T¨² no
Nadie te llorar¨ªa porque no habr¨ªas muerto
Si no hubieras nacido, alguien habr¨ªa dormido en la cuna que no compraron para ti, alguien se habr¨ªa sentado en el pupitre que jam¨¢s ocupaste en la clase de p¨¢rvulos y se habr¨ªa montado en la que no fue tu primera bicicleta. Alguien habr¨ªa ocupado las mesas de las oficinas en las que no trabajaste y se habr¨ªa puesto las corbatas que no te regalaron. Alguien se habr¨ªa fumado los paquetes de Camel o Marlboro que t¨² no habr¨ªas consumido y se habr¨ªa puesto aquella cazadora marr¨®n, de piel, como de piloto, que tampoco habr¨ªas comprado a plazos con tus primeros sueldos. De no haber venido t¨² a este mundo, otro se habr¨ªa puesto al volante del coche de segunda mano que nunca condujiste. Alguien habr¨ªa vivido en el apartamento al que no te mudaste al abandonar la casa de tus padres. Alguien habr¨ªa preparado espaguetis o tortillas de esp¨¢rragos en aquella cocina diminuta en la que no habr¨ªas podido practicar tus primeros sofritos. Alguien, no t¨², habr¨ªa dormido en aquella habitaci¨®n y sobre aquella cama cuyo somier sonaba cada vez que te dabas la vuelta para ¡°cambiar la pena de costado¡± (cortes¨ªa de Manuel Alc¨¢ntara). Alguien se habr¨ªa enamorado de tu mujer, y ella de ¨¦l, y se habr¨ªan ido a vivir juntos y tendr¨ªan hijos que l¨®gicamente no ser¨ªan los tuyos. Ahora mismo, en esta silla giratoria, estar¨ªa sentada una persona diferente a ti, hombre o mujer, ni idea, haciendo Dios sabe qu¨¦. T¨² no estar¨ªas, pero la silla s¨ª, las calles estar¨ªan tambi¨¦n, y los sem¨¢foros, y las moscas en el cristal de las ventanas, y los vencejos en las cornisas de los edificios. Y un d¨ªa enterrar¨ªan o incinerar¨ªan a alguien dentro del ata¨²d en el que habr¨ªas sido enterrado o incinerado t¨² de haber nacido. Nadie te llorar¨ªa porque no habr¨ªas muerto.
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