Jueces pol¨ªticos
La imagen que nos deja el sistema es la de un equilibrio imperfecto de intereses cruzados que valdr¨ªa la pena reconsiderar. Y reformar
A veces da la impresi¨®n de que en Espa?a conviven dos sistemas judiciales distintos. En la base, un nutrido (y probablemente mayoritario) grupo de jueces y fiscales cumple d¨ªa a d¨ªa con su tarea de manera diligente y aut¨®noma. Lo hace tanto en asuntos que caen fuera de la atenci¨®n p¨²blica como en algunos que lo acaparan, particularmente aquellos relacionados con la corrupci¨®n o, m¨¢s recientemente, con Catalu?a. Pero en todos esos frentes abundan tambi¨¦n los ejemplos de decisiones judiciales que van de lo curioso y pol¨¦mico a lo inexplicable, o incluso a la prevaricaci¨®n. ?Qu¨¦ justicia tenemos? ?La independiente e implacable, o la sesgada y politizada?
La respuesta es que probablemente tenemos las dos. En cierta manera, una persona que desee hacer carrera en la judicatura espa?ola puede escoger entre dos caminos alternativos. El virtuoso se basa en m¨¦ritos, criterio aut¨®nomo y credibilidad ganada decisi¨®n tras decisi¨®n. No son pocos quienes lo transitan, al contrario. Pero hay otro, que a veces parece llevar m¨¢s lejos, y que pasa por la connivencia con los (viejos) partidos.
La politizaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial, as¨ª como de los Tribunales Superiores de las distintas comunidades aut¨®nomas (y, para algunos expertos, tambi¨¦n del Tribunal Supremo), ilumina esta segunda ruta. Que algunos tambi¨¦n deciden tomar.
Sin embargo, el poder de jueces y fiscales para actuar sobre su contraparte legislativa y ejecutiva es real. La cadena de transmisi¨®n de lo pol¨ªtico a lo jur¨ªdico no es necesariamente directa ni tiene una sola direcci¨®n. Es decir, no hablamos de una subordinaci¨®n plena, ni mucho menos, o el camino virtuoso sencillamente no existir¨ªa.
Como resultado, el modelo de contaminaci¨®n entre ramas de poder que caracteriza a Espa?a se parece al de jueces (y fiscales) metidos a pol¨ªticos; bien por creencia, bien por aspiraciones, y muchas veces por ambas, la imagen que nos deja el sistema no es tanto la de individuos sometidos a un poder ejecutivo inaguantable como la de un equilibrio imperfecto de intereses cruzados que valdr¨ªa la pena reconsiderar. Y reformar. @jorgegalindo
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