?Saben los gatos que es Navidad?
Estas son las segundas fiestas navide?as de 'Mia' con su familia
Hace muchos a?os, cuando todav¨ªa sal¨ªa por la noche (en la Edad de Piedra, m¨¢s o menos), volv¨ªa de una fiesta en Oviedo con mi mejor amigo. Eran los d¨ªas de Navidad. De camino hacia el barrio antiguo (f¨ªjense si hace tiempo que despu¨¦s de la fiesta todav¨ªa nos quedaban fuerzas para ir a otro bar) hicimos una parada t¨¦cnica en el parque de San Francisco. S¨ª, han acertado: necesit¨¢bamos hacer pis (hoy que soy un se?or mayor me doy cuenta de lo guarro que era entonces).
Ya saben que los hombres no solemos hablar de nuestras cosas. Que nos cuesta sacar temas serios de conversaci¨®n y hablar de nuestros problemas, vaya. Es otra de las numerosas cosas en las que nos aventajan las mujeres. Como dec¨ªa uno de los personajes de Cuatro Amigos, de David Trueba, somos m¨¢s de pensar ¡°yo a mis amigos no les cuento mis problemas, que los divierta su puta madre¡±. En Una pistola en cada mano, la pel¨ªcula dirigida por Cesc Gay, tienen, si les interesa el tema, un tratado sobre el mismo.
Pero a lo que vamos, que me l¨ªo. En un momento de la micci¨®n, mi amigo Miguel tuvo un arranque de profundidad inusitado e inesperado. All¨ª est¨¢bamos los dos, con los pies en paralelo, hablando de pijadas y con la vista puesta al frente, cuando de repente sucedi¨®. ¡°?T¨² crees que los patos saben que es Navidad?¡±, me espet¨®. Y yo, que no estaba preparado para afrontar semejante cuesti¨®n, me qued¨¦ sin palabras. Si lo piensan, es una pregunta que roza lo filos¨®fico.
Pero claro, las cosas han cambiado mucho desde entonces. Hoy, muchos a?os despu¨¦s, cuando ya casi no salgo y, si salgo, se lo cuento a todo el mundo como si fuera un h¨¦roe, soy due?o de una gata. Y la pregunta sobre sus sentimientos en Navidad me parece m¨¢s que pertinente.
Estas son nuestras segundas fiestas juntos. El a?o pasado tuve dudas sobre si llevarla conmigo o no a Oviedo. La duda se solucion¨® cuando, durante unos segundos, me la imagin¨¦ sola el d¨ªa de Nochebuena en Madrid, mirando por la ventana c¨®mo pasaba gente con gorros de Papa Noel por la calle, y oteando, en las ventanas de los edificios de enfrente, a familias cenando juntas. As¨ª que se vino conmigo. Y me alegro mucho de haberlo hecho. Daba por hecho que ella s¨ª sabe que es Navidad, y que le entrar¨ªa la melancol¨ªa al pasarla sola.
El caso es que este a?o en todas las comidas familiares ha salido el tema de los sentimientos animales en Navidad, aumentado por la presencia de Milo, un perro que se ha sumado a la familia de mi hermano. Al can, la verdad, parece que estas fechas s¨ª que le afectan un poco. No par¨® de saltar durante toda la noche intentando alcanzar la mesa. No he visto nunca nada parecido. De repente ve¨ªa su cabeza asomarse y hubiera jurado que rebotaba sobre una cama el¨¢stica (que se podr¨ªa llamar Elastic¨¢n, me parto). Aunque todav¨ªa es un cachorro, as¨ª que habr¨¢ que esperar a las pr¨®ximas fiestas para dilucidar sus sentimientos.
Con respecto a M¨ªa, dir¨ªa que, m¨¢s que darse cuenta de que es Navidad, se percata de que hay m¨¢s nervios y m¨¢s sentimiento a su alrededor. Y los animales no son tontos. De hecho, tienen el instinto muy desarrollado. Y supongo que tambi¨¦n se dar¨¢n cuenta de que algunos de sus due?os les damos un poco m¨¢s de comida, o alg¨²n premio extra, porque en el fondo es a nosotros a quien m¨¢s ilusi¨®n nos hace que compartan los sentimientos -los que sean- con nosotros.
Ayer, mientras ve¨ªa por en¨¦sima vez Love Actually, M¨ªa me miraba con cara extra?a al verme llorar como un ni?o. Se hab¨ªa tumbado a mis pies en el sof¨¢. Levant¨® la vista y me mir¨® con displicencia. Parec¨ªa que me estaba diciendo ¡°mira, era lo que me faltaba¡±. Cerr¨® los ojos y se acurruc¨® para seguir durmiendo. Navidad s¨ª. Tonter¨ªas, las justas.
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