Las mujeres viven m¨¢s que los hombres hasta en las condiciones m¨¢s extremas
Las f¨¦minas de corta edad resisten mejor que los varones en momentos de hambrunas, epidemias o esclavitud, aunque no est¨¢ claro por qu¨¦
Jean Calment es la persona m¨¢s longeva de la que hay constancia. Naci¨® en 1875, conoci¨® a Van Gogh, mont¨® en bicicleta y fum¨® casi toda su vida. Cuando muri¨® en 1997, a los 122 a?os, se baraj¨® que la siguiente persona viva de m¨¢s edad era Lucy Askew, brit¨¢nica de 104 a?os. Su sexo no es casualidad. Entre los que alcanzan el siglo de edad, hay cuatro mujeres por cada hombre. Esta superioridad en la esperanza de vida se mantiene en cualquier punto del planeta. Ellas suelen vivir varios a?os m¨¢s que ellos, no est¨¢ claro por qu¨¦.
Ahora, un estudio ha analizado la tasa de mortalidad en grupos sometidos a hambrunas, epidemias y esclavitud. Sus conclusiones muestran que las f¨¦minas tambi¨¦n resisten mejor en estas horribles condiciones y destapan un hecho sorprendente. La mayor parte de la ventaja entre ellos y ellas aparece en el primer a?o de vida.
La mayor mortalidad registrada en la historia se dio en Liberia entre 1820 y 1843. El Gobierno de EE UU anim¨® a los esclavos liberados a que se marchasen a una nueva patria en ?frica. A muchos solo les esperaba la muerte. El 43% de los emigrados falleci¨® al a?o de llegar, probablemente debido a enfermedades infecciosas. En esos a?os, la esperanza de vida de un ni?o nacido en Liberia era de 1,68 a?os y la de una ni?a, de 2,23, seg¨²n el estudio, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU.
Los autores creen que esta superioridad tiene una explicaci¨®n biol¨®gica
El trabajo analiza tambi¨¦n las defunciones entre esclavos en la isla caribe?a de Trinidad (Trinidad y Tobago) a principios del siglo XIX, durante hambrunas en Ucrania en 1933, Suecia entre 1772 y 1773 e Irlanda entre 1845 y 1849, y dos epidemias de sarampi¨®n en Islandia en 1846 y 1882. Solo se contemplan casos en los que la esperanza de vida de uno o los dos sexos baj¨® de los 20 a?os. ¡°Solo hemos encontrado casos documentados del pasado porque, afortunadamente, en la actualidad es muy improbable que, incluso en las peores crisis, la esperanza de vida sea de 20 a?os o menos¡±, explica Virginia Zarulli, investigadora del Centro Max Planck de Odense (Dinamarca) y primera autora del estudio.
En casi todos los casos analizados las mujeres vivieron m¨¢s que los hombres. La ventaja va del medio a?o m¨¢s de vida en el peor de los casos (Liberia) a 3,7 a?os m¨¢s en el mejor (Irlanda). La ¨²nica excepci¨®n se da entre los esclavos de Trinidad, algo que Zarulli y su equipo atribuyen a que los hombres eran considerados m¨¢s valiosos para trabajar en el campo y por tanto se les cuidaba m¨¢s. La mayor¨ªa de la ventaja en supervivencia de las mujeres sobre los hombres se da durante el primer a?o de vida, despu¨¦s del cual las diferencias entre sexos se aten¨²an. En Liberia, Trinidad, Islandia e Irlanda ese desequilibrio en la mortalidad infantil explica hasta el 50% de toda la divergencia. En cat¨¢strofes m¨¢s recientes, como la hambruna que sigui¨® a la II Guerra Mundial en Holanda y otras registradas en Asia, se observa una ventaja similar.
