Andr¨¦s Trapiello, la intimidad del novelista

EL ESCRITOR Andr¨¦s Trapiello (Manzaneda de Tor¨ªo, 1953) creci¨® rodeado de mastines en una casa de labranza de su Le¨®n natal. Desde entonces, estos perros han sido una constante en su vida. ¡°Me he acostumbrado a ellos¡±, dice el autor, que acaba de publicar Mundo es, una nueva entrega de su diario Sal¨®n de Pasos Perdidos. Durante los ¨²ltimos decenios ha tenido varios en su casa de campo de Extremadura. De todos, Mora fue la m¨¢s importante. La criaron desde cachorra hasta que a los nueve a?os tuvo un tumor. ¡°Creo que sab¨ªa que iba a morir. El modo en que lo afront¨® fue ejemplar para la familia y lo cont¨¦ en mi libro Apenas sensitivo¡±.

En su casa de campo, convive con dos perras y dos gatos, Benito y Pantone. Los felinos son cari?osos con su due?o, pero reh¨²yen a sus compa?eras caninas. ¡°Se llevan bien, pero de lejos¡±. La veterana, Rita, va siempre con un palo en la boca. ¡°Como si fumase un puro, por eso la llamamos Sa-Rita ?Montiel¡±, r¨ªe Trapiello, de 65 a?os. La otra se la regal¨® en 2016 un amigo criador de mastines. ¡°Cada a?o dan los nombres por una letra o motivo. Como naci¨® en el cuarto centenario de la muerte de Cervantes, la llamaron Quijana¡±, explica.

Su infancia rural le ha hecho entender la relaci¨®n con los animales ¡°sin esa tonter¨ªa que hay con las mascotas urbanas¡±. ¡°No hay que proyectar necesidades humanas sobre ellos, ni meterlos en casa para quererlos y cuidarlos. Respeto la libertad de culto y entiendo que haya quien los meta en su cama, pero yo prefiero dormir con mi mujer¡±.