Mientras Alemania dorm¨ªa
La inseguridad pol¨ªtica que enfrenta hoy el pa¨ªs puede ser lo que necesita para generar nuevas ideas y voces que abran un mejor futuro
Poca gente fuera de Alemania conoce la caricatura que muchos alemanes tienen de s¨ª mismos. Lejos del mat¨®n agresivo de la propaganda b¨¦lica del siglo XX, el ingeniero perfeccionista de los anuncios de autom¨®viles de Madison Avenue o el sabelotodo de la pantalla grande que sigue minuciosamente cada regla, muchos alemanes se ven a s¨ª mismos como un dormil¨®n en pijamas. Algunas veces sosteniendo una vela, este alem¨¢n es un personaje ingenuo y solitario, abrumado por el ruido del mundo a su alrededor.
No es una figura nueva. Por el contrario, se populariz¨® en el siglo XIX como ¡°Der deutsche Michel¡± o ¡°el Michel alem¨¢n¡±, un personaje cuya perspectiva limitada le hace despreciar las grandes ideas, evitar el cambio y aspirar solo a una vida decente, tranquila y c¨®moda.
Pero Michel viene de regreso¡ ?Y qui¨¦n podr¨ªa culparlo? Alemania tiene una industria floreciente, casi pleno empleo, salarios en ascenso y sindicatos satisfechos. La crisis financiera hace mucho que est¨¢ olvidada, los presupuestos p¨²blicos est¨¢n bajo control y la entrada de inmigrantes en 2015 se ha gestionado relativamente bien.
Las malas noticias, como los esc¨¢ndalos industriales (pi¨¦nsese en lo ocurrido en Volkswagen), las bancarrotas de aerol¨ªneas y los proyectos de infraestructura postergados una y otra vez, poco amortiguan la sensaci¨®n general de seguridad y bienestar que disfrutan los Micheles de Alemania. Pareciera que la ¨²nica amenaza real es el mundo al exterior de sus fronteras.
Asuntos menores nos distraen de problemas mayores como el euro, la seguridad, la migraci¨®n, la infraestructura y la tributaci¨®n
En este sentido, las elecciones del oto?o pasado se ajustaban mucho a los Micheles alemanes. ¡°Un pa¨ªs donde vivir bien y felices¡±, el eslogan de campa?a de la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel resonaba en ellos, igual que los mensajes provincianos y casi vac¨ªos de sus partidos rivales. Con la excepci¨®n del derechista y populista Alternative f¨¹r Deutschland (AfD), los partidos mostraron un mon¨®tono civismo y una aceptaci¨®n adormecida del consenso que pacific¨® al electorado.
Tras las elecciones comenz¨® el verdadero politiqueo, pero incluso entonces se hicieron esfuerzos por ocultarlo a los Micheles alemanes. En efecto, aunque las autoridades de los partidos llevaban ejerciendo sus cargos hac¨ªa ya un tiempo, esperaron a los resultados electorales antes de poner sus cartas sobre la mesa, e incluso entonces fue con las puertas cerradas, y tan bien gestionadas que crearon la ilusi¨®n de que las ¡°Sondierungsgespr?che¡± (es decir, las conversaciones preparatorias entre las autoridades de los partidos) eran pol¨ªticamente inofensivas.
Pero la clase pol¨ªtica alemana, como sus Micheles comunes y corrientes, se niega a aceptar la realidad. Todo apunta a una seria carencia en la pol¨ªtica alemana, desde las sopor¨ªferas elecciones federales, la ruptura de las negociaciones de coalici¨®n entre la CDU, su partido hermano Uni¨®n Social Cristiana (CDU), los Verdes y los Liberal Dem¨®cratas (FDP), hasta la t¨ªmida danza entre la CDU y el Partido Socialdem¨®crata (SPD).
La verdad es que las diferentes plataformas partidarias, que se supon¨ªa deb¨ªan informar al electorado y ofrecer una base para las conversaciones de coalici¨®n, revelan una impactante falta de imaginaci¨®n y carencia de nuevas ideas. Asuntos de segundo orden se presentan como l¨ªneas rojas, con temas principalmente t¨¦cnicos tomando la centralidad; por ejemplo, las reuniones de familia de los refugiados, un nuevo plan de salud que nadie pidi¨® (B¨¹rgerversicherung), o el papel del gobierno federal en la financiaci¨®n de la educaci¨®n.
No se han implementado reformas de mayor calado en Alemania desde Schr?der en los a?os 2000
Si se considera el estado de Europa y el mundo (y las esperanzas que muchos extranjeros tienen en el liderazgo alem¨¢n), son asuntos que parecen m¨¢s bien marginales. Pero el verdadero problema es que son distracciones de problemas mayores, como por ejemplo el euro, la seguridad y defensa, la migraci¨®n, la infraestructura y la tributaci¨®n.
