Combatir las ¡®fake news¡¯ sin da?ar la libertad de prensa
Los editoriales de la prensa francesa muestran escepticismo frente al proyecto de ley del presidente, Emmanuel Macron, para luchar contra la propagaci¨®n de falsas informaciones
Mientras algunos dirigentes han convertido las fake news en la principal herramienta de su comunicaci¨®n pol¨ªtica, a la manera del presidente de EE UU, Donald Trump, otros, como el mandatario franc¨¦s, Emmanuel Macron, buscan combatirlas. Pero ?a qu¨¦ precio? se pregunta la prensa francesa tras el anuncio del inquilino del Eliseo de someter al parlamento un proyecto de ley para acabar ¡°con las mentiras inventadas para manchar¡± y ¡°proteger la vida democr¨¢tica¡± durante las campa?as electorales. M¨¢s all¨¢ de que ya existe una la ley en el derecho franc¨¦s para luchar contra las falsas noticias ¡ªuna ley de 1881 sobre la libertad de prensa prev¨¦ sanciones que pueden alcanzar los 45.000 euros de multa¡ª, caracterizar jur¨ªdicamente una falsa noticia sin da?ar la expresi¨®n de opiniones divergentes, e in fine la libertad de prensa, es arriesgado, destacan los editoriales.
La medida anunciada por Macron, el pasado 3 de enero durante su discurso a la prensa, menos de un mes despu¨¦s del lanzamiento del canal de televisi¨®n pro ruso Rusia Today en Francia, es para muchos observadores una advertencia dirigida al Kremlin. El presidente acus¨® a Rusia de haber difundido, durante la campa?a electoral de 2016, a trav¨¦s de RT y de la agencia rusa Sputnik, ¡°propaganda enga?osa¡± para favorecer a su rival, la ultraderechista Marine Le Pen. De hecho, la prensa no pone en cuesti¨®n la necesidad de actuar frente a la desinformaci¨®n. El debate es sobre el c¨®mo. ?Tiene el Estado legitimidad para decidir lo que es o no una falsa noticia? ?Es la v¨ªa legislativa la m¨¢s adecuada para luchar contra esa plaga o, como lo preconizan ciertos editoriales, mejorar el nivel de educaci¨®n de los ciudadanos y garantizar la perennidad de un modelo econ¨®mico que garantice la independencia de los medios es la verdadera clave?
¡°El jefe de Estado quiere ofrecer a la democracia francesa una ley sobre las fake news¡±, escribe Le Monde, con cierta iron¨ªa en su editorial. ¡°?Qu¨¦ tema m¨¢s bonito! ?Qu¨¦ hay m¨¢s leg¨ªtimo que querer combatir este fen¨®meno que, multiplicado por la potencia de Internet, pudre la vida democr¨¢tica, aniquila la credibilidad de la informaci¨®n y abusa de la credulidad de los esp¨ªritus menos informados?¡±. El diario advierte que legislar para imponer una obligaci¨®n de transparencia a las plataformas digitales ¡°sobre algo tan complejo y fluctuante¡± como las nuevas tecnolog¨ªas y sobre un tema ¡°tan crucial como el de la libertad de prensa¡± es por esencia peligroso. Para Le Monde, combatir la desinformaci¨®n tiene que pasar por la educaci¨®n y la defensa de los modelos econ¨®micos de los medios de informaci¨®n.
¡°Macron y la tentaci¨®n iliberal¡±, titula su editorial la radio p¨²blica France Inter. Seg¨²n su editorialista, Thomas Legrand, defender el derecho a una informaci¨®n de calidad, dentro ¡°de la masa de hechos inverificables, manipulados, disfrazados en periodismo¡± y que desposeen a la prensa de su papel central en el debate democr¨¢tico es una obligaci¨®n. Sin embargo, ¡°la idea de una ley, y por lo tanto, de una intervenci¨®n del Estado, ser¨¢ muy dif¨ªcil de poner en marcha dada la complejidad de encontrar la manera de certificar una informaci¨®n sin restringir la pluralidad de opiniones¡±. La referencia de Macron al concepto poco conocido de ¡°Estado iliberal¡± para designar, sin nombrarlos, a reg¨ªmenes autoritarios como los de Rusia, Hungr¨ªa o Polonia ¡ªque a pesar de haber sido elegidos democr¨¢ticamente suprimen los derechos inherentes a la democracia entre dos elecciones¡ª no termina de convencer al editorialista. ¡°Sin libertad, ni pluralismo de la prensa, sin la posibilidad de certificaci¨®n profesional de una informaci¨®n, el reino de las fake news y de las verdades alternativas nos har¨ªa tomar el camino de la democracia iliberal¡±, advierte.
El mismo escepticismo se puede leer en el art¨ªculo de opini¨®n de Pierre Baylau de la revista de centro derecha Le Point. El periodista recalca que la propagaci¨®n deliberada de falsas informaciones no solo proviene de la prensa o de Internet. ¡°Recordemos al ex secretario de Estado, Colin Powell, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, empu?ando las ¡°pruebas indiscutibles¡± de la presencia de armas de destrucci¨®n masiva en Irak. O al ex primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, presentando en el Parlamento documentos que conten¨ªan falsas informaciones¡±, cita Beylau, convencido de que Macron se equivoca al creer que la ¡°palabra oficial¡± exime a los responsables pol¨ªticos. ¡°En vez de atacar, como Don Quijote, a los molinos de viento, m¨¢s valdr¨ªa educar a los ciudadanos a discernir lo que es plausible de lo que es pura fantas¨ªa. Intervenir en la demanda m¨¢s que en la oferta¡±, concluye.
¡°Serm¨®n de Macron a los periodistas: el presidente quiere imponer distancia¡salvo cuando est¨¢n a sus pies¡±, titula Etienne Girard su columna en el semanal de izquierda Marianne. La columna de Girard se centra, sin embargo, en otro aspecto del discurso de Macron: su voluntad de distanciarse de la prensa y de la ¡°informaci¨®n de pasillo¡± ¡ªcr¨ªtica indirecta a su predecesor Fran?ois Hollande, cuya proximidad con los periodistas gener¨® pol¨¦mica¡ª. Para el periodista, el mandatario ¡°no se aplica a s¨ª mismo la rectitud que pide a los periodistas. Todo lo contrario. En repetidas ocasiones, el presidente utiliz¨® sus relaciones con la prensa para su propio inter¨¦s, favoreciendo una pr¨¢ctica complaciente del oficio period¨ªstico¡±, explica Girard antes de enumerar una serie de hechos que demostrar¨ªan la influencia ejercida por Macron sobre algunos medios.
El diario cat¨®lico La Croix, se pregunta en su editorial si es realmente necesario adoptar una nueva ley para luchar contra las fake news ya que la de 1881 dio hasta ahora resultados positivos. ¡°Habr¨¢ que observar con mucha atenci¨®n el modo en que se aplicar¨¢ para evitar que pueda ser instrumentalizada por el poder. El debate ser¨¢ vivo¡±, pronostica el director de la publicaci¨®n, Guillaume Goubert.
Por su parte, Christophe Barbier, director de la revista L¡¯ Express, firma un editorial de apoyo al proyecto del presidente franc¨¦s aunque considera que ¡°jam¨¢s una ley har¨¢ que desaparezca el crimen¡±. Barbier considera que la medida es necesaria y aboga por no limitarla a las campa?as electorales. ¡°Est¨¢ claro que Macron quiere hacer de esta ley una arma diplom¨¢tica, en particular contra Rusia y sus medios malintencionados. Y la diplomacia no solo debe actuar en periodo electoral¡±.
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