨®n de convertir esta mayor¨ªa absoluta en combustible para el conflicto pol¨ªtico y social est¨¢ ah¨ª. Pero lo vivido en Catalu?a en estos ¨²ltimos a?os deber¨ªa disuadir a los que quieran retomar esa v¨ªa. En su lugar, los ganadores deber¨ªan hacer algo tan sencillo como aquello para lo que todo pol¨ªtico es elegido: gobernar, desde las instituciones y dentro de la ley, a favor de la ciudadan¨ªa.
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