Rajoy, en cuesti¨®n
La habitual inacci¨®n del presidente no es suficiente esta vez
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?Las investigaciones de las tramas de corrupci¨®n que afectan al PP empiezan a encontrar terrenos m¨¢s s¨®lidos para los jueces y m¨¢s cenagosos para el presidente, Mariano Rajoy. Tras la reciente incautaci¨®n de 5,4 millones de d¨®lares en met¨¢lico en Colombia de supuestas comisiones a Ignacio Gonz¨¢lez, expresidente de la Comunidad de Madrid, el foco se coloca ahora sobre otro expresidente popular, el de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps. Sin olvidar a Jaume Matas (Baleares), a Pedro Antonio S¨¢nchez (Murcia) y decenas de personas vinculadas al PP implicadas en los casos B¨¢rcenas, G¨¹rtel, P¨²nica, Lezo y otros.
La corrupci¨®n en los Gobiernos, Ayuntamientos y sedes del PP se hab¨ªa convertido en los ¨²ltimos a?os en un rosario de casos que Rajoy iba sorteando con evasivas, con esperas, con supuestas reformas de regeneraci¨®n y promesas de limpieza, pero lo cierto es que el salto que est¨¢n dando las investigaciones una vez que ha llegado el tiempo judicial ¡ªpor necesidad m¨¢s lento que el de la presi¨®n ciudadana¡ª apunta a un cerco que tambi¨¦n rodea pol¨ªticamente al presidente.
El jefe de Gobierno ha sido desde 2004 presidente de un Partido Popular bien dopado para las campa?as electorales. Los esc¨¢ndalos engloban desde la destrucci¨®n del ordenador de B¨¢rcenas en el que se guardaba la supuesta contabilidad B del partido hasta la financiaci¨®n ilegal en Valencia o el reparto de prebendas en distintos lugares. Las conversaciones que forman parte de las escuchas judiciales son obscenas. La coincidencia con un acontecimiento de gravedad excepcional como el desaf¨ªo separatista catal¨¢n, la crisis en que se ha sumido la oposici¨®n de izquierda y el propio hartazgo motivado por el efecto repetici¨®n han permitido a Rajoy sobrevivir al tsunami que devoraba a personas tan pr¨®ximas a ¨¦l como Camps y el propio B¨¢rcenas. Pero no est¨¢ escrito cu¨¢nto tiempo m¨¢s podr¨¢ permanecer inc¨®lume. El Consejo de Europa le record¨® en fecha reciente al Gobierno que ha incumplido sus compromisos de prevenci¨®n de la corrupci¨®n. La sentencia del caso Palau, adem¨¢s, ha terminado de enviar a la trastienda pol¨ªtica a Artur Mas, quien ten¨ªa responsabilidades en Conv¨¨rgencia y en la Generalitat en los tiempos de la financiaci¨®n ilegal, a pesar de que ¨¦l est¨¦ limpio de cargos judiciales. Una intensa se?al en el camino, consecuencia de que vigilar la limpieza de un partido y de las administraciones que gobierna es tambi¨¦n responsabilidad de sus dirigentes.
La rutina de la corrupci¨®n que est¨¢n exhibiendo los juicios coincide adem¨¢s con la percepci¨®n de agotamiento del liderazgo de Rajoy que se empieza a vislumbrar en su partido. La enorme p¨¦rdida de votos en Catalu?a y el ascenso de Ciudadanos como el partido que ha capitalizado el hartazgo del proc¨¨s han sembrado la preocupaci¨®n en el PP. El partido parece paralizado en la gesti¨®n y deja pasar el tiempo sin cumplir compromisos como una propuesta de financiaci¨®n auton¨®mica o una ley educativa, sin afrontar retos como la sequ¨ªa o sin desarrollar pol¨ªticas sociales y de crecimiento una vez abandonada la crisis. Los presidentes auton¨®micos se incomodan. Y el habitual recurso de Rajoy a la inacci¨®n hasta que desaparezcan los problemas puede, en suma, no ser suficiente esta vez.
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