La pregunta del marciano
?Qu¨¦ le pasa a un pa¨ªs cuando consume tantas energ¨ªas pol¨ªticas en subrayar lo obvio?
Cuando la realidad adquiere dosis grotescas, no faltan elementos a?adidos que dificultan, a¨²n m¨¢s, un relato ordenado y coherente de lo que ocurre. Entonces, la tentaci¨®n de recurrir a lo obvio puede conducirnos a situaciones a las que solo un marciano, que carezca de las referencias b¨¢sicas que ordenan nuestro sistema pol¨ªtico, podr¨ªa encontrarle algo de sentido a la situaci¨®n. Pues bien, creo, honestamente, que la actualidad pol¨ªtica espa?ola brinda claves para encajarla en una situaci¨®n como la descrita. Desde Davos a Bruselas, pasando por Valencia y Madrid. Vayamos por partes.
El Rey ha intervenido, por primera vez, en el Foro de Davos. Con su discurso ha subrayado la importancia de preservar la ley como pilar de la democracia. Si no fuera por el contexto particular que vive Espa?a, resultar¨ªa rid¨ªculo poner en boca del jefe de Estado algo tan obvio como que la Constituci¨®n no es un adorno. Efectivamente, no lo es. Nuestra Constituci¨®n, lejos de ser un objeto decorativo, es una norma que obliga a ciudadanos y poderes p¨²blicos; y, como tal, contiene los derechos, las obligaciones y los principios que vertebran la convivencia entre quienes, voluntariamente, hemos decidido compartir un proyecto de pa¨ªs. Pero ?qu¨¦ le pasa a un pa¨ªs cuando tiene que consumir tantas energ¨ªas pol¨ªticas en subrayar lo obvio? Sin restar importancia al discurso del Rey, quiz¨¢s la cuesti¨®n no est¨¦ en recurrir a la Corona para afirmar ante el mundo aspectos b¨¢sicos que conforman la teor¨ªa sobre la que se asienta el Estado de derecho. Es probable que nuestra fortaleza como pa¨ªs pase, m¨¢s bien, por ofrecer una respuesta jur¨ªdica y pol¨ªtica lo suficientemente articulada como para afrontar con garant¨ªas de ¨¦xito los problemas que dificultan nuestra convivencia. No es ¨¦sta, con todo, la tarea que corresponde dise?ar al jefe de Estado de una monarqu¨ªa parlamentaria como la nuestra.
Paralelamente a lo que ocurr¨ªa en Davos, Bruselas tambi¨¦n es objeto de inter¨¦s para los espa?oles y no solo porque en dicha ciudad tienen su sede las principales instituciones de la UE. As¨ª, desde que Puigdemont huy¨® de Espa?a y se instal¨® en B¨¦lgica, la capital europea forma parte de la escenograf¨ªa singular de una parte de la realidad pol¨ªtica catalana y, en suma, tambi¨¦n espa?ola. Desde este planteamiento, hay que interpretar el simb¨®lico del desplazamiento del president del Parlament a Bruselas con el fin de plantear un debate de investidura con Puigdemont como candidato. M¨¢s all¨¢ de si tal debate podr¨¢ finalmente llevarse a t¨¦rmino con ¨¦xito, el presidente del Parlament ha dado cumplimiento as¨ª a lo que entiende que es la voluntad de la mayor¨ªa del Parlamento catal¨¢n. Nadie detalla, sin embargo, c¨®mo podr¨¢ desarrollarse una sesi¨®n de investidura con un candidato huido que, si regresa, ser¨¢ detenido en los t¨¦rminos anunciados por miembros del ejecutivo.
Davos y Bruselas. Dos escenarios distintos, dos problemas relacionados. Mientras tanto, en Espa?a la justicia hace su trabajo en las causas abiertas por financiaci¨®n ilegal del PP y el presidente del Gobierno ¡ªsin apoyos para aprobar los Presupuestos y sin nada que decir sobre Catalu?a¡ª deja clara su voluntad de concurrir a un tercer mandato. En este contexto, ni siquiera nuestro particular marciano renunciar¨ªa a formular la siguiente cuesti¨®n: se?or Rajoy, ?podr¨ªa explicar para qu¨¦?
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