Fin de a?o

Que nos deja dos decepciones. Una, con los catalanes. Aunque el gentilicio enga?a, porque me refiero a menos de la mitad de aquellos a los que podr¨ªa aplicarse. Los decepcionados somos quienes les admir¨¢bamos con aprecio por su forma competente y productiva de ser ¡°de los nuestros¡±. Mas all¨¢ del enfrentamiento pol¨ªtico en s¨ª, es deprimente hoy comprobar su nula empat¨ªa con quienes hemos recorrido junto a ellos tanto trecho. Aunque tuvieran la raz¨®n que les falta, echar¨ªamos de menos un suspiro en la despedida y sobrar¨ªan varios relinchos de arrogancia satisfecha... Segunda decepci¨®n, la prensa europea, a la que tenemos en el altar de las admiraciones acomplejadas. De nuevo con excepciones, claro. Les hemos visto comprar sin remilgos la Catalu?a de contrachapado y purpurina de los separatistas, convertir en masacre una intervenci¨®n normalita de la polic¨ªa, sacar a Franco como a la serpiente de mar veraniega cuando faltan noticias... Y, sobre todo, no mirar por su propio patio europeo, tan amenazado como el espa?ol.

Pero tambi¨¦n deja dos alegrones. El primero, la revelaci¨®n del Rey el 3 de octubre, convertido en el comod¨ªn providencial que gan¨® la baza cuando el resto de los pol¨ªticos jugaba al descarte. Un verdadero gesto progresista, no de esos que entienden el progreso ¡ªChesterton dixit¡ª como los guardias que solo saben repetir: ¡°?Circulen!¡±, sin preocuparse de ad¨®nde va la gente. Y la gran manifestaci¨®n antiseparatista de Barcelona, s¨ª, la de las banderas. Ni de extrema derecha ni el regreso de los temidos hispanosaurios ni ¡°unionistas¡± o ¡°espa?olistas¡±, esos motes para disimular el sectarismo: sencillamente espa?oles de hoy, conscientes de la ventaja de serlo y dispuestos a defenderla y aumentarla. ?Dije dos alegrones? Pues son tres: Pablo Iglesias sigue en ca¨ªda libre... ?Feliz 2018!