Afiliaci¨®n precaria

El ¨²ltimo mes del pasado a?o ha vuelto a deparar aumentos significativos en la afiliaci¨®n a la Seguridad Social, amparados fundamentalmente en el buen comportamiento del comercio minorista. Pero no han sido tan buenos como los de diciembre del a?o pasado. Esa debilidad relativa del crecimiento de los ocupados es la nota m¨¢s inquietante, aunque no la ¨²nica, de los datos ayer conocidos, que contribuyen a que 2017 sea el mejor en el mercado laboral desde el inicio de la crisis.

Se cierra un buen a?o, con m¨¢s de 611.000 afiliados adicionales a la Seguridad Social, el m¨¢ximo en doce a?os, y un descenso de casi 290.000 parados registrados en las oficinas de empleo. Han sido ritmos de variaci¨®n mensuales muy aceptables que aportan resultados finales para el conjunto del a?o igualmente satisfactorios. El aumento hasta 18,5 millones de afiliados a la Seguridad Social es el m¨¢s favorable, dada la necesidad de fortalecer la situaci¨®n financiera que atraviesa esta instituci¨®n. Estas cifras finales no han llegado, sin embargo, a alcanzar la situaci¨®n vigente en 2007, antes del inicio de la crisis, como ha ocurrido en la mayor¨ªa de las econom¨ªas europeas.

Favorable es tambi¨¦n que ese aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social haya estado dominado por los pertenecientes al R¨¦gimen General, frente a los provenientes del autoempleo. La complacencia ha de ser menor si tenemos en cuenta la relativa debilidad de este mes de diciembre en contraste con lo ocurrido en meses anteriores y, desde luego, con los registros de diciembre de 2016. Tampoco puede decirse lo mismo en relaci¨®n a la naturaleza de los contratos de empleo suscritos, con una temporalidad elevada que no permite asentar la confianza suficiente en los empleados. En mayor medida cuando se toma en consideraci¨®n los salarios medios que siguen remunerando los nuevos empleados.

Temporalidad excesiva y salarios reducidos constituyen los exponentes de la desigual distribuci¨®n de resultados del buen comportamiento macroecon¨®mico. Se trata de algo com¨²n a muchas econom¨ªas avanzadas, pero mucho m¨¢s expl¨ªcito en la espa?ola. Los beneficios empresariales siguen creciendo a un ritmo significativamente superior al de las remuneraciones del factor trabajo. En t¨¦rminos de bienestar, la superaci¨®n de la crisis apenas se percibe en las capas menos favorecidas de la poblaci¨®n, que en el caso de Espa?a conforman una mayor¨ªa inquietante. Son tambi¨¦n las que pueden ver comprometida la cuant¨ªa de su pensi¨®n si las cuentas de la Seguridad Social no siguen, cuando menos, el ritmo de mejora observado en este a?o.

Y es en este punto, con ritmos de crecimiento de la econom¨ªa estimados para 2018 significativamente m¨¢s bajos que los del 2017, donde la preocupaci¨®n por la calidad del empleo, por la dualidad de los ocupados, se a?ade a la incapacidad de nuestra econom¨ªa para asentar un patr¨®n de crecimiento distinto. Para fundamentar su capacidad competitiva en el aumento de la inversi¨®n en activos basados en el conocimiento, propiciador de aumentos de la productividad susceptibles de alejar la precariedad laboral como rasgo dominante y la vulnerabilidad al eventual debilitamiento de los vientos de cola que han impulsado en estos a?os el crecimiento econ¨®mico.