Estocada al 'proc¨¦s'
El dictamen constitucional acelera el final del reto de Puigdemont
El dictamen del Tribunal Constitucional, que no anula la sesi¨®n de investidura de Puigdemont pero le obliga a presentarse ante el Parlament, inflige una severa derrota al independentismo. El expresidente no podr¨¢ ser investido sin la pertinente autorizaci¨®n judicial, aunque comparezca personalmente en la C¨¢mara, si est¨¢ vigente una orden judicial de busca y captura e ingreso en prisi¨®n. Es decir, el Alto Tribunal acepta al candidato Puigdemont, pero le aboca a la derrota y obliga al proc¨¦s a mostrar sus cartas enfrent¨¢ndose ya a la realidad. La del Constitucional es una decisi¨®n inteligente y l¨®gica. Considera que no es legal ni la participaci¨®n telem¨¢tica ni por delegaci¨®n de Puigdemont en la sesi¨®n de investidura. En ello ha coincidido, cabe recordar, con la opini¨®n de los letrados del propio Parlamento catal¨¢n.
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El independentismo cae en su propia trampa. El golpe de efecto pretendido por el presidente del Parlamento catal¨¢n, Roger Torrent, el pr¨®ximo martes es un error pol¨ªtico que probablemente se le volver¨¢ en contra. Mantener como candidato a Puigdemont puede derivar el martes en una sesi¨®n ¡ªuna m¨¢s¡ª tumultuosa e ilegal (y anulada) que volver¨¢ a da?ar las instituciones catalanas y que no obtendr¨¢ m¨¢s que la reprobaci¨®n en las democracias europeas, donde Carles Puigdemont es visto ya como un exc¨¦ntrico personaje cuya campa?a de desprestigio hacia Espa?a carece de toda credibilidad.
La anulaci¨®n de la candidatura de Puigdemont habr¨ªa dejado al Parlamento catal¨¢n en un limbo legal y habr¨ªa otorgado m¨¢s tiempo de inquietud, siempre tan bien aprovechado por el independentismo, para mantener su estrategia desestabilizadora. Ahora, el tiempo apremia. Si quiere gobernar Catalu?a, como le corresponde, no tiene m¨¢s que renunciar a un candidato acusado de graves delitos contra el Estado y proponer a otro. Tiene experiencia en ello. Alegar que solo Puigdemont puede ser investido por ser el elegido del ¡°pueblo de Catalu?a¡± es un argumento torticero. Este eligi¨® en 2015 a Artur Mas (cabeza, entonces s¨ª, de la lista m¨¢s votada) y los suyos le descabalgaron para dar satisfacci¨®n al grup¨²sculo anticapitalista de la CUP, nombrando en su lugar justamente a Puigdemont.
La determinaci¨®n debe seguir presidiendo los pr¨®ximos movimientos del constitucionalismo. El Gobierno ten¨ªa la obligaci¨®n de intentar parar la investidura. La destituci¨®n, una vez nombrado aun ilegalmente Puigdemont, siempre ser¨¢ m¨¢s traum¨¢tica, pero contemplar el espect¨¢culo del martes sin que el Ejecutivo hubiera movido ficha no se habr¨ªa entendido. Se requiere mantener la unidad, como ayer pidi¨® Ciudadanos, y mucha templanza para no dejarse perturbar por los tacticismos y fraudes del secesionismo.
Los ciudadanos de este pa¨ªs tienen ahora claro que un pu?ado de pol¨ªticos dispuestos a vulnerar la ley no pueden hacer explosionar sus instituciones democr¨¢ticas. El Constitucional ha demostrado su car¨¢cter garantista y ha funcionado como una bien engrasada pieza del Estado. Muestra el camino a seguir bajo el imperio de la ley. El secesionismo unilateral de Carles Puigdemont y los suyos es un callej¨®n sin salida.
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