Cuando el medio es noticia, para mal

?C¨®mo llega un medio de comunicaci¨®n a convertirse en noticia? Ya saben, ese acontecimiento imprevisto y relevante que perturba la uniforme normalidad de la vida p¨²blica. ?Y c¨®mo es que ese medio se acaba erigiendo en supervisor de lo que otros informan de ¨¦l? Como TV3 no ha sido en el esc¨¢ndalo de los Pujol ¡ªni en ning¨²n otro en 30 a?os¡ª lo que The Washington Post fuera en el Watergate, no parece que haya acabado siendo noticia por su sagacidad informativa. No, ha acabado siendo noticia por imitaci¨®n: por imitaci¨®n del an¨®malo entorno institucional y pol¨ªtico en que se desenvuelve, cuya cotidianidad ha consistido en los ¨²ltimos a?os, desde que ech¨® a andar el proc¨¦s, en la ruptura sobresaltada ¡ªy por tanto noticiable¡ª de aquella normalidad de la vida p¨²blica.

Y es que el entorno pol¨ªtico e institucional al que imita y con el que se mimetiza TV3 no ha sido otro que el de la subversi¨®n de las reglas que legitiman la propia existencia de las instituciones, de manera que, as¨ª como ¨¦stas llevaban a?os desacatando a quien les hab¨ªa de controlar y supervisar, los tribunales ordinarios o el Constitucional, la televisi¨®n p¨²blica catalana lleva a?os desentendi¨¦ndose de la norma que legitima su existencia, si bien ante la complacencia de quien la ha de supervisar: el Consejo del Audiovisual de Catalu?a (CAC). Un ¨®rgano que asumi¨® separadamente del resto de Espa?a una funci¨®n de fiscalizaci¨®n que en otro caso corresponder¨ªa a la Comisi¨®n Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ¡ªencargada de las telecomunicaciones¡ª, integrada mayoritariamente por ex altos cargos nacionalistas, y donde el voto de calidad de su presidente hace que, por ejemplo, se apruebe un informe que concluye que TV3 (que a despecho de la prohibici¨®n del Tribunal Constitucional sigui¨® emitiendo anuncios llamando a la participaci¨®n en el refer¨¦ndum ilegal del 1 de octubre) fue la cadena que ofreci¨® ¡°mayor pluralidad¡± al informar sobre dicho acontecimiento, compar¨¢ndola con los medios audiovisuales de ¨¢mbito nacional, sobre los que el CAC no tiene competencia alguna de supervisi¨®n.

Una de las funciones del CAC es supervisar el cumplimiento de las misiones que la ley impone a los medios audiovisuales dependientes de la Generalitat. ?Y cu¨¢l es legalmente una de esas misiones? El impulso del conocimiento y el respeto de los valores y los principios contenidos en la Constituci¨®n espa?ola y en el Estatut. ?C¨®mo no va a ser noticia TV3, si en uno de sus programas se quem¨® un ejemplar de esa Constituci¨®n cuyo conocimiento y respeto debe impulsar? Un ¡°acto humor¨ªstico¡± seg¨²n el CAC. ?C¨®mo no va a ser noticia si priva a la audiencia del discurso navide?o del Rey al tiempo que emite el de Carles Puigdemont, pr¨®fugo de la justicia encausado por, entre otros, el delito de intentar derogar a las bravas la Constituci¨®n cuyo respeto debe impulsar? ?No es noticiable que el legalmente cesado y pr¨®fugo se presente en TV3 como ¡°leg¨ªtimo president de la Generalitat en el exilio¡±?

El CAC dispone de entre 50 y 70 personas, mientras que la CNMC cuenta con unas 17 para cumplir funciones muy similares en el ¨¢mbito nacional, desproporci¨®n que quiz¨¢ explique que el CAC emita informes sobre el pluralismo pol¨ªtico en TVE, Cuatro, Telecinco o La Sexta, y que TV3 (con tanta platilla como Canal Sur, ETB y Telemadrid juntas), por imitaci¨®n otra vez, exija a otros medios que difundan su propia visi¨®n de su desempe?o informativo.