Atacar la desinformaci¨®n
Los Estados tienen el deber de defender la democracia frente a estos modernos ataques de bulos
La propaganda, la intoxicaci¨®n, las noticias falsas y la construcci¨®n de bulos son tan antiguas como la convivencia entre la pol¨ªtica y la informaci¨®n, pero su capacidad de multiplicaci¨®n a partir de herramientas tan poderosas como las redes sociales y el acceso casi universal a Internet las han convertido en armas de influencia masiva. Hacernos conscientes de ello y analizar f¨®rmulas para contrarrestarlas son pasos necesarios, especialmente despu¨¦s de que esas fake news impactaran en la campa?a de EE?UU o lo intentaran en Francia, Holanda, Alemania y Espa?a a trav¨¦s del conflicto con los independentistas catalanes. Para ello puede ser necesario, como ha anunciado el presidente Macron, una legislaci¨®n espec¨ªfica para combatir la sistem¨¢tica propagaci¨®n de la intoxicaci¨®n informativa con fines pol¨ªticos. Es preciso, no obstante, acometer este debate con cautela, puesto que se encuentra en los l¨ªmites de la libertad de informaci¨®n.
Macron propone poderes para que las autoridades audiovisuales eviten que las televisiones controladas por Estados extranjeros desestabilicen el pa¨ªs, una medida claramente orientada a frenar a Russia Today, reci¨¦n autorizada a operar en Francia. Sugiere tambi¨¦n m¨¢s transparencia sobre contenidos patrocinados y medidas para agilizar las decisiones judiciales en campa?a para bloquear noticias falsas.
La respuesta de Macron ante un tema que se extiende como preocupaci¨®n en las democracias requiere un an¨¢lisis cuidadoso. Las intoxicaciones no son necesariamente peores si son generadas por pa¨ªses extranjeros que si son nacionales. Tanto en EE?UU como en Espa?a hemos visto ejemplos al respecto. La informaci¨®n debe someterse a c¨®digos deontol¨®gicos y a la ley en cualquier caso, y el control de la informaci¨®n no puede atribuirse a ¨®rganos que limiten la libertad de expresi¨®n. Dentro de esos l¨ªmites, los Estados tienen por supuesto el deber de defender la democracia frente a estos modernos ataques de bulos.
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