El pr¨ªncipe de Marruecos se forma a la sombra de su padre
Moulay Hassan, de 14 a?os, adquiere cada vez m¨¢s protagonismo. Es deportista, se declara admirador de Messi y habla cuatro idiomas
El d¨ªa en que Moulay Hassan se convierta en Hassan III de Marruecos y pase a ser el decimosexto monarca de la dinast¨ªa alau¨ª ya llevar¨¢ un largo camino recorrido en su formaci¨®n como futuro rey. Este pr¨ªncipe de figura espigada empez¨® a acompa?ar a su padre en actos oficiales desde antes de cumplir los cinco. Ahora tiene 14 a?os y se le ve de forma cada vez m¨¢s frecuente junto a Mohamed VI, de 54. En 2016 acogi¨® junto al rey en Marrakech a m¨¢s de 60 jefes de Estado con motivo de la cumbre clim¨¢tica COP22. Y el mes pasado fue recibido junto al padre en el El¨ªseo por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron.
Los periodistas del semanario Paris Match para quienes la familia real ha abierto en varias ocasiones las puertas del Palacio aseguran que el trato entre el rey y su hijo es mucho m¨¢s cercano que el que manten¨ªa Mohamed VI con su padre, Hassan II, abuelo del actual pr¨ªncipe.
Moulay Hassan estudia sin salir de Palacio, en el Colegio Real, donde se form¨® su padre, en compa?¨ªa de otros cuatro alumnos escogidos entre diferentes regiones del reino. Habla ¨¢rabe, ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol. Este a?o completar¨¢ sus estudios en la Escuela Real del Aire (ERA), en Marrakech, donde recibir¨¢ cursos te¨®ricos y pr¨¢cticos. No se especializar¨¢ en aviaci¨®n sino que esa ser¨¢ solo una forma de ¡°construir su personalidad¡± y ¡°satisfacer su gran pasi¨®n¡±, seg¨²n se?alaba el pasado diciembre el semanario marroqu¨ª Al Ayam.
Mientras Mohamed VI eligi¨® la literatura en sus estudios secundarios, seg¨²n recordaba la Agencia EFE, y se especializ¨® en Derecho en la universidad, su hijo prefiere las asignaturas cient¨ªficas y t¨¦cnicas. En el plano deportivo tambi¨¦n son distintos. El rey prefiere la moto n¨¢utica y su hijo se inclina por el baloncesto, el f¨²tbol, la nataci¨®n, el esqu¨ª y la equitaci¨®n.
Le gusta el Bar?a y se declara admirador de Messi. Pero en 2014 no tuvo m¨¢s remedio que entregar a los jugadores del Real Madrid el trofeo del Campeonato del Mundo de clubes, celebrado ese a?o en Marrakech.
Entre tantas ceremonias que han marcado su formaci¨®n como futuro monarca hubo una que se grab¨® en la retina de la sociedad marroqu¨ª. Sucedi¨® en enero de 2016, durante un acto protocolario con militares televisado en directo. El pr¨ªncipe retir¨® de forma sistem¨¢tica su mano derecha cada vez que se la intentaban besar. El besamanos al futuro rey forma parte de la tradici¨®n en Marruecos. Muchos vieron en ese gesto una ruptura con los viejos tiempos, un signo de modernidad. Otros analistas, sin embargo, sacaron a la luz libros de historia donde se explicaba que su abuelo, el monarca Hassan II, ya hizo uso del mismo gesto cuando era pr¨ªncipe.
Tal vez aquellos que pretendan vislumbrar rasgos de su car¨¢cter en medio de los actos oficiales deber¨¢n esperar m¨¢s tiempo. No obstante, es cierto que su llegada al mundo ya estuvo marcada por nuevos usos y costumbres en el reino. De entrada se dio a conocer la identidad de su madre, la princesa Lalla Salma, una ingeniera inform¨¢tica. Hasta entonces, a la madre de los pr¨ªncipes se la nombraba simplemente como madre. No se conoc¨ªa ni su nombre ni su rostro. El hecho de que fuera investida como princesa tambi¨¦n supuso una ruptura en la tradici¨®n.
El nacimiento del pr¨ªncipe, el 8 de mayo de 2003, se anunci¨® en Rabat con 101 salvas de ca?¨®n y se celebr¨® con una semana de festejos oficiales. Mohamed VI concedi¨® medidas de gracia para 47.988 condenados, la mayor otorgada hasta entonces. Cuatro a?os despu¨¦s nacer¨ªa su hermana Lalla Jadiya, quien no suele aparecer en actos oficiales.
En 2004, Mohamed VI declar¨® a la revista Paris Match: ¡°Mis hermanas, mi hermano y yo fuimos educados de forma severa, con un curso escolar bastante cargado. Tambi¨¦n tuvimos una buena educaci¨®n religiosa en el colegio cor¨¢nico del Palacio. Quiero que mi hijo reciba los mismos principios b¨¢sicos¡±. No obstante, el monarca precis¨®: ¡°No desear¨ªa que ¨¦l sea forjado a mi imagen, sino que se forje su propia personalidad¡±. De momento, el pr¨ªncipe se limita a observar de cerca a su padre.
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