Careciendo de toda visi¨®n pol¨ªtica de avanzada, los pol¨ªticos alemanes han degenerado en maniobras t¨¢cticas por parte de los actores m¨¢s establecidos. La CDU, en una Guerra de las Rosas con la CSU, no puede vivir sin Merkel ni con ella, mientras que el SPD siente inseguridad de s¨ª mismo y teme seguir declinando pol¨ªticamente. Nada de esto pinta bien para un pa¨ªs cuyo parlamento ya ha visto disminuidos sus poderes despu¨¦s de que estos tres partidos, en un gobierno de coalici¨®n de ocho a?os de duraci¨®n, marginara a la oposici¨®n y no lograra formar nuevos cuadros de liderazgo.
Los acuerdos de coalici¨®n en Alemania siempre han sido complicados documentos de naturaleza cuasicontractual. Y existe una creciente tendencia a planificar cuatro a?os de gobierno, en los que las autoridades usan los periodos legislativos no para debatir leyes, sino para promulgar pol¨ªticas acordadas previamente.
M¨¢s a¨²n, no se han implementado reformas de mayor calado en Alemania desde los a?os 2000, cuando el canciller Gerhard Schr?der impuls¨® las reformas del mercado laboral. En m¨¢s de una d¨¦cada, bajo los gobiernos de Merkel no se han siquiera propuesto reformas de vanguardia del calibre de la Agenda 2010 de Schr?der.
La CDU/CSU y el SPD est¨¢n negociando una gran coalici¨®n que mantendr¨ªa a Alemania m¨¢s o menos en el mismo camino que ha seguido durante los ¨²ltimos ocho a?os. El acuerdo de 28 p¨¢ginas que har¨¢ posibles conversaciones formales para ese fin es excesivamente detallado, tecnocr¨¢tico y sin ambiciones, y carece de visi¨®n.
Por consiguiente, no debe sorprender el que a pesar de que los negociadores de la CDU/CSU y el SPD hayan saludado el trato como un avance, muchos (especialmente en el SPD) est¨¢n descontentos con el resultado, y algunos llaman a renegociar. El SPD debe decidir en su congreso partidario que se ha de realizar este fin de semana si unirse a otro gobierno de coalici¨®n que promete m¨¢s de lo mismo o pasar a la oposici¨®n, lo que probablemente generar¨ªa nuevas elecciones.
Pero hay otra opci¨®n que muchos han ignorado: un gobierno de minor¨ªa encabezado por la CDU, con Merkel como canciller. Libre de asfixiantes acuerdos de coalici¨®n con un SPD reluctante o un FDP con calculadora en mano, Merkel podr¨ªa escoger a su gabinete bas¨¢ndose en atributos de competencia y visi¨®n, m¨¢s que en la pol¨ªtica partidista. Hasta podr¨ªa nombrar ministros de otros partidos.
Lo m¨¢s importante es que Merkel al fin podr¨ªa encarar los asuntos de peso que han quedado en la acera en los ¨²ltimos a?os y que la actual coalici¨®n defiende solo de palabra. Significa cooperar con el presidente franc¨¦s Emmanuel Macron para hacer avanzar el proyecto europeo, modernizar el sistema de administraci¨®n p¨²blica alem¨¢n, preparar la fuerza de trabajo para la digitalizaci¨®n y enfrentar los problemas relacionados con la inmigraci¨®n.
El parlamento es parte integral para el ¨¦xito en cualquiera de estos frentes. Los partidos tradicionales deben abrazar el tipo de debate abierto y constructivo que nutri¨® a la democracia parlamentaria en los a?os iniciales de la Rep¨²blica Federal, en lugar de mantenerse centrados en t¨¢cticas pol¨ªticas.
Puede que Michel prefiera las modestas iniciativas pol¨ªticas y la gradualidad que han caracterizado a las canciller¨ªas de Merkel. Pero un gobierno de minor¨ªa obligado a crear coaliciones de los dispuestos a enfrentar los problemas cr¨ªticos que afectan a Alemania y Europa podr¨ªa salir de las limitaciones de las expectativas de Michel, liberando a la pol¨ªtica alemana de las t¨¢cticas de partidos y permitiendo emprender reformas reales y muy necesarias. En otras palabras, el m¨®dico precio de la inseguridad pol¨ªtica que enfrenta hoy Alemania puede ser justo lo que necesita para generar nuevas ideas y voces que abran un mejor futuro.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen
Helmut K. Anheier es Presidente y Profesor de Sociolog¨ªa de la Escuela Hertie de Gobierno en Berl¨ªn.
Copyright: Project Syndicate, 2018. www.project-syndicate.org
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