¡°En condiciones normales, la mortalidad de ni?os tiende a ser mayor que la de las ni?as, por eso la proporci¨®n natural es de unos 107 ni?os nacidos por cada 100 ni?as¡±, explica Zarulli. ¡°La enorme diferencia que hemos encontrado en favor de las f¨¦minas durante las crisis es muy sorprendente. Lo que se sabe de las ¨¦pocas estudiadas es que, si hab¨ªa un trato preferencial por sexos, los machos eran los beneficiarios, por lo que es incluso m¨¢s rese?able que a pesar de una posible discriminaci¨®n las ni?as sobrevivan m¨¢s¡±, argumenta.
"Este trabajo viene a demostrar que las mujeres son el sexo fuerte, aunque tambi¨¦n sufren m¨¢s achaques a edades avanzadas
Los autores creen que esta superioridad tiene una explicaci¨®n biol¨®gica. En condiciones de vida? similares, las f¨¦minas siempre viven m¨¢s, como han demostrado varios estudios, incluido uno entre monjes y monjas de clausura en Bavaria (Alemania), estas con una ventaja de hasta un a?o de vida m¨¢s. Entre la mayor¨ªa de mam¨ªferos, incluidos los primates, tanto salvajes como en cautividad, las hembras tambi¨¦n viven significativamente m¨¢s tiempo. Las hormonas sexuales pueden ser parte de la explicaci¨®n, se?ala el estudio. Los estr¨®genos femeninos son antiinflamatorios y protegen el sistema circulatorio, mientras la testosterona est¨¢ asociada a una mayor mortalidad por algunas enfermedades. Los estr¨®genos fortalecen el sistema inmune, mientras la testosterona y la progesterona parecen hacer lo contrario. La incidencia de infecciones es menor entre mujeres que hombres (la mayor¨ªa de las muertes en las poblaciones analizadas pueden achacarse a la disenter¨ªa, la inanici¨®n y la diarrea). Junto a estos factores biol¨®gicos hay otros sociales que han venido ayudando al sexo femenino, como que ellas fuman, beben y se drogan menos, conducen de forma menos temeraria, cuidan m¨¢s su alimentaci¨®n y tienen menos comportamientos arriesgados.
¡°El hecho de que entre beb¨¦s, cuando las diferencias de comportamiento son m¨ªnimas, las ni?as sobreviviesen mucho m¨¢s parece apuntar que la ventaja femenina tiene unas ra¨ªces biol¨®gicas bien asentadas¡±, opina Zarulli. ¡°A riesgo de simplificar demasiado, podemos ver f¨¢cilmente c¨®mo, para sobrevivir, una tribu imaginaria necesita solo unos cu¨¢ntos hombres, pero muchas m¨¢s mujeres. Un solo hombre puede tener muchos hijos, pero el n¨²mero de beb¨¦s que puede criar una mujer es limitado¡±, se?ala.
Si se hubieran tenido en cuenta no s¨®lo los nacimientos, sino las concepciones, algo complicado de encontrar en los registros, la superioridad femenina ser¨ªa incluso mayor, pues ¡°por cada 100 hembras se conciben unos 160 varones¡±, explica Diego Ramiro, dem¨®grafo del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. ¡°Este trabajo? viene a demostrar que las mujeres son el sexo fuerte, aunque debido a que viven m¨¢s tambi¨¦n sufren m¨¢s achaques¡±, a?ade.
Los dos investigadores que han dirigido la investigaci¨®n, Kaare Christensen, de la Universidad del Sur de Dinamarca, y James Vaupel, fundador del Centro Max Planck de Investigaci¨®n Demogr¨¢fica en Rostock (Alemania), llevan a?os estudiando los fundamentos biol¨®gicos del envejecimiento y los l¨ªmites de longevidad humana. Seg¨²n Vaupel no hay l¨ªmite de edad establecido para nuestra especie ¡ªuna declaraci¨®n discutida por otros expertos¡ª y es de esperar que se sigan ganando 10 a?os de esperanza de vida cada 40 a?os. Si esto es cierto, es de esperar que las mujeres seguir¨¢n llevando ventaja durante mucho tiempo.